por Rony Corbo.
Ante las decisiones judiciales arbitrarias e ilegales de los tribunales brasileños de impedir la candidatura del presidente Lula y del fin del plazo establecido para definir los nombres, el Partido de los Trabajadores de Brasil y el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) juntos con otros partidos en el lema “El Pueblo Feliz de Nuevo” presentaron la fórmula Fernando Haddad candidato a presidente y Manuela D’Ávila del PC del B como candidata a vicepresidenta.
Haddad escuchó la lectura del mensaje público de Lula en un palco levantado a metros de los portones de acceso a la sede de la Policía Federal de Curitiba (donde Lula está preso) junto a Dilma Rousseff, Gleisi Hoffman y Manuela D’Avila, quienes anteriormente se reunieron con el ex presidente.
“Nosotros ya somos millones de Lulas, de hoy en adelante Fernando Haddad será Lula para millones de brasileños, hasta la victoria, un abrazo del compañero de siempre, Luiz Inácio Lula da Silva” grito fuerte el nuevo candidato luego de leída la carta de Lula.
Con Lula fuera de combate (con el 40% de intención de voto), la elección en Brasil es realmente una guerra. Para completar el panorama adverso de la izquierda, el derechista Jair Bolsonaro, quien protagonizó un cinematográfico intento de asesinarlo, subió en las encuestas y el comandante en jefe del ejército brasileño General Eduardo Villas Boas, en una extensa entrevista, dejó entrever que no se permitirá una victoria de Haddad y Manuela.
Por la importancia política y lo que representa y expresa, transcribimos integra para “El Popular” la carta al pueblo brasileño de Lula.
Carta de Lula al pueblo brasileño
“Compañeras y compañeros:
Ustedes deben saber ya que los tribunales han prohibido mi candidatura a presidente de la República. En verdad, han prohibido que el pueblo brasileño vote libremente para cambiar la triste realidad del país. Nunca he aceptado la injusticia, ni la voy a aceptar. Desde hace más de 40 años camino junto al pueblo, defendiendo la igualdad y la transformación de Brasil en un país mejor y más justo. Y fue recorriendo nuestro país que vi de cerca el sufrimiento quemando en el alma y la esperanza brillando de nuevo en los ojos de nuestra gente. He visto la indignación ante las cosas tan equivocadas que están haciendo y las ganas de mejorar la vida otra vez.
Fue para corregir tantos errores y renovar la esperanza en el futuro que decidí ser candidato a presidente. Y pese a las mentiras y la persecución, el pueblo nos ha abrazado en las calles y nos ha llevado al liderazgo absoluto en todas las encuestas.
Desde hace más de cinco meses estoy preso injustamente. No he cometido ningún crimen y he sido condenado por la prensa mucho antes de ser juzgado. Sigo desafiando a los fiscales de la Lava Jato, al juez Sérgio Moro y al TRF-4 a que presenten una única prueba contra mí, pues no se puede condenar a alguien por crímenes que no ha practicado, por dinero que no ha desviado, por actos indeterminados.
Mi condena es una farsa judicial, una venganza política, siempre usando medidas de excepción contra mí. Ellos no quieren arrestar e impedir tan solo al candidato Luiz Inácio Lula da Silva. Quieren arrestar e impedir el proyecto de Brasil que la mayoría ha aprobado en cuatro elecciones consecutivas, y que solo fue interrumpido por un golpe contra una presidenta legítimamente electa, que no cometió ningún crimen de responsabilidad, golpe que lanzó al país al caos.
Ustedes me conocen y saben que yo jamás desistiría de luchar. He perdido a mi compañera Marisa, que se fue con la amargura de todo lo que le sucedió a nuestra familia, pero no he desistido, incluso en homenaje a su memoria. He enfrentado a las acusaciones con base en la ley y en el derecho. He denunciado las mentiras y los abusos de autoridad en todos los tribunales, entre ellos el Comité de Derechos Humanos de la ONU, que reconoció mi derecho de ser candidato.
La comunidad jurídica, dentro y fuera del país, se indignó con las aberraciones cometidas por Sérgio Moro y por el Tribunal de Porto Alegre. Líderes de todo el mundo han denunciado el atentado a la democracia en el que mi proceso se ha convertido. La prensa internacional mostró al mundo lo que la Globo intentó esconder.
Aun asi los tribunales brasileños me han negado el derecho que garantiza la Constitución a cualquier ciudadano, siempre y cuando no se llame Luiz Inácio Lula da Silva. Han negado la decisión de la ONU, violando el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos que Brasil ha firmado soberanamente.
Por acción, omisión y protección, el Poder Judicial brasileño ha privado al país de un proceso electoral con la presencia de todas las fuerzas políticas. Han impedido la realización del derecho del pueblo de votar libremente. Ahora quieren prohibirme hablarle al pueblo y hasta aparecer en televisión. Me censuran, como en la época de la dictadura.
Tal vez nada de esto habría ocurrido si yo no liderara todas las encuestas de intención de voto. Quizá yo no estaría preso si aceptara renunciar a mi candidatura. Pero yo jamás cambiaría mi dignidad por mi libertad, a causa del compromiso que tengo con el pueblo brasileño.
Me incluyeron artificialmente en la Ley Ficha Limpia para arrancarme de forma arbitraria de la disputa electoral, pero no permitiré que se haga de esto un pretexto para aprisionar el futuro de Brasil.
