El ministro en visita Mario Carroza dictó condena por el homicidio Juan Espinoza Parra, ocurrido el 29 de diciembre de 1983 en la comuna de Quinta Normal, región Metropolitana. El magistrado condenó a los ex agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI) Luis Arturo Sanhueza Ross, Jorge Ramírez Romero y Aquiles González Cortés a la pena de 5 años y un día de presidio como responsable del homicidio antes señalado.
En el aspecto civil se condenó al Fisco a pagar la suma de $ 40.000.000 (cuarenta millones de pesos) para Lautaro Espinoza Millar, hijo de la víctima y $ 15.000.000 (quince millones de pesos) para Ema Millar Gutiérrez, viuda de la víctima.
La investigación del magistrado logró determinar que:
«El día 29 de diciembre de 1983, alrededor de las 20:00 horas, agentes de la Agrupación Azul de Central de Informaciones (CNI), como resultado de seguimientos efectuados a un militante del MIR, Juan Elías Espinoza Parra, conocido operativo como «Yuri», con ingreso clandestino al país en el contexto de la Operación Retorno, logran situarlo en el sector de Andres con General Barbosa en la comuna de Quinta Normal, y forjan un operativo para intentar detenerle, pero antes de que ello ocurra, Espinoza Parra se da cuenta de la presencia de los agentes e intenta huir, pero estos para evitarlo le disparan y logran abatirlo, sosteniendo posteriormente ante la justicia militar que la muerte de Espinoza Parra se debió a un enfrentamiento armado.
Sin embargo, los indicios que la Brigada de Homicidios encuentra en el sitio del suceso, consistentes en un arma, proyectiles y vainillas, al ser periciados por el Laboratorio de Criminalística, demostraron que el arma que presumiblemente portaba la víctima el día de los hechos y con la cual se habría resistido, encontrada cerca de su cuerpo una vez que es abatido, no correspondía a ninguno de los proyectiles ni vainillas encontradas en el lugar de los hechos, y por otro lado, el cuerpo de Espinoza Parra, presentaba al momento de efectuársele la autopsia un total de quince perforaciones de bala, que evidencian no solo la inexistencia de un enfrentamiento sino que los agentes al dispararle se aseguraron de no correr ningún riesgo que pudiera provenir de una reacción defensiva de Espinoza Parra, con la indudable intención de causarle la muerte».
Juan Elías Espinoza: Bolero de un sueño frustrado
por Carmenluz Valdés R.(*)
Nombre: Juan Elías Espinoza Parra
Lugar y fecha de nacimiento: Concepción, 14 de enero de 1947
Especialidad: Periodista, estudió en la Universidad de Concepción y en Alemania.
Lugar y fecha de muerte: Santiago, 29 de diciembre de 1985, en un falso enfrentamiento.
Actividades: Presidente del centro de alumnos de Periodismo en Concepción y militante del MIR, trabajó como gráfico independiente. Retornó del exilio en Alemania, en 1981.
Juan Elías Espinoza Parra, para algunos Agapo y para otros Mao, perteneció a la generación que quiso revertir la injusticia social e impulsar cambios para que todos vivieran con las mismas posibilidades. La mañana de ese 29 de diciembre, los titulares en el quiosco de la esquina me dieron brutalmente la noticia de su asesinato: «Peligroso extremista muerto en enfrentamiento ocurrido en Quinta Normal». ¡Sí!; se trataba de mi amigo Agapo. ¡Qué espanto!
La noticia provocaba sentimientos de indignación, miedo y esperanza muerta. Muchos amigos que vieron las noticias de televisión, esperaban que se tratara de otra persona. Su compañera, Ema Villar, rogó toda la noche que no fuera verdad lo que escuchó. Ella y su hijo deberían reunirse con Juan en Mendoza el 2 de enero.
Su historia
Juan Elias Espínoza ingresó a las Juventudes Comunistas en el liceo Nº 1 de Concepción y después al PCR. En la Universidad de Concepción se unió al MIR, siguiendo el camino de muchos de sus amigos. Estudió filosofía, pero después se trasladó a periodismo, su verdadera vocación. Allí fue elegido presidente del centro de alumnos. Le correspondía egresar en 1975.
Su padre fue un obrero agrícola de Chillan, que abandonó a su madre, una costurera, antes que naciera. Ésta trató de darle educación, pero se lo llevaron unos tíos cuando supieron que su padrastro lo maltrataba.
