por Carlos Aznárez (*).
Otra jornada de movilizaciones en varios puntos de la ciudad de Santiago y alrededores se vivió este miércoles. Como ocurriera en la primera jornada de la revuelta, en octubre 2019, los estudiantes secundarios repitieron la iniciativa de “evadir” el pago del Metro.
A una hora determinada cientos de jóvenes ingresaron en la estación Plaza de Armas, y otros lo hacían en Santa Ana, generando numerosas muestras de solidaridad del público que a esa hora esperaba en las estaciones.
Los gritos de “Renuncia Piñera” y el cántico tan popular de “el que no salta es paco”, se escucharon durante un largo rato.
Coincidentemente, como suele ocurrir todas las tardes de fines de febrero y principio de este mes, grupos de estudiantes y también gente llegada desde algunos barrios, se concentraron en los alrededores de Plaza de la Dignidad, lo que de inmediato puso en marcha un violento operativo policial.
Los carabineros embistieron con los “guanacos” lanza-agua tóxica y otros vehículos, gaseando a discreción a cualquier grupo de personas que se moviera por las calles aledañas o por la Alameda. Creció la tensión y la gritería repudiando a esa fuerza uniformada que cuenta con la impunidad de ser protegida por el gobierno, a pesar de las múltiples denuncias que acumulan por parte de organizaciones de derechos humanos.
Otras manifestaciones y también algunas barricadas se produjeron en Puente Alto, en algunos colegios y universidades de la Capital o en la de Bío Bío, en Concepción.
Lo cierto es que el anunciado “marzo combativo” se ha puesto en marcha con todo, y se nota la presencia en las calles de la masa estudiantil que al iniciar sus clases se manifiestan totalmente solidarios con las consignas de la revuelta.
El clima, que se calienta día a día, prepara el plato fuerte para este fin de semana: este jueves, habrá una gran movida de los estudiantes secundarios nucleados en ACES, en Peñalolén, una comuna combativa de Santiago.
El viernes, como suele ocurrir desde octubre pasado, es el día en que las plazas más importantes del país, se llenan de miles de personas que volverán a concentrarse exigiendo la salida del gobierno del dictador Piñera.
En Plaza de la Dignidad, la Radio del mismo nombre ha convocado a media tarde para escuchar desde los balcones de la emisora un concierto del emblemático grupo Illapu y del cantautor Nano Stern, luego, vendrá el intento de ocupación de la Plaza y como suele ocurrir, el despliegue de la primera línea para evitar que los pacos se salgan con la suya.
Ese día, Valparaíso, Antofagasta, Concepción y otros puntos álgidos de la protesta volverán a repetir marchas y también escenas de una particular Intifada a la chilena.
El sábado están anunciados innumerables actos en poblaciones, algunos de ellos ligados a la marea feminista que desbordará la geografía chilena el domingo 8 y el lunes 9 con un paro nacional. Esas dos fechas, se especula con cierta lógica saldrán a manifestarse cientos de miles de mujeres y disidencias, que si faltaba algo para convocarlas, allí están las descaradas y provocadoras de Piñera sobre las mujeres acosadas.
Así están las cosas en este Chile irreverente, necesario, corajudo y ejemplar para quienes quieran imaginar (y aprender) cómo se puede enfrentar al capitalismo, la «democracia» putrefacta y sus recetas de muerte. Este mes se cumplirán 150 días de pelea por la dignidad, y en vez de remitir la oleada popular, se sigue agigantando semana a semana.
A pesar de que ese enemigo artillado se mueve en vehículos que generan muerte y reparten veneno por doquier, nadie se da el lujo de retroceder.
La primera línea sigue ganando militantes y la composición de la misma es policlasista y con igualdad de género. En las poblaciones, los vecinos colaboran pintando los muros con sus verdades pero también dando batalla cuando los pacos los provocan llegando con prepotencia a sus territorios. En los estadios, la unidad de las hinchadas ofrece en cada fecha el espectáculo de corear el nombre del presidente puntualizando que ese “conchisumadre” es idéntico en criminalidad al dictador Pinochet.
O sea, la revuelta sigue viva y en plan de extenderse, al igual que ocurre con los vecinos de la Nación Mapuche, que no dejaron de exigir sus reivindicaciones desde mucho tiempo antes que Chile despertara.
Frente a semejante escenario es muy probable que el régimen, que ya imagina una gran derrota en el plebiscito del 20 de abril, opte por llevar la represión a términos insoportables.
De hecho, el lunes fue un ejemplo de hasta que punto están dispuestos a lastimar a quienes se manifiestan. A ellos se suman los vehículos represivos que otro Estado terrorista (Israel) le entregara para seguir matando.
Algunos militantes huelen en el aire una posible acción punitiva de gran envergadura, otros susurran que el gobierno alienta un autogolpe con apoyo militar y el beneplácito de los Estados Unidos.
Sin embargo, ante los rumores y las predicciones, la calle no se calla, la población sigue acumulando desprecio ante un gobierno corrupto y asesino.
El tiempo transcurrido desde que comenzara la pueblada habla de que los miles de jóvenes y no tan jóvenes que mantienen tan desigual batalla, no están dispuestos a entregar la autoestima conquistada.
¿Con eso alcanza?
En los tiempos que corren en el continente, es bastante.
(*) Director de Resumen Latinoamericano
Fuente: Resumen Latinoamericano