por Raúl Zurita.
La derecha, la misma derecha que ensangrentó a Chile, la misma que expolió el Estado, la misma derecha que desmanteló la educación estatal para hacer de la educación un negocio;
esa misma derecha que destruyó la salud para lucrar con la salud privada, que destruyó el sistema de reparto de pensiones e instaló el mega estafa de las AFP que expropia el dinero de los trabajadores para que unos pocos obtengan ganancias que exceden lo imaginable y cuya única retribución ha sido devolverle a esos millones de trabajadores y trabajadoras unas pensiones miserables, esa derecha que, en suma, apenas vio amenazado sus intereses no trepidó en imponer la más atroz de las dictaduras, esa derecha, esa misma derecha que ustedes combaten, está hoy de fiesta; ha sumado la más inesperada de las declaraciones de apoyo: la declaración del Frente Amplio.
En esa declaración han considerado que el triunfo de la derecha, de esa misma derecha, representa solo “un retroceso”, lavándose enseguida las manos con la fácil declaración de que no son dueños de los votos…
Qué simple, en un cuento de niños podría pasar, pero ustedes no son niños, son dirigentes, y este no es un juego, sino el momento más crucial de la post dictadura. Lo que está sobre la mesa no son los próximos cuatro años, está en juego el alma, lo más íntimo de nuestro país.
Está en juego en su sentido más profundo y vasto el futuro, el rostro que tendrá Chile en los próximos cien años y nadie, menos ustedes, puede tomarse a la ligera la humanidad que aquí se expone.
No son solo cuatro años, son los próximos cien años, y la lucha de ahora es decisiva, si la partida la ganan ellos, los que no queremos, no serán cuatro años, no se equivoquen. No crean que pasado este “retroceso” serán ustedes los que estarán allí para remediarlo.
No repitamos el error histórico de menospreciar al verdadero enemigo. No dejen que ellos les roben a ustedes el porvenir, no permitan que nosotros, sus padres, muramos en un país gobernado por los mismos que nos diezmaron, que nos exiliaron, que nos mataron.
Y porque está en juego no solo el futuro sino el pasado, no les entreguen a ellos la primera victoria de la gran batalla que se viene y para lo cual ustedes no tendrán más armas que el orgullo de su propia historia, no le falten a esa historia que comienza.
Porque la declaración de ustedes no es una apelación a la libertad de sus votantes ni de respeto por su autonomía de sus votantes, sino que en concreto, es un apoyo a la derecha que los ubica no en la vanguardia luminosa de la revolución, sino en las trincheras más oscuras de los reaccionarios.
Al no llamar explícita, claramente a votar por Alejandro Guillier, lo que hacen es entregarles su voto a la repenalización del aborto, es entregarles su voto a la educación como un bien de consumo, no como un derecho, es entregarles su voto a las universidades como empresas de lucro, es entregarles su voto no al fin de las AFP sino a su expansión máxima; es entregarles su voto no a una salud igualitaria y digna para todos sino a su total privatización, es entregarles su voto a la eliminación de impuestos a los más pudientes, es entregarles su voto a los que están contra el matrimonio igualitario, es entregarles el voto a la criminalización de las minorías sexuales, de los pueblos indígenas y de los emigrantes, es entregarles su voto a la militarización de la Araucanía.
Todos entonces juntos a las trincheras, a defender lo logrado y a reemprender la tarea infinita de construir una sociedad y un mundo digno del universo que nos tocó vivir, no deshonremos a nuestros caídos, a los que lucharon día a día, sin alardes, con dignidad y sencillez, por terminar con la dictadura, para que un día surgieran ustedes con sus nuevos gritos y consignas, para un día existiera un Frente Amplio.
Ese pasado es lo que los invita a ustedes el porvenir.
No permitamos que ellos ganen.
Corrijan, compañeros, amigos, hijos, camaradas, su declaración, y demos juntos, ustedes con sus nuevas banderas y sueños, nosotros con nuestros recuerdos, con nuestros viejos poemas, con nuestras limitaciones y nuestras derrotas, la lucha por la dignidad inalienable de la vida de todos.
La historia los espera.
Todos a sus puestos de combate.
Todos a votar por Alejandro Guillier.
… «Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo». (Salvador Allende, un constructor de mayorías)