Los medios de comunicación chilenos siguen la alternancia en el puesto de arquero de Barcelona con una pasión sin límites y una ingenuidad provinciana, como si del desenlace de ese hecho dependiera el destino del fútbol chileno.
No es que no haya una competencia desatada entre Claudio Bravo y el alemán André Ter Stegen, tampoco que el tema carezca de interés.
No en vano, Barcelona es el actual campeón de España y de Europa, y uno de los tres o cuatro principales clubes del mundo.
Pero es una cuestión de perspectiva. Se puede abordar el tema desde un ángulo técnico, o al menos, sin exaltación chauvinista.
Más goles que paradas
A Ter Stegen no le salen las cuentas. Resulta que en los seis partidos oficiales que ha disputado en esta temporada con el Barça ha encajado 15 goles (2,5 por encuentro) y solo ha realizado 10 paradas. Muy diferente de las estadísticas del curso anterior, cuando en 21 duelos encajó 16 goles y salvó 51 remates. Según desvelan desde la ciudad deportiva, sin embargo, el portero no duda de sí mismo, sino que se esfuerza aún más en cada entrenamiento. “Si algo no ha perdido Marc es la confianza”, resuelve Bartra, que habla por todos los del vestuario.
La exigencia ocasional. Ser portero del Barcelona supone actuar pocas veces pero bien. Más que nada porque el equipo realiza el acoso alto y casi siempre tiene mayor posesión que el rival, por lo que son escasas las ocasiones en las que el contrario se bate con Ter Stegen, por más que el Celta sí rematara en 17 ocasiones (cinco a puerta y cuatro goles). “Los porteros de los equipos grandes deben ser diferentes; tienen que tener una capacidad de concentración muy grande y no dejar de estar metido en el partido”, explica Abel Resino, que fuera portero del Atlético y entrenador de muchos otros equipos.
“Sí, hay que ser muy preciso porque la exigencia del Barça pasa por ganar y para eso no hay que encajar”, interviene El Gato Ablanedo, del Sporting, internacional en cuatro ocasiones; “y en un gran equipo se sabe que los errores continuados no se perdonan”. Se suma al debate Francisco José Molina, que también estuvo bajos los palos del Valencia, Atlético y Depor: “Pero si le meten tantos goles, que no es normal, el portero tiene una responsabilidad compartida con el equipo”. Algo que aprueba César Sánchez, que se puso la camiseta del Madrid, Tottenham y Valencia: “No es el culpable y no es justo. Un gol no depende solo del meta”. Y Ricardo López, que jugó con el Manchester United antes de asentarse en Osasuna, añade: “Por eso Luis Enrique no estará preocupado por el portero, sino por cómo le llegan los tantos”.
Al Barcelona le baten de todas las maneras
La fragilidad defensiva del Barça choca porque en el curso anterior concedió 21 goles en toda la Liga, lo que supone una media de 0,5 por encuentro. En esta, ya supera el tanto por partido (seis en cinco) y es un agujero al que no sabe ponerle torniquete desde que empezara la pretemporada. Así, ha encajado 24 tantos en 14 choques, lo que sale a una media de 1,7. Y, como precedente, desde 2000-20001, con Serra Ferrer en el banquillo y Reina de portero, el Barça no encajaba cuatro tantos en tres duelos de una misma temporada.
Aunque se ha señalado a Ter Stegen como uno de los responsables, la realidad es que al Barcelona le han hecho goles de todos los colores y por diversas razones, quizá también porque durante varios partidos no estaba Piqué, que el año pasado sustentó a su línea, como Bravo se erigió en el Zamora bajo los palos. Ya en pretemporada Luis Enrique detectó dos de los problemas: la facilidad con la que los rivales remataban en las jugadas de estrategia y la debilidad azulgrana en su propia área. “Pensaba que lo de las jugadas a balón parado ya lo teníamos resuelto…”, se lamentó. Y en otra ocasión añadió: “Debemos defender bien cerca del área y minimizar los daños cuando nos llegue el rival”. Pasado el tiempo, no se ha conseguido solucionar porque el Sevilla y el Athletic remataron a placer cerca de Ter Stegen en los duelos de las Supercopas.
