Mario Zamorano conoció a Juan Becerra a comienzos de los años sesenta y se hicieron muy amigos. En 1974 Mario le pidió la usar la casa que Becerra tenía en calle Conferencia 1587, en el sector sur poniente de la comuna de Santiago, para realizar reuniones cada dos o tres meses.
Mario visitaba también con frecuencia el hogar de la madre de su amigo, ubicada en la calle Alejandro del Fierro 5113, en Quinta Normal.
A comienzos de 1976 la DINA montó un operativo dirigido contra la Dirección del Partido Comunista.
Este se inició el día 29 de abril de 1976. Cerca de las 20 horas, agentes de la dictadura detuvieron en San Pablo con Las Rejas a María Teresa Zúñiga. Ella era cuñada de Juan Becerra y trabajaba en la fábrica de carteras que éste tenía en calle Conferencia 1587. Fue golpeada y la subieron a la fuerza a un automóvil. Unas cuadras más adelante la vendaron y esposaron. La condujeron a un lugar que no pudo identificar.
Una vez allí, los agentes le señalaron que eran de la DINA y que querían saber el paradero de Mario Zamorano Donoso. Ella respondió que no lo conocía. Entonces los agentes la torturaron. Cerca de las 14 horas fue subida a un auto y trasladada a otro recinto secreto de la DINA, Villa Grimaldi. Allí la golpearon en la cara y diversas partes del cuerpo, preguntándole en todo momento por Mario Zamorano. La sacaron al patio y ataron a un árbol, permaneciendo, desde que fue detenida, con la vista vendada.
El 30 de abril de 1976, alrededor de las 3,30 de la madrugada, agentes de la DINA llegaron al N. 1587 de calle Conferencia. Preguntaron por Juan Becerra, a quien le informaron que su cuñada María Teresa Zúñiga había muerto y le solicitaron que los acompañara a la morgue. Subieron a un auto.
A las pocas cuadras -según declaró el afectado ante el juez del 11° Juzgado del Crimen de Santiago- «me esposaron y vendaron la vista, siguieron llevándome en el automóvil cerca de una hora y media y me llevaron a un sitio de interrogatorios (Villa Grimaldi)… Allí pude ver que también estaba detenida mi cuñada, María Teresa Zúñiga. Los agentes me aplicaron corriente y golpearon a la vez que me interrogaban sobre Mario Zamorano Donoso».
Vigilancia a la casa de la calle Conferencia 1587
Los agentes llevaron a María Teresa Zúñiga en un auto y se estacionaron a una cuadra de la casa de Conferencia 1587. Desde allí observaban a todos quienes entraban o salían del domicilio, ordenándole que identificara a todo aquel que llegara al lugar. Sin embargo, en ese rato nadie se presentó en el domicilio de Juan Becerra.
El único movimiento observado fue que María Angélica Gutiérrez, esposa de éste, junto a su prima Eliana Vidal salieron de la casa. Inmediatamente los sujetos que estaban con ella en el auto se les acercaron y las obligaron a subir. Uno de los agentes, una mujer joven apodada «Lola», las amenazó con un arma. Luego el vehículo se desplazó algunas cuadras y cambiaron a María Angélica Gutiérrez y Eliana Vidal a otro automóvil.
Los agentes volvieron a estacionarse en el mismo lugar con María Teresa Zúñiga. Al poco rato, en esa mañana del 30 de mayo, llegó un cuñado de Juan Becerra, Julio Maigret, a la casa de calle Conferencia. No lo detuvieron. Este había concurrido temprano a su taller de cerrajería, ubicado en la casa de Alejandro del Fierro 5113; allí se enteró que su cuñado había sido detenido.
Entonces se dirigió inmediatamente hasta el domicilio de calle Conferencia. Al comprobar la detención de sus familiares decidió llevarse a los hijos de su cuñado a la casa de su suegra. Allí se encontró con su esposa, a quien contó lo sucedido. Le pidió que se fuera a la casa, pues unos sujetos, que se movilizaban en un vehículo, lo habían seguido desde la calle Conferencia.