Tuvo buenas relaciones con sus cuatro hermanastros. Cuando estudiaba periodismo, supo que su padre vivía en Chillan y quiso conocerlo. El encuentro no fue bueno.
Sus compañeros de la escuela primaria y de periodismo dicen que fue estudioso, pero sobre todo que tenia «pasta» de líder. Además, Agapo sobresalía en un conjunto musical. Su fuerte eran los boleros.
El exilio
Después del golpe, se trasladó a la República Democrática Alemana, donde lo esperaban Ema y Lautaro, su hijo recién nacido. A sus amigos les escribía que no estaba contento con la vida que llevaba. Le incomodaba «tanto bienestar, mientras ustedes siguen sufriendo».
Se sentía culpable de estar lejos. «Sabemos que la vida allá está sumamente cara; supongo que a mi tío no lo habrán echado del trabajo», escribía. «Nos falta nuestra gente, nuestra tierra, aunque sabemos que la separación será corta».
En Alemania, Ema finalizó sus estudios medios. Juan completó sus estudios de periodismo y comenzó a escribir versos dedicados a sus seres queridos. (Hijo mío cantor, cántame a mí / cántale a la vida / no importa ya la pena/ven conmigo, mi alegría…)
La inquietud por lo que pasaba «adentro», unida a su disconformidad por «estar muy bien» lo llevaron a regresar a Chile en 1971, dispuesto a unirse a la resistencia, en la «Operación Retorno» del MIR. Su reducido grupo familiar, partió a México.
Trabajó en tareas de información del MIR. hasta que sujete, Arturo Villavela, fue asesinado en septiembre de 1983. El golpe represivo lo dejó sin comunicación con su partido. Antes de morir, buscando lazos con su organización, manifestó que el retorno no fue organizado con seriedad. Sentía temor porque se sucedían las noticias de falsos enfrentamientos en que morían combatientes antidictadura. Sufría por su familia, que había regresado desde México.
Cuando fue acribillado con 22 disparos, la mayoría en la espalda, estaba preparándose para salir nuevamente del país. La versiones oficiales presentaron su asesinato como un enfrentamiento al sorprendérsele poniendo una bomba. La verdad es que estaba inactivo políticamente y trabajaba como gráfico independiente.
En esos días, sus poemas eran premonitorios: «Cuando tú llores /y tu llanto te duela/te acordarás de mí. / Cuando las lágrimas te ahoguen / y mil astillas te atraviesen la garganta / sabrás cómo lloré yo / cuando quisiste matarme. /Sí yo estuviese a tu lado / aplastaría tu pelo contra mi pecho / (tú sabes cómo me duele tu llanto). /Pero cuando tú llores /ya no lloraré por tí». (Cuanto tú llores, su último poema)
Habla la compañera
«Conocí a Juan en 1978, cuando estudiaba periodismo en Concepción; relató Ema. «Era muy alegre, optimista, inquieto intelectualmente, cariñoso, con unas enormes ganas de cambiar este mundo tan injusto».
Cantaba, era amigo de sus amigos, inteligente, pensativo, celoso y demostraba una gran necesidad de afecto», recordó. De los años que compartimos tengo lo más grande de mi vida: mi hijo Lautaro. Por él es que soy artista; no he dejado de cantar. Y su hijo espera ser luego periodista, para lograr lo que el papá no pudo».
Hablan sus amigos
‘Después de su regreso, Agapo se sentía muy solo en Santiago; recordó Mario Fuentes, compañero de la escuela básica. «Jugaba con los lujos de sus compañeros, quienes lo querían como a un hermano grande. Un día llevó a mí hijo a ver tres películas de karate seguidas. Le habló tanto de la maravilla del cine, que Hugo ya realizó su primer cortometraje, en homenaje a nuestro gran amigo que murió como un héroe:
«Quienes vivimos su amistad lo recordamos como a un hombre consecuente, que nunca olvidó sus penas de niño y de adolescente. No perdió las esperanzas en el cambio social; trató de enseñarnos ano perder la fe, y sobre todo, la alegría. La víspera de su muerte nos trajo fuegos artificiales «para que su magia alegre a estos chicos en el año nuevo «. Sus amigos tratamos de juntarnos cada 89 de diciembre en la intersección de las calles General Barbosa y San Pablo, el lugar de su asesinato, mudo testigo de la verdad ocultada.
Fuente: Morir es la Noticia