Acabamos de conocer un reportaje de televisión que confirma la existencia de una corrupción descomunal entre los altos mandos del Ejército. Un ex comandante en jefe de la institución, aparece envuelto en numerosas adquisiciones de autos y departamentos de lujo, aparentemente con el propósito de lavar dineros en su propio beneficio, extraídos desde los fondos proporcionados por la Ley Reservada del Cobre.
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¡Qué vergüenza nos genera la existencia de semejante engendro tras 26 años del fin de la dictadura!
El país nos resulta irreconocible.
Colusión entre políticos y grandes empresarios. Soquimich comprando a parlamentarios de izquierda y derecha y redactando artículos de leyes en su propio beneficio. Colusión entre los productores de pollos y del papel confort. Colusión entre las grandes cadenas farmacéuticas.
El hijo y la nuera de la Presidenta envueltos en el más sucio de los negocios: la especulación con el suelo urbano, materia en que son maestros Penta y CCU (Luksic).
Deuda multimillonaria de los hospitales públicos, La educación pública por el suelo. Desborde del Mapocho por inexcusable negligencia empresarial, causando estragos en Providencia y Costanera Norte. Puente basculante sobre el Cau Cau malogrado antes de su inauguración, habiendo despilfarrado 18 mil millones de pesos.
Fallo inicuo del Tribunal Constitucional rechazando las leyes aprobadas en el Parlamento. Errores imperdonables de la Nueva Mayoría al inscribir sus candidaturas para las próximas elecciones municipales.
Marea roja desde Ancud hasta Calbuco. Marejadas inusuales semanales arrasando cada fin de semana la Avenida Perú en Viña del Mar, 18 capillas incendiadas en los últimos meses en las regiones de la Araucanía y Bío Bío.
Desfalco en el fútbol con el presidente de la ANFP arrancado a Miami, etc, etc, etc. etc. etc. etc…………
En la magistral novela Conversaciones en la Catedral, escrita por el joven Mario Vargas Llosa, antes de que abjurara de sus ideales, Zabalita, su protagonista principal se pregunta: ¿Cuándo se jodió el Perú ?
Nosotros nos hacemos la misma pregunta ahora en el mes de Mayo de 2016: ¿Cuándo se jodió Chile?
Porque lo cierto es que cuesta admitir cuán jodidos estamos.
Yo tengo mi hipótesis: nos jodimos el año 1986.
Desde que se iniciaron las protestas en 1983, las movilizaciones sociales habían terminado por arrinconar al dictador. En una de las ediciones dominicales de El Mercurio posterior a las protestas en Octubre de 1986, el decano publicó una foto aérea a página completa, con el siguiente título: “Santiago rodeado por un cordón de fuego”.
Y era verdad.
Pinochet se subió a un helicóptero una de esas noches y pudo constatar personalmente la magnitud colosal alcanzada por las movilizaciones populares. Varias poblaciones se constituyeron en territorio libre con barricadas cerrando el ingreso de los pacos.
Las movilizaciones populares promovidas por la unidad de las fuerzas opositoras y las organizaciones sindicales, tenían francamente arrinconado al dictador. Su caída era muy probable.
Preocupado por el cariz que tomaban los acontecimientos en Chile, el Departamento de Estado norteamericano, comenzó a presionar a la dictadura en busca de una transición pactada con las fuerzas moderadas de la oposición, fórmula compartida por al Cardenal Fresno que empujó en la misma dirección.
Por otra parte, la socialdemocracia europea, en especial el Partido Socialista español, ejerció presiones análogas sobre los socialistas chilenos exiliados en Europa, hasta generar la llamada renovación socialista, que significó la división del Partido.
Todas estas acciones se conjugaron para poner fin a la histórica unidad socialista-comunista en Chile. Lograron acabar con la más realizadora de las alianzas construidas por el pueblo chileno, que junto a otras organizaciones de izquierda, entregó al país los mil días más dignos de su historia, bajo la conducción de nuestro inolvidable compañero: el Presidente Salvador Allende.
También contribuyeron al cisma, los errores cometidos por el PC y el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, en la aplicación de la llamada política de Rebelión Popular de Masas.
El definitiva, la dictadura no fue verdaderamente derrotada. Se las arregló para convenir entregar el poder mediante un mecanismo que le aseguró el mantenimiento de los enclaves fundamentales de su modelo económico, político y social.
Se constituyó la Concertación de Partidos por la Democracia, excluyendo al Partido Comunista y a otras fuerzas menores de Izquierda, que en 1989 ganó las elecciones presidenciales y parlamentarias.
Surgió un modelo de democracia protegida, conservando intacta la Constitución pinochetista;, se creó la ignominiosa figura de los senadores designados y un sistema electoral binominal que aseguraba a la Derecha una mayoría de diputados y senadores obteniendo sólo un 33% de los sufragios.
Se mantuvo el modelo económico asignándole al Estado un mero rol subsidiario. Se mantuvieron las AFP y las Isapres y los gobiernos de la Concertación enajenaron el patrimonio nacional que aún permanecía en manos del Estado.
Todo se mercantilizó los antaño Servicios de Utilidad Pública: Agua, Alcantarillado, Teléfonos, Gas, Trasporte y Electricidad fueron primero privatizados y más tarde transferidos a las multinacionales del rubro.
Paulatinamente con el transcurso de los años, las grandes empresas dueñas de Chile, las Universidades privadas, los Bancos, Isapres y AFP, fueron incorporando en sus directorios a personeros políticos de la Concertación, siguiendo las lecciones impartidas por los gobiernos de centro-izquierda europeos, cooptando así cualquier tentativa de cambio.
Menciones sólo el último ejemplo: Vivianne Blanlot, militante del PPD, ex ministra en el primer gobierno de Michelle y actual Presidenta del Consejo de Chile Transparente, acaba de ser incorporada al directorio nada menos que de la Papelera.
Asumió la Nueva Mayoría con un programa claramente progresista, cuya meta era acabar o al menos disminuir la desigualdad. Se enviaron uno tras otros, varios proyectos de Ley apuntando en este sentido y todos fueron mutilados en la cocinería instalada en el Senado por parlamentarios supuestamente de gobierno.
Todo se ha mercantilizado. Los ciudadanos chilenos viven hoy endeudados por varias generaciones. Los medios de comunicación incentivan un consumismo desenfrenado y promueven la alienación cultural de la población. La ética y la moral son desconocidas para las nuevas generaciones.
El pueblo chileno ha perdido los valores de solidaridad y fraternidad que lo caracterizaron en el pasado. Las organizaciones sociales, sindicales, poblacionales, tan sólidas y representativas en el pasado, no convocan a nadie. ¡Qué decir las políticas!
Sólo el movimiento estudiantil mantiene un alto grado de convocatoria, minado en los últimos tiempos por organizaciones ultra que terminarán también por destruirlo, si es que mantienen su hegemonía.
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El espejismo del crecimiento económico, las autopistas urbanas y los Mall pretende ocultar este cuadro tan desalentador.
En fin.
Suelo ser positivo en las reflexiones que emito de vez en cuando. Me resulta muy difícil encontrar ahora alguna hebra positiva; alguna lucecita de esperanza.
Si….. en mi opinión, Chile se jodió en 1986.
Yo creo que debería decir «Cunado de josieron Chile» ya sabemos quienes… los mismos de hace siglos a trás.