Durante el Gobierno empresarial de Sebastián Piñera, y en un nuevo paso de su privatización encubierta, Codelco reemplazó sus isapres propias con isapres externas. La elegida fue Banmédica, que ganó una licitación privada que le permitió acceder a 18 mil potenciales afiliados mientras Pablo Wagner, hoy en capacha, se desempeñaba como subsecretario de Minería. Los sindicatos denuncian falta de transparencia e incentivos perversos, desde ayudas en UF para costear los planes, hasta pagos de más de 4 millones de pesos para que los trabajadores se cambiaran a la aseguradora de salud del grupo Penta. La eficiencia privada, que le dicen.
En 2010, Codelco inició un una gradual privatización de sus servicios de salud, con el habitual y falso pretexto de la reducción de costos. Entonces cerró sus cuatro isapres y llamó a una licitación de isapres privadas.
Esta se declaró desierta, y en el segundo llamado, mediante licitación directa cuando Wagner desempeñaba la subsecretría de mineríam el convenio se le adjudicó a Banmédica, isapre del holding Penta. Después de eso vino una fuerte ofensiva para que los trabajadores optaran por esta prestadora. Hubo incentivos para apoyar el pago del plan y un bono millonario para que se cambiararan.
El 1 de febrero de 2012 Codelco firmó un convenio con las isapres Banmédica, y Vida Tres, las prestadoras de salud a través de las que Penta opera en ese mercado, lo que en la práctica les aseguró un mercado cautivo de 18 mil trabajadores.
Codelco, que genera el sueldo de Chile, mantenía un sistema de cuatro isapres cerradas propias: Chuquicamata, Fusat, San Lorenzo y Río Blanco, y como es habitual en los procesos privatizadores, primero se deterioró sistemáticamente la calidad de su servicio, por medio de fuertes restricciones presupuestarias, a pretexto de contención de costos, antesala del llamado a las isapres privadas.
Si bien el proceso culminó durante el Gobierno de Piñera, su preparación fue minuciosa y abarcó varias administaciones, desde Juan Villarzú en adelante.
El sistema había enfrentado cambios desde que se iniciaron contrataciones de trabajadores sin beneficios –denominadas “contrataciones precarias” por los sindicatos–, como el de afiliarse a estas isapres internas, por lo que debían optar por las aseguradoras de mercado.
Fue en el Gobierno de Sebastián Piñera –amigo personal de Carlos Alberto Délano y al que aseguró que iría a visitar a Capitán Yáber–, en agosto de 2010, cuando se determinó la necesidad de buscar “mecanismos orientados a reducir los costos para la empresa vinculados a los programas de salud de sus trabajadores”, según informó Codelco en un comunicado.
La invitación a participar en la primera licitación –que al ser de carácter privado solo incluye a las empresas expresamente invitadas, que fueron seis– estaba presupuestada para el 27 de octubre de 2011, pero –según fuentes ligadas al mundo de las isapres– la invitación se materializó el 3 de noviembre y la fecha de recepción de las ofertas técnicas y económicas se cerró dos semanas más tarde, el 17 de noviembre. Plazo que –de acuerdo a las mismas fuentes– “es muy estrecho, lo que fue raro”.
Este llamado, en que solo participó Consalud, fue declarado desierto. Según explican desde Codelco, porque “no daba cuenta de lo que se estaba pidiendo”, que entre otros puntos incluía la aceptación de personas mayores de 60 años, así como las preexistencias.
Fuentes del sector explican que “en general las condiciones eran muy difíciles de cumplir. Las isapres para poder cotizar pedían aclarar los datos de índices de uso y abuso de licencias médicas. Cifras que eran necesarias para poder cotizar. Esto fue un drama e impidió que las isapres se entusiasmaran por ofertar, por eso se declaró desierta la licitación inicial”.
En el segundo llamado de licitación, cuya invitación se cursó el 1 de diciembre y la recepción de propuestas se definió para el 19 de diciembre, Consalud volvió a la carga. También participó Colmena Golden Cross y Banmédica.
En enero de 2012, la comisión evaluadora de Codelco –integrada por al menos 4 profesionales, representantes de la Gerencia de Abastecimiento y de la Vicepresidencia de Recursos Humanos Casa Matriz de Codelco, según las bases de licitación– adjudicó el concurso a la aseguradora privada de Penta, tras lo cual inició una campaña de información e incentivos para promover el cambio de sus trabajadores hacia el nuevo sistema de salud.
El vicepresidente de la Asociación de Supervisores del Cobre y presidente del sindicato de la División Andina, Pablo Fernández, relata que “Codelco hace una campaña comunicacional brutal tratando que la gente se fuera a Banmédica: se asignaron oficinas para la isapre al interior de los edificios de las distintas divisiones, donde llegaban vendedores. Paralelamente, el personal de Codelco de Recursos Humanos se transformó en promotor de Banmédica”.
