El ministro de Economía sostuvo que los trabajadores de la educación de Chile buscan todas las formas para no trabajar y acto seguido el presidente Piñera agregó que había que dejar de lado la ideología.
¿En qué país viven? ¿Es que acaso no saben que, por la labor de equipos directivos, trabajadores de la educación y comunidades educativas en Chile no hubo ni un día sin que funcionara el sistema educativo, y todos los días hubo clases a distancia hasta que terminó el año lectivo 2020?
Se aseguró, por parte de asistentes de la educación y docentes, la alimentación de todos y todas a quienes correspondía durante todo el año. Los trabajadores y trabajadoras de la educación evitaron un potencial desastre al impedir que se volviera a clases presenciales el 27 de abril de 2020, y en los sucesivos intentos que hiciera el gobierno en esta materia, con el beneplácito de la industria educacional.
La única ideología que ha primado es la neoliberal, por parte del gobierno, preocupado prioritariamente por la economía y los mercados. Para él, el tema no es el derecho a la buena educación de niños, niñas y jóvenes, tampoco lo son los aprendizajes; lo central es que el máximo de estudiantes vuelva a los establecimientos, para que los padres vuelvan al trabajo presencial y las madres a buscar trabajo precario.
Los jardines infantiles, escuelas y liceos son guarderías para el gobierno.
La derecha, no pocos sectores de centro y socialdemócratas, con fuertes intereses económicos en la industria educacional construida por el actual modelo al alero del sistema educacional, también presiona por la reactivación del sector.
Estos actores están vinculados a pruebas estandarizadas de alto costo, agencias privadas de apoyos pedagógicos financiadas con fondos públicos, centros de estudios con financiamiento empresarial, editoriales transnacionales, vestuario y calzado, entre otros, y pugnan por su reactivación económica.
Chile continúa entre los países con más muertos por 100.000 habitantes. Según el Minsal, estamos casi en la misma cantidad de casos diarios, con contagios, que al 1 de junio de 2020. Al 1 de febrero tuvimos la misma cifra de fallecidos que en agosto 2020.
Así las cosas, a pocos días del 1 de marzo, no hay condiciones de seguridad ni sanitarias, tampoco de infraestructura y docentes, para retomar las clases presenciales. Incluyo docentes, puesto que, si hacemos caso al presidente de los colegios privados, financiados por el Estado, que quiere abrir los establecimientos, así vayan voluntariamente dos estudiantes, y pretende hacer obligatoria la asistencia de docentes y asistentes de la educación, entonces, ¿cómo se atendería a distancia al resto del estudiantado?
Nadie discute la importancia vital de la presencialidad y sus virtudes, todos sabemos que debemos volver a ella lo antes posible, pero no a cualquier costo y sin importar las condiciones para que ella sea segura y virtuosa pedagógicamente.
Es evidente que no están las condiciones para que el sistema vuelva a clases presenciales el 1 de marzo y, si de verdad nos importa la educación y los aprendizajes, debiéramos estar discutiendo el inicio a distancia del año lectivo y generar las mejores condiciones para que estudiantes y trabajadores de la educación puedan desarrollar su labor, dotando de minutos de internet a estudiantes y docentes de marzo a mayo; coordinar con la formación inicial docente en cada región apoyos pedagógicos al sistema; cautelar condiciones de enseñanza de los docentes, tales como horas de conexión y desconexión; accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, licencias médicas y renovación de computadores.
Luego, durante el trimestre, evaluar la evolución de la pandemia y los resultados de la vacunación, para decidir cómo continuar después de mayo.
El proceso educativo requiere de un mínimo de certeza en las modalidades, tanto para estudiantes y sus familias como para los trabajadores y las trabajadoras de la educación.
Director del Área de Docencia ICAL (*)