Los líderes de la oposición al Gobierno del brasileño Jair Bolsonaro lograron aprobar de forma preliminar la creación de una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) sobre la actuación de los fiscales de la Operación Lava Jato y del ex juez y actual ministro Sergio Moro.
La comisión pretende «investigar la violación de los principios constitucionales y del Estado Democrático de Derecho, en razón de la supuesta articulación entre los miembros de la Procuradoría de la República de Paraná y del entonces juez Sérgio Moro, de la 13ª Vara Federal de Curitiba, publicada por el medio The Intercept en el mes de junio de este año», según informa la Cámara de Diputados de Brasil en su página web.
En los últimos meses, el citado medio digital ha ido publicando diversos mensajes privados del servicio Telegram que apuntan a que los procuradores y el entonces juez colaboraron de manera irregular.
Por ejemplo, ambas partes al parecer se ayudaron mutuamente para crear las condiciones óptimas para poder encarcelar al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011).
La mesa directora de la Cámara identificó 175 diputados a favor de la creación de la comisión, cuatro más que los necesarios, aunque para que se instaure formalmente la petición debe leerse en el plenario.
La falsa lucha contra la corrupción que llevó a Bolsonaro a presidir Brasil revelada por The Intercept
A partir del 9 de junio de este año, The Intercept empezó a publicar miles de conversaciones internas, politizadas y legalmente dudosas, entre Sergio Moro y los miembros de la fuerza de tarea del Lava Jato, coordinada por el procurador Deltan Dallagnol, a través de la aplicación Telegram.
Los cientos de mensajes y grabaciones de audio, video y fotos, enviados por una fuente anónima, exponen irregularidades en la mayor causa judicial de la historia del país.
El Lava Jato se inició en 2014 para investigar sobornos pagados por grandes empresas de la construcción a la petrolera estatal Petrobras con el fin de conseguir contratos de obra pública, que terminaron en el bolsillo de dirigentes políticos y funcionarios del entonces Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
Como parte de estas investigaciones, el juez Moro condenó en 2018 al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a más de 12 años de prisión, acusándolo de recibir un departamento que nunca estuvo a su nombre, como un supuesto soborno.
La sentencia cambió decisivamente la política brasileña, pues impidió al exmandatario participar en las elecciones de ese mismo año, en las cuales era el claro favorito. Así triunfó Jair Bolsonaro.
Las revelaciones de The Intercept Brasil han recibido el nombre de Vaza Jato, en un juego de palabras que alude a la operación Lava Jato y que remite a un escape de información.
Los mensajes demuestran, entre otras cosas, el deseo de los procuradores de impedir la victoria del PT en las elecciones y las maniobras que realizaron para lograr ese objetivo.
También queda claro que el juez Moro colaboró de forma secreta con los fiscales para ayudar a montar la acusación contra Lula.
De acuerdo al sistema judicial brasileño, se establece claramente la separación entre la investigación de los fiscales y el juez, que debe decidir con independencia sin involucrarse en la acusación, lo que indica la ilegalidad de la conducta de Moro, Dallagnol y otras autoridades judiciales que participaron en esa articulación.
The Intercept ha compartido la investigación con otros medios de distintos signos políticos, como la revista Veja, Folha de Sao Paulo, El País de Madrid y Buzzfeed.
El caso de Veja es especial: la revista promovió durante cinco años el Lava Jato con todas sus fuerzas, y tras las revelaciones de The Intercept, publicó un editorial autocriticándose por su manejo del caso.
Se trata de la segunda gran investigación periodística de The Intercept, que publicó las revelaciones del informático estadounidense Edward Snowden sobre el programa de vigilancia secreto e ilegal de EEUU. En 2014, uno de sus fundadores, Glenn Greenwald recibió el Premio Pulitzer, considerado el Oscar del periodismo mundial.
¿Cómo maneja un pequeño equipo de periodistas este enorme desafío?
Al frente de esta osada investigación está un pequeño equipo de 10 periodistas, que desde entonces han recibido todo tipo de amenazas y presiones. El grupo está encabezado por Andrew Fishman, estadounidense, que empezó esta aventura en 2016 de manera casi casual, según cuenta a Sputnik.