De hecho, en el contrato se asegura la exclusividad a Banmédica para instalar un puesto de ventas dentro de las dependencias de la empresa.
Hay otros incentivos no explicitados. Fernández detalla que “los funcionarios de Codelco daban charlas presenciales, grupales e individuales. Allí te contaban la promoción, que incluía un plan de salud acomodado para la familia, un aporte adicional al 7% de cotización, en UF para poder pagar el plan, con un tope de hasta 11 UF. Lo más perverso: incentivaron a la gente mediante un aporte económico. Y le regalaban, no sabemos con qué atribución ni asignación de costos, $ 4,5 millones a la persona que se cambiara. Eso está fuera de cualquier acto probo. Tuvieron que coimear a los trabajadores para que se cambiaran”.
En estos momentos, dicho contrato está siendo auditado por parte de la nueva administración de Codelco, que lidera Óscar Landerretche.
El convenio ha sido cuestionado con dureza por parte de los sindicatos; primero por la forma cómo se concretó, y segundo, por cómo se incentivó a la filiación.
“Los funcionarios de Codelco daban charlas presenciales, grupales e individuales. Allí te contaban la promoción, que incluía un plan de salud acomodado para la familia, un aporte adicional al 7% de cotización, en UF para poder pagar el plan, con un tope de hasta 11 UF. Lo más perverso: incentivaron a la gente mediante un aporte económico. Y le regalaban, no sabemos con qué atribución ni asignación de costos, $ 4,5 millones a la persona que se cambiara. Eso está fuera de cualquier acto probo. Tuvieron que coimear a los trabajadores para que se cambiaran”, aseguró el vicepresidente de la Asociación de Supervisores del Cobre y presidente del sindicato de la División Andina, Pablo Fernández, quien dijo también que “Codelco hace una campaña comunicacional brutal tratando que la gente se fuera a Banmédica: se asignaron oficinas para la isapre al interior de los edificios de las distintas divisiones, donde llegaban vendedores. Paralelamente, el personal de Codelco de Recursos Humanos se transformó en promotor de Banmédica”.
Pese a que hasta el momento sólo 600 trabajadores de un universo de 18 mil han suscrito contrato con Isapre Banmédica, hay amplias garantías detrás de los convenios.
Hasta ahora, según detalla Codelco, “en torno a 600 trabajadores han suscrito contrato con Isapre Banmédica, el que otorga prestaciones a dichos titulares y sus respectivas cargas”.
Una cifra baja. Pero en la práctica, el contrato y los dos subconvenios firmados con los profesionales de la división Andina –con una duración de 7,5 años– y la Casa Matriz, entregan amplías garantías a la isapre, ya que la empresa se compromete a pagar en forma independiente, por cada subconvenio, un aporte adicional, más IVA, “en caso que la siniestralidad –que se entiende como el cuociente entre el gasto en salud más gasto en subsidios del período– supere el 90% de estos ingresos”.
Para medir esta siniestralidad, se consideran todos los beneficiarios que provengan de las isapres de Codelco y que hayan ingresado a los planes de salud de la aseguradora privada, “aún cuando hayan dejado de pertenecer a la empresa, por cualquier causa”. Los afiliados, y sus respectivos beneficiarios, están considerados en estos cálculos por tres años contados desde el inicio de cada subcontrato.
Estos aportes adicionales, así como el convenio, terminarán al cabo de los seis años si al menos 60% de los trabajadores, notificados al inicio de cada subconvenio, se encuentra afiliado a Banmédica o Vida Tres. En caso contrario, se revisará nuevamente la siniestralidad de cada uno de los subcontratos.
En el caso de los subconvenios con los profesionales de Andina y la Casa Matriz, si la siniestralidad del período de seis años es mayor al 90% y menor o igual al 110% el subconvenio se da por terminado y Codelco pagará una compensación a la isapre de 50 UF por cada trabajador afiliado a ella. Si la siniestralidad es mayor al 110%, este subconvenio se prorroga automática e irrevocablemente por cinco años más, continuando la estatal con los montos de aporte adicional.
En opinión de Fernández, “como la siniestralidad la paga Codelco, para ellos sigue siendo un buen negocio”. Esto, porque en términos simples, “si 100 personas cotizaran un peso el ingreso de Banmédica, sería de 100 pesos. De esos 100 pesos que recauda, 10 pesos son su utilidad y tiene para gastar en salud 90 pesos. Si los gastos se pasan de los 90 pesos, Codelco pone la diferencia. O sea, la Isapre jamás va a perder”.
Para el líder gremial “la irregularidad más grande es que normalmente la siniestralidad se mide anualmente. Pero, según el contrato, después del primer año Codelco aceptó medirla trimestralmente”.
