domingo, diciembre 22, 2024
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Chadwick: La Mentira como Forma de Gobernar

por Arturo A. Muñoz.

Mal termina lo que mal empieza, una máxima certera en lo que toca al acontecer político.

No es válido, en estricto apego a la verdad, seguir afirmando que el actual gobernante obtuvo el cargo merced a que el 56% del electorado le entregó su preferencia.

Ese es un burdo manejo de las cifras: en honor a la verdad sólo sufragó el 49% del padrón electoral, lo que lleva a concluir en que don Sebastián obtuvo en realidad apenas el 27% de las preferencias.

Eso se está notando con mucha fuerza ahora.

La sonora y masiva silbatina –acompañada de abucheos y una que otra palabrota soez– recibida por Piñera en el Estadio Nacional durante el concierto de Paul McCartney, fue una prueba indesmentible de lo que venimos afirmando desde hace meses: la mayoría ciudadana está disconforme con el gobierno actual.

Es incluso posible que el 27% obtenido por Piñera en la elección presidencial haya mermado.

Sin embargo, en política la tozudez aflora con mayor enjundia cuando se huele el fracaso. La mentira también. Se llega incluso al autoengaño, sabiendo que se está mintiendo a destajo.

Pero la esperanza del mentiroso es la misma de siempre: que la mala memoria y el nivel de desinformación forzada sigan haciendo su trabajo en gran parte de la sociedad civil.

Lo que importa es el envoltorio, las formas, con las que se nutre al pueblo vía televisión y los medios. Amén de declaraciones oficiales amañadas, esparcidas por los mismos medios.

”Fue un par de gritos, no tiene ninguna importancia”, declaró el primo hermano del presidente, el ministro del interior Andrés Chadwick, a propósito de la sonora y masiva pifia que recibió Piñera no bien McCartney mencionó su presencia en el coliseo deportivo.

El tuitero Javier Valdivieso (@jlvadivieso96), escribió:

“Cuando un gobierno hace oídos sordos frente a sus ciudadanos es porque estamos ante un problema grande. Todo aquel que comenta y estuvo ahí (incluyéndome) dice que el abucheo fue masivo. Si hay registros ¿Por qué mentir? Sólo perjudica aún más las cosas”.

Chadwick confía en que la TV omitirá la información, ventajosamente remplazada por alguna banalidad con las que alimentan a quienes se desinforman vía TV, y creen a pie juntillas en las declaraciones oficiales.

Para el fracaso la mentira sirve como un analgésico.

El envoltorio, las formas, el papel de regalo, las cintas… es lo que vale. El contenido sale sobrando mientras la masa de ciudadanos escuche la TV como Mowgli a la serpiente Kaa.

Internet obliga, las redes sociales difundieron, raudas, los vídeos con la silbatina del estadio. La TV se vio obligada a hacer de tripas corazón e informar –con renuencia– sobre el hecho.

Entonces, cual mentira verdadera, vino el embuste de labios del mismísimo ministro del Interior.

Si mienten con tal descaro en un tema anecdótico, ¿cuánto han mentido las autoridades en la ocasión de hechos graves, como la inaceptable ‘Operación Huracán’? ¿Cuánto mienten las cifras y estadísticas oficiales evacuadas desde la Moneda y los diferentes ministerios?

El ministro del Interior ha mostrado que el gobierno de su primo hermano se sustenta en falacias, arreglines y manejos oscuros. Todos cocinados por una prensa canalla que los envuelve en papel de regalo.

El doble estándar y el doble discurso es costumbre en nuestros gobiernos, que declaran públicamente lo que la gente quiere oír, pero hacen solo lo que conviene a sus propios intereses.

Los del 1% de privilegiados que controla todo y protege los intereses económicos de las empresas transnacionales.

Por otra parte, la imposible búsqueda de una “estatura de estadista” para Piñera en el ámbito latinoamericano, choca con la evidencia de su patético papel de mascota del Imperio.

Su nombre y su persona van unidos a la mala reputación de su propia trayectoria, y a los prontuarios de Jair Bolsonaro e Iván Duque, cuyo mediocre servilismo les une en el desprecio de su amo.

Lo dijimos; mal termina lo que mal empieza. No era un 56%, sino un 27%. Y bajando.

Fuente: Polítika

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