Por Mariela Pinza, Silvina Romano y Alejandro Fierro
El domingo se publicaron parte de los Panamá Papers, investigación impulsada por el diario alemán Süddeutsche Zeitung[1] junto al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación[2] (ICIJ, por sus siglas en inglés) y más de 100 organizaciones de noticias entre las que encontramos: The Guardian (Reino Unido), Le Monde (Francia), Canal 13 (Argentina), la revista Proceso (México), etc.[3].
El diario alemán recibió de parte de un anónimo un cúmulo de 11 millones y medio de documentos, en formato de mails y documentos adjuntos, que dan cuenta de las operaciones de la firma de abogados Mossack Fonseca (gestora de sociedades offshore que opera en Panamá)[4] desde 1977 hasta el año 2015. La información fue analizada durante un año por 376 periodistas de 76 países y brinda pruebas sobre el desvío de dinero a paraísos fiscales realizados por diferentes líderes políticos, deportistas, artistas y empresarios de varios países del mundo[5].
No obstante la valiosa información publicada por este grupo de periodistas, se abren una serie de dudas. En primer lugar, si el objetivo era dar a conocer el modo en que las corporaciones y los ricos del mundo evaden sus obligaciones para hacerse más ricos, es curioso que hayan brindado la información a grandes corporaciones mediáticas. De allí surge otro cuestionamiento, sobre la “filtración” de la información. En los documentos publicados (que son una ínfima parte del corpus documental total) no aparecen, casualmente, corporaciones estadounidenses o alemanas, o del Reino Unido. En cambio, se le dio especial importancia a los vínculos entre Mossack Fonseca y el gobierno ruso, Putin a la cabeza[6].
Las dudas comienzan a disiparse cuando observamos que uno de los organismos que coordinó la investigación es el Center for Public Integrity, financiado nada más y nada menos que por Fundación Ford, Carneghie Endowment, Open Society (de Soros) y la Fundación Rockefeller. Es decir, los representantes a nivel mundial del modo en que funciona la red global de poder que incluye: corporaciones, fundaciones, gobiernos, organismos internacionales, ONGs y medios de comunicación. Ellos eligen qué es conveniente para el público, y qué información es mejor ocultar para evitar daños reales en el funcionamiento del sistema.
Panama Papers en Argentina
Entre los clientes de esta empresa se encuentra el presidente de Argentina Mauricio Macri, su hermano y su padre, el reconocido empresario Francisco Macri. Lo que figura es que Mauricio Macri integró el directorio de Fleg Trading Ltd, empresa que figura registrada en las islas Bahamas desde 1998. Dicha firma presenta ejercicio hasta el año 2009 como una derivación del holding que los Macri tenían tanto en Argentina como en Brasil[7]. Para ese entonces, el actual presidente ejercía funciones como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La implicancia de este presidente (que no es el único) se da en un marco particular, ya que parte central de la campaña del PRO estuvo caracterizada por las denuncias de corrupción al gobierno saliente de Cristina Kirchner. Ante la noticia multiplicada en todos los medios de comunicación no sólo de Argentina sino del mundo, desde presidencia de la nación emitieron un comunicado donde justifican la participación del actual mandatario explicando que es cierto su participación como parte de de una sociedad familiar offshore radicada en Bahamas, pero que no tuvo ni tiene participación en los dividendos del capital de esa sociedad[8].
La Oficina de Anticorrupción (OA) a cargo de Laura Alonso, defendió esta postura vía tweeter advirtiendo: “que constituir sociedad en paraíso fiscal no es delito en sí mismo, señores”. Ante este hecho, integrantes de otros partidos comenzaron a pedir explicaciones, lo mínimo esperable cuando la descripción de los documentos brindada por los periodistas de la investigación asegura que:
“[los documentos] relatan ejemplo tras ejemplo las malas acciones en términos éticos y legales de los clientes de la compañía y proporcionan evidencia de que esta empresa estaba totalmente dispuesta a actuar como guardiana de los secretos de sus clientes, sea que se tratara de estafadores, miembros de la mafia, traficantes de drogas, políticos corruptos o evasores de impuestos”[9].
Este “escándalo” podría desencadenar una nueva configuración política considerando que los periodistas que formaron parte del Consorcio son de El Clarín y La Nación. No obstante, queda la sospecha de que tal vez fueron “obligados” a publicar la información por la metodología de la investigación: aparentemente, la información fue compartida entre todos los periodistas que participaron en la investigación. El diario alemán utilizó el programa Nuix para ordenar los documentos, el mismo programa que utilizaron los periodistas agrupados por el ICIJ, subiendo los millones de documentos a computadoras de alto rendimiento[10]. Así las cosas, poco pueden hacer los periodistas locales para ocultar la información sobre los argentinos implicados. Además, Argentina no es el “pez gordo”, otra cosa es hablar de EEUU, Reino Unido o Alemania (países sobre los que no hay información).