El convenio también compromete que la estatal informe mensualmente por escrito a la isapre de todos los ingresos de trabajadores dependientes con contrato indefinido, que cambien de división, así como los egresos, independientemente de la causa. Lo que para Fernández “viola la vida privada de las personas. Codelco le monitorea a Banmédica qué pasa con los trabajadores afiliados”.
Además, antecedentes que están en poder de la Fiscalía y que fueron usados en la audiencia de formalización que se realizó entre los días 4 y 6 de marzo, Wagner intentó meter a Carlos Lavín al directorio de Codelco y advirtió a los Penta -en un correo- que se venían nubarrones para las isapres.
El holding Banmédica es el activo más valioso de Empresas Penta. Con una valorización bursátil de US$1.469 millones, surgió de la fusión de Banmédica –de propiedad de Eduardo Fernández León– con Vida Tres, de Penta, en 2000. Cada uno posee un 28,74% de esta isapre que es un prestador integrado, dueño del 100% de las clínicas Santa María, Dávila, Vespucio (La Florida), Ciudad del Mar (Viña) y Bío Bío; centros de salud como Avansalud y Vida Integra; Help y Home Medical Clinic; una isapre y tres clínicas en Colombia y una clínica y un laboratorio en Perú. En 2013 ganó US$ 81 millones.
La licitación y el contrato, que fueron solicitados mediante oficio a Codelco por el diputado PC y miembro de la Comisión Investigadora de Penta, Daniel Núñez, fueron suscritos mientras era subsecretario de Minería Pablo Wagner, hombre fuertemente ligado al Grupo Penta.
El ingeniero comercial y militante UDI, que salió del cargo tras la fallida licitación del litio que involucró a Soquimich (SQM) –empresa que también está siendo investigada, convirtiéndose en una arista del Pentagate–, tiene fuertes vínculos con Penta, donde trabajó por 12 años antes de aterrizar en el mundo público en marzo de 2010.
Wagner fue gerente de Planificiación y Desarrollo de Banmédica, donde brilló a cargo de las áreas financieras, comerciales y estratégicas, además de los proyectos de inversión. En cinco años cuadruplicó el valor bursátil de la empresa. Pero en 2009 salió de Banmédica –aunque siguió vinculado laboralmente al grupo–, con la que firmó un finiquito por $ 93 millones. Cuando aterrizó en el Gobierno aún tenía pendientes pagos por asesorías que incluían a la Isapre y que se fueron pagando en cuotas a través de Hugo Bravo mientras era subsecretario. Al salir, cesaron los pagos.
Mientras lideró la Subsecretaría de Minería, Wagner promovió a su ex jefe, Carlos Eugenio Lavín, para que fuera nombrado en el directorio de Codelco, con el entonces ministro de Minería, Laurence Golborne –otro de los nombres de políticos que han salido a la palestra en la investigación del Caso Penta–, lo que quedó plasmado en una serie de correos entre Wagner y Lavín en 2010.
Su gestión no prosperó: en mayo de 2010 Sebastián Piñera nombraba a Fernando Porcile, Juan Luis Ossa y al experto electoral de la UDI, Andrés Tagle, en el apetecido directorio.
“Los últimos acontecimientos del país hablan de que Wagner hizo gestiones para que los dueños de Banmédica estuvieran en el directorio de Codelco. Existen los correos que lo prueban. No sabemos si existe información equivalente relativa a la licitación con Banmédica, por lo que sería bueno investigar aquello”, señala el presidente del sindicato de Andina.
Cosultados al respecto, desde Codelco no respondieron, remitiéndose al envío de un comunicado donde señalan que están auditando el contrato. El texto detalla que a fines de 2014 Banmédica emitió un informe sobre los resultados de siniestralidad del contrato para el período entre enero de 2013 y junio de 2014. Información “que fue considerada insuficiente por la administración de Codelco para efectos de cursar el correspondiente pago”.
Por ello, en enero pasado la actual administración, liderada por Óscar Landerretche, solicitó un informe en derecho “respecto a la procedencia de realizar el pago”. Así como “una auditoría especializada al proceso de licitación y adjudicación del contrato entre Codelco y Banmédica. A la fecha el informe jurídico fue evacuado, no así la auditoría que se encuentra en curso”.
Entre otras consultas realizadas a Codelco, no dieron detalles de cuántos recursos en aportes adicionales ha entregado la cuprífera a Banmédica, a cuántos trabajadores les fueron pagados incentivos para afiliarse a esta prestadora de salud, como tampoco si este convenio se ha traducido en ahorros o más gastos para la estatal.
En tanto, desde Banmédica no se pronunciaron sobre el tema.
Fuente: con información de El Mostrador