“Retienen” al obispo Enrique Alvear
En el hogar ubicado en calle Alejandro del Fierro 5113, los agentes de la DINA mantenían retenidas a las siguientes personas: la señora Mercedes Barrera, Alberto Maigret Leyton, Nadia Becerra Zúñiga, Sonia Becerra Barrera, su hijo de 10 años y otras personas. Todos estuvieron ahí hasta el 6 de mayo de 1976.
Habiendo sido informado de esa situación, concurrió a dicho lugar el entonces Obispo Auxiliar de Santiago, Monseñor Enrique Alvear Urrutia, con el pretexto que llevaba una medicina que necesitaba Julio Hernán Maigret. Al entrar al domicilio el Obispo les inquirió a los agentes sobre qué sucedía.
Esto fue confirmado por el Obispo Alvear ante el juez posteriormente, declarando que en el lugar había varios niños y los adultos mencionados. Agregó que «luego de permanecer un instante quise retirarme, pero un hombre me dijo: Usted está detenido.
Al interrogarlo, se identificó mostrando su carnet de DINA. Cuando supo que yo era Obispo decidió consultar por teléfono».
Dos horas más tarde, llegó un sujeto que no quiso identificarse y que procedió a interrogar al Obispo Alvear respecto de sus actividades, preguntas a las que él se negó a contestar. «Le pedí en cambio la orden de detención, a lo cual me explicó que estaba solamente ‘retenido'».
Estos hechos fueron denunciados por Monseñor Alvear ante el Ministro de Justicia y al Presidente de la Corte Suprema.
La ratonera
Cerca de la 13 hora de ese día 30 de mayo, mientras María Teresa Zúñiga permanecía junto a los agentes en un vehículo cerca del 1587 de calle Conferencia, llegaron otros dos vehículos en los que venían custodiados por agentes, Juan Becerra, su esposa, María Angélica Gutiérrez y su prima Eliana Vidal, los hicieron descender e ingresar al inmueble. Igual cosa obligaron hacer a María Teresa Zúñiga, la que una vez adentro se acostó ya que se sentía muy mal, por los maltratos a que había sido sometida, tenía el rostro desfigurado y dolores en todo el cuerpo, debió permanecer en cama durante varios días.
En la casa se quedaron cinco agentes de brigada Purén de la DINA. Todos armados de metralletas. Ordenaron a los detenidos hacer una vida normal, pero no los dejaban salir del hogar. Incluso las compras las hacían los agentes de la DINA, quienes cambiaban de guardia todos los días. En el lugar permanecían además de los mencionados dos hijas del matrimonio Becerra Gutiérrez, una prima del dueño de casa, Lastenia Palacios y Miguel Ángel Retamal, quienes fueron llevados de vuelta desde la casa de Alejandro del Fierro. Durante el día, los detenidos en la «ratonera» de la calle Conferencia debían permanecer en el taller de trabajo, simulando labores de confección de carteras de cuero y atendiendo a los clientes que llegaran.
Así permanecieron en los domicilios referidos los «retenidos», mientras sus captores esperaban.
El lunes 3 de mayo llegó a la casa de Conferencia Elisa Escobar, quien comunicó a María Angélica Gutiérrez que Mario Zamorano llegaría el martes cerca de las 19 horas. Dejó dinero para la comida y se fue. Los agentes, que habían presionado a la familia para que ocultaran su calidad de detenidos, la observaron en todo momento desde el interior de la casa y avisaron por radio que no la detuvieran pero que fuera seguida.
Reunión de la dirección clandestina
Víctor Canteros relata:
“La reunión que se iba a realizar en la casa de calle Conferencia 1587, en Santiago, tenía por objetivo estudiar el problema sindical. Por eso, además de los miembros de la Dirección clandestina –Mario Zamorano, Jorge Muñoz y Uldarico Donaire-, concurría también Jaime Donato del equipo sindical. Habíamos tomado como norma de seguridad, que, a toda reunión de la Dirección, dos de sus miembros no participaban. En esta ocasión nos correspondió a Víctor Díaz y a mí no asistir.