Es frente a estas circunstancias que tengo que tomar una decisión, en el plazo que se me ha impuesto arbitrariamente. Estoy proponiendo al PT y a la Coalición “El Pueblo Feliz de Nuevo” la sustitución de mi candidatura por la del compañero Fernando Haddad, que hasta este momento ha desempeñado con extrema lealtad la posición de candidato a vicepresidente.
Fernando Haddad, ministro de Educación en mi gobierno, fue responsable de una de las transformaciones más importantes de nuestro país. Juntos, hemos abierto las puertas de la Universidad a casi cuatro millones de estudiantes que nunca antes habían tenido esta oportunidad. Juntos creamos el ProUni, el nuevo Fies, la política de cupos, el Fundeb, el Enem, el Plan Nacional de Educación, el Pronatec e hicimos cuatro veces más escuelas técnicas que lo que habían hecho en cien años. Hemos creado el futuro.
Haddad es el coordinador de nuestro Plan de Gobierno para sacar al país de la crisis, recibiendo contribuciones de miles de personas y discutiendo cada punto conmigo. Él será mi representante en esta batalla para que retomemos el rumbo del desarrollo y de la justicia social.
Si quieren acallar nuestra voz y derrotar nuestro proyecto para el País, están muy equivocados. Nosotros seguimos vivos, en el corazón y en la memoria del pueblo. Y nuestro nombre ahora es Haddad.
A su lado, como candidata a vicepresidenta, tendremos a la compañera Manuela D’Ávila, confirmando nuestra alianza histórica con el PCdoB, y que también cuenta con otras fuerzas, como el PROS, sectores del PSB, líderes de otros partidos y, sobre todo, con los movimientos sociales, trabajadores de la ciudad y del campo, exponentes de las fuerzas democráticas y populares.
Nuestra lealtad, la mía, de Haddad y Manuela, es con el pueblo en primer lugar. Es con los sueños de quienes quieren vivir otra vez en un país en el que todos tengan comida en la mesa; en el que haya empleo, salario digno y protección de la ley para los que trabajan; en el que los niños y niñas tengan escuelas y los jóvenes tengan futuro; en el que las familias puedan comprarse su coche, su casa y seguir soñando y realizando cada vez más. Un país en el que todos tengan oportunidades y nadie tenga privilegios.
Yo sé que un día la verdadera Justicia se hará y mi inocencia será reconocida. Ese día estaré junto a Haddad para hacer el gobierno del pueblo y de la esperanza. Todos nosotros estaremos allí, juntos, para hacer a Brasil feliz de nuevo.
Quiero agradecer la solidaridad de los que me envían mensajes y cartas, hacen oraciones y actos públicos por mi libertad, protestan en el mundo contra la persecución y luchan por la democracia, y especialmente a los que me acompañan a diario en la vigilia frente al sitio en el que estoy.
Pueden aprisionar injustamente a un hombre, pero no a sus ideas. Ningún opresor puede ser mayor que el pueblo. Por eso, nuestras ideas van a llegar a todo el mundo por la voz del pueblo, más alta y más fuerte que la Globo.
Por eso, quiero pedirles, de corazón, a todos los que me votarían a mí, que voten al compañero Fernando Haddad para presidente de la República. Y les pido que voten a nuestros candidatos a gobernador, diputado y senador para que construyamos un país más democrático, con soberanía, sin la privatización de las empresas públicas, con más justicia social, más educación, cultura, ciencia y tecnología, con más seguridad, vivienda y salud, con más empleo, salario digno y reforma agraria.
Nosotros ya somos millones de Lulas y, a partir de hoy, Fernando Haddad será Lula para millones de brasileños. Hasta pronto, mis amigos y mis amigas. ¡Hasta la victoria!
Un abrazo del compañero de siempre,
Luiz Inácio Lula da Silva”.
Empieza una elección al todo o nada
Con las cartas sobre la mesa y Lula proscripto (como era esperable) comienza la recta final de la elección en Brasil. El gran desafío de Haddad, será acercarse a Bolsonaro en la primera vuelta del 7 de octubre para pelear la presidencia en el balotaje del 28 de ese mes.
Bolsonaro, internado tras recibir una puñalada la semana pasada en un acto de campaña, subió 5 puntos y está primero con el 26 % de la intención de voto. Lo sigue Ciro Gomes (PDT), con un 11%, Marina Silva (Red), 9%, Geraldo Alckmin (PSDB) también un 9%. Fernando Haddad (PT), esta con un 8%, esperando ver como se da el traspaso de votos del 40% de Lula, que, por supuesto, no será automático, pero si los suficientes para intentar disputar la segunda vuelta.
El domingo pasado la candidatura de Lula y el Pacto de la ONU fueron igualmente vilipendiados por el comandante del Ejército, general Eduardo Villas Boas. En una extensa entrevista, el general dejó entrever que no se permitirá una victoria de Lula y en alguna medida, de forma más elíptica, insinuó que tampoco una de Haddad.
Lo que está en juego es la democracia en Brasil. La necesidad de construir una alternativa válida para disputar con el candidato de la extrema derecha la elección parece ser el desafío en la recta final de la elección. Un mayor retroceso democrático en Brasil si gana Bolsonaro tendrá repercusiones en todo el continente.
La historia reciente nos enseña lo que sucedió después del golpe en Brasil en 1964 cuándo inventaron la ‘amenaza comunista’ representada por el gobierno Joao Goulart.
Cualquier coincidencia con la situación actual no es casualidad, sino la estrategia del poder económico y sectores pro imperialistas de las fuerzas armadas para subordinar a América Latina al control norteamericano.
En palabras de Henry Kissinger “hacia donde vaya Brasil, irá Latinoamérica”.
Fuente:PCU