Panamá Papers en Venezuela
Todos los medios publicaron que Venezuela aparece reiteradamente en los documentos. Para ser más exactos, 270.000 de ellos (o sea el 2%) mencionan a Venezuela[11], lo que se corresponde con un guión absolutamente previsible. Era obvio que se iba a escudriñar hasta el último detalle para atribuir al chavismo la etiqueta de intrínsecamente corrupto, al igual que el Vaticano sostuvo durante décadas que el marxismo era “intrínsecamente perverso”. El objetivo, más allá de lo que contengan las filtraciones, es demostrar que la Revolución Bolivariana no es más que una cueva de ladrones que han saqueado las arcas del país. La realidad y las buenas praxis periodísticas no pueden obstaculizar la consecución de la meta.
Sin embargo, un somero análisis demuestra lo espurio del montaje. En los papeles aparecen mandatarios, políticos y personalidades de gran importancia como Mauricio Macri, Vladimir Putin, el primer ministro islandés, Sigmund David Gunnlaugsson, el rey de Arabia Saudí, el presidente ucraniano Petro Poroshenko, Pilar de Borbón, tía del rey de España Felipe VI, Leo Messi, Michel Platini, Pedro Almodovar.
Por el contrario, los nombres venezolanos son de poca relevancia –lo que no implica que efectivamente puedan ser enormemente corruptos–: Adrían Velasquez, exjefe de escoltas gubernamentales, su esposa la enfermera Claudia Díaz, el general Víctor Cruz Weffer (ya juzgado por corrupción en la propia Venezuela) y el exejecutivo de la compañía nacional de petróleo PDVSA Jesús Villanueva. Ni presidentes, ni vicepresidentes, ni ministros. Ni siquiera un diputado o un gobernador. Sin embargo, esto no es obstáculo para que se ponga el foco mediático de los Panamá Papers en Venezuela antes que en otros países.
Como ya señalamos para el caso de Argentina, es interesante señalar a qué medios de comunicación venezolanos se les ha encargado estudiar, clasificar y difundir la información. Sin excepción son todos medios radicalmente opositores, abiertamente antichavistas y con una deontología profesional cuando menos dudosa como cualquier lector puede comprobar entrando en sus páginas webs: Runrunes, Armando.info, Efecto Cocuyo y El Pitazo.
En términos generales, podemos decir que: si el objetivo de los Panama Papers es publicar la verdad de cómo los ricos se hacen más ricos, el modo en que operan las grandes corporaciones vinculadas a gobiernos, elites locales, fundaciones, etc., deberían publicar toda la información, sin filtros. En el caso de Argentina, es nada menos que un escándalo que un presidente que llega a su puesto luchando contra la corrupción esté vinculado (del modo que sea) a este tipo de prácticas. En el caso de Venezuela, no existe información que implique de manera cabal al actual gobierno o a la gestión de Chávez, pero los medios hegemónicos persistirán en el “engorde” del monstruo Venezolano con el apoyo incondicional de la oposición, que se ha apresurado a señalar que llevara el asunto a la Asamblea Nacional.
Es claro que los principios de libertad y democracia son (re)definidos en virtud de intereses concretos vinculados a la red global de poder, en la que los medios de comunicación poseen un rol clave. Además, el modo en que se ha presentado la información remite al escenario de Guerra Fría. Los “principales” corruptos en el plano político son los rusos, los chinos y los gobernantes de Medio Oriente, además de Venezuela (alineada a ese eje “del mal”).
No aparecen datos sobre estadounidenses o alemanes que nos permitan afirmar que la información se está tratando de modo imparcial, que se pretenden cumplir los objetivos de la libertad de prensa y la difusión de información sobre todos por igual.
Es curioso, porque se aplaude a los periodistas de los Panama Papers mientras Assange sigue privado de su libertad. Es curioso que se celebre la publicación de tantos documentos, cuando wikileaks viene publicado material que compromete seriamente a las potencias occidentales, información que ha sido invisibilizada por la misma red de poder que hoy publica los Panama Papers. Habrá que estar atentos a los intereses detrás de la agenda y el contenido de estos documentos.
Notas
[1] http://www.eltribuno.info/-n696356
[2] Se trata de una red internacional de periodistas de investigación que tienen su sede en la ciudad de Washington.
[3] https://panamapapers.icij.org/pages/reporting_partners/
[4] Las empresas offshore, que cumplen los requisitos dentro de un marco legal, son sociedades que no realizan ninguna actividad comercial con tributación del 0%. Tienen garantizada la confidencialidad y seguridad en cuanto a la conformación la empresa. Por eso, “las firmas offshore no preguntan la nacionalidad de los accionistas ni de los directores, no pagan IVA y no tienen ningún registro público de datos personales ni nombres de accionistas o propietarios
[6] https://www.craigmurray.org.uk/
[9] https://panamapapers.icij.org/20160403-mossack-fonseca-offshore-secrets.html
[10] http://panamapapers.sueddeutsche.de/articles/56febff0a1bb8d3c3495adf4/
[11] http://albaciudad.org/2016/04/periodistas-tras-panama-papers-venezolanos-ipys-ned-usaid/
(Tomado de Celag.org)