Pero al Barça también le están haciendo daño en las contras, un riesgo que desde la ciudad deportiva azulgrana asumen como normal “porque es nuestra forma de jugar”. Así, el rojiblanco Torres se la jugó por piernas a la defensa como también se lo hizo el céltico Iago Aspas en dos ocasiones a los centrales, que a buen seguro no quedaron conformes con el repliegue defensivo del equipo ni con la separación de las líneas. Y, además, Alves evidenció una vez más en el gol de Nolito que lo suyo no es guardar las espaldas, más pendiente de la cobertura al central que de su pareja de baile.
Un error y varias dudas
De los 15 tantos recibidos solo en uno se le puede echar rotundamente la culpa a Ter Stegen, por más que tampoco se le cuenten paradas de mérito. El error fue ante el Athletic en la Supercopa, cuando despejó con la cabeza hacia el centro del campo y San José se la devolvió en gol. Aunque Florenzi, de la Roma, también le pilló adelantado y le coló otro chut desde la medular. Ante el Levante, también salió mal en un centro, pero él justificó que sus compañeros estaban mal colocados y debía hacerlo, argumento después validado por el vestuario. “Pero un error siempre se va a quedar ahí, sobre todo si se pierde el partido”, apunta Ablanedo. “Y a Ter Stegen le han metido goles extraños, se le han ido juntando una serie de circunstancias y está bloqueado”, amplía Abel. Molina agrega: “Hay que saber convivir y aprender de los fallos. Forma parte del trabajo”. “Es que el portero tiene una responsabilidad mayor en los goles a ojos de todos, pero es la misma que el resto. Tiene que asumir ese peso”, ahonda César, al igual que Cañizares: “Es normal tener errores y aprender de ellos. Ya irá asumiendo menos riesgos y guardando más precauciones”.
La sombra de Bravo. Trofeo Zamora en el curso pasado, Bravo se ganó la titularidad a base de paradas. Lesionado ahora, Ter Stegen disfruta de una ocasión que quizá se le está escapando. “Bravo demostró que no había debate en la portería”, expone Cañizares. “Si el otro es más titular, debería estar tranquilo porque no se juega nada”, resuelve Molina. “Y si pensara que está perdiendo la ocasión, sería un error; tiene que darse refuerzos positivos”, apostilla César. “Exacto”, interviene Ablanedo; “porque la presión de la competencia jamás te puede perjudicar”. Se suma Abel: “El problema sería que por la competencia viera fantasmas por todos los lados”.
Trabajo mental. Todos los porteros tienen claro que Ter Stegen no debe perder el norte. “En las situaciones de estrés no suele trabajarse como se debe”, señala César; “porque la mayoría de las cosas están en la cabeza. Quizá es un tipo frío y no necesita esa ayuda, pero es un punto donde hay margen de mejora”. Ablanedo no lo duda; “El entrenamiento de después de un mal partido es duro, pero en el siguiente ya solo puedes pensar en el próximo partido”. Así lo ve Molina: “Lo que hay que hacer es trabajar y confiar en tus cualidades y condiciones, que por algo estás en un gran club”. Interviene Ricardo: “Tiene que disfrutar porque el fútbol es espectáculo. Y en el Barça, con el Camp Nou y esos compañeros, no puedes sufrir”.
Portero de futuro
Ter Stegen tiene 23 años, lo que es poco para la posición de portero, donde se estiran las carreras. “Es un chico muy joven con unas grandes condiciones y un gran futuro”, defiende Cañizares. “Es un muy buen portero para los próximos años con todas las garantías”, destaca Abel. Se suma César: “No es más malo que hace cuatro partidos por unos errores”. Opina Ablanedo: “Es un gran guardameta que sabe lo que le espera”. Y remata Ricardo: “¡Pero si ya ha ganado la Champions! ¿Cómo no va a tener nivel para el Barça un jugador así?”.
Fuente: El País