(Víctor Cantero: Conversación con el redactor. Santiago, 10 de junio de 2001)
El día 4 de mayo de 1976, después de una tensa espera, cerca de las 19,30 horas, al no ver que colgaba en la ventana una cartera (señal de peligro), Mario Jaime Zamorano Donoso entró a la casa de calle Conferencia 1587. Tiró de un cordel que abría la puerta de entrada, tal como lo había hecho en muchas oportunidades. En ese mismo instante dos agentes de la DINA se abalanzaron sobre él.
Mario Zamorano opuso resistencia. Hubo un fuerte forcejeo. Impotentes para reducirlo, uno de los agentes le disparó un balazo. Los testigos escucharon el sonido de la descarga y vieron que Mario Zamorano sangraba de una pierna. Los agentes lo vendaron y encerraron en una pieza posterior. María Teresa Zúñiga, quien permanecía recostada en otra habitación, pudo escuchar que uno de los agentes de la DINA hablaba por radio diciendo: «Llegó la señorita Z y ella se disparó un tiro en el muslo. Se está desangrando». Mario cayó detenido un día antes de cumplir los 45 años.
Al poco rato, cerca de las 20 horas, llegó Jorge Muñoz Poutays, quien luego de entrar al domicilio fue detenido por los agentes, frente a la pieza en que estaba María Teresa Zúñiga. Ella, miró por la ranura de la puerta y pudo ver que habían detenido a un hombre alto, delgado y de lentes. Uno de los captores informó inmediatamente por radio diciendo: «Llegó el marido de la Gladys Marín».
Cerca de las 22,30 horas, los agentes sacaron de la casa a los dos detenidos. A Mario Zamorano lo llevaron arrastrando, envuelto en un cubrecama. Los agentes hablaban de que el herido perdía mucha sangre y que podría perder la pierna. Lo ingresaron esa misma noche a la Posta Central, siendo registrado con sus iniciales M.J.Z.D. y con diagnóstico de «diabetes».
Luego de permanecer en ese lugar por cinco días, habría sido trasladado hasta el Hospital Militar, desde donde fue finalmente trasladado hasta el recinto de la DINA en Villa Grimaldi, al igual que los otros detenidos en calle Conferencia.
Al día siguiente, 5 de mayo, aproximadamente a las 9 horas llegó a la casa de calle Conferencia Jaime Patricio Donato Avendaño, quien fue inmediatamente detenido.
Al rato, en momentos en que ingresaba al domicilio de Juan Becerra, fue detenido por los agentes de la DINA Uldarico Donaire Cortez. Ahí permanecieron hasta cerca de la media noche, cuando fueron trasladados hasta Villa Grimaldi.
El 6 de mayo, como a las 13,30 horas, llegó a la casa de calle Conferencia Elisa del Carmen Escobar Cepeda, quien preguntó por Mario Zamorano. Fue detenida por los agentes de la DINA. A las 14 horas la sacaron del lugar en un taxi.
El compañero Víctor Díaz López fue detenido el 12 de mayo en una casa de Bello Horizonte 979, en Las Condes.
Estos héroes de la primera dirección clandestina del Partido Comunista fueron conducidos al cuartel de Simón Bolívar 8630, de la Brigada Lautaro de la DINA, lugar de exterminio, donde fueron salvajemente torturados y asesinados. (1)
¡Honor y gloria a estos héroes de nuestra época!
(*) Historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER.
Nota:
(1) La caída de la primera Dirección clandestina significó un golpe muy duro para el Partido Comunista. Pero la lucha contra la dictadura debía continuar. Surgió entonces, una segunda dirección clandestina encabezada por el profesor Fernando Ortiz Letelier. La caída de la primera Dirección clandestina significó un golpe muy duro para el Partido Comunista. Pero la lucha contra la dictadura debía continuar.
Surgió entonces, una segunda dirección clandestina encabezada por el profesor Fernando Ortiz Letelier, la cual fue víctima, a su vez, de una segunda oleada represiva contra el partido, en la distintos días de la tercera quincena de diciembre de 1986 . Desde entonces permanecen desaparecidos Horacio Cepeda Marinkovich, Lincoyán Berríos, Fernando Navarro Allendes, Fernando Ortíz Letelier, Edras Pinto Arroyo Reinalda Pereira Plaza y Héctor Véliz Ramírez.