«En 2016, cuando se preparaba la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en el Congreso, publicamos un artículo que fue visto más de 400.000 veces. Al poco tiempo, 15% de nuestra audiencia era brasileña y recibimos cientos de mails pidiéndonos abrir un sitio en Brasil. Propuse hacer una prueba por seis meses, aceptaron, pero se venían los Juegos Olímpicos, y tuvimos solo dos semanas para conseguir los periodistas, la oficina y empezar a publicar», recuerda. «Fue una idea loca, un experimento loco que funcionó».
Ahora, con el Vaza Jato, el sitio «explotó». «Esto es lo que queríamos, hacer un equipo y crear una reputación para que la gente supiera que somos el lugar a donde ir si tienes algo grande como esto, y sucedió». «Desde el comienzo vimos que iba a ser una gran historia, que había riesgos muy grandes y que teníamos que concentrarnos en el trabajo y no en lo que podía salir mal», comenta.
«Creíamos que la información era tan importante y valiosa, que la verdad que estamos contando nos iba a proteger, que lo que íbamos a decir nos iba a mantener seguros», agrega.
El equipo de The Intercept sabía que Bolsonaro iba a reaccionar intentando detenerlos, acusándolos de robar la información, amenazando con llevar a la cárcel a sus periodistas y realizando una campaña mediática en su contra.
«Pero la información no solo la teníamos nosotros sino que era internacional, y aunque nos arrestaran, no iban a poder detener su difusión. Consideraron allanar nuestras oficinas pero no lo hicieron, e hicieron bien, porque la respuesta hubiera sido muy fuerte, nos hubiera hecho más fuertes, aunque sufriéramos como resultado».
Una de las principales campañas contra The Intercept ha sido por la forma como obtuvieron la información, pero Fishman asegura que no hicieron nada malo: «no hackeamos, no robamos información, no pagamos por nada, recibimos la información, analizamos lo que era de interés público, y solo publicamos lo que fue cuidadosamente chequeado».
El equipo verificó cuidadosamente el contenido, cotejando fechas de eventos públicos que coincidían con las conversaciones de Telegram, razón por lo cual es imposible cualquier tipo de manipulación.
«Si alguien tratara de crear toda esta información, llevaría años. No hay evidencia de ningún tipo de manipulación y hay audios con las voces de todos ellos, de manera que fabricarlo es impensable», remarca.
The Intercept solo publicó las partes de interés público, eliminando todas las conversaciones privadas y los nombres de personas no involucradas.
«Queremos asegurarnos de que tenemos total certeza de lo que publicamos, porque la verdad es lo que más nos protege, porque si exageramos o inventamos o manipulamos, eso nos pone en riesgo, y no queremos», explica el periodista.
Fishman destaca el papel de los medios que se asociaron con The Intercept, porque el objetivo era publicar la información tan rápido como fuera posible.
«No tenemos que ser los propietarios exclusivos, y vimos que haciendo sociedad con grandes medios y periodistas experimentados ganábamos credibilidad. Intencionalmente buscamos socios de todas partes del espectro ideológico, como la revista Veja», ejemplificó.
¿No corren riesgos personales?
Al día siguiente de la primera publicación, una catarata de acusaciones se les vinieron encima:
«Moro dijo que éramos criminales, cómplices de hackers, el presidente Bolsonaro dijo que íbamos a pasar un tiempo en prisión, nuestro sitio fue atacado digitalmente, fuimos calumniados, la gente mentía sobre nosotros en Twitter y demás redes sociales. Una persona grabó conversaciones nuestras en un bar y las manipuló para tratar de desacreditarnos», recuerda.
Pero al mismo tiempo, el equipo periodístico recibió un enorme apoyo: multiplicaron por cinco los suscriptores, además de recibir la solidaridad de 29 organizaciones civiles y de periodistas en Brasil y el mundo.
Los medios al servicio de las maniobras judiciales
Una de las claves del éxito de Moro y los fiscales en su lucha contra Lula fue la combinación de las investigaciones judiciales con la utilización de los medios de comunicación para convencer a la población de la culpabilidad de los acusados.
«Utilizaron la prensa para su beneficio. Crearon una narrativa muy excitante, que repartían gota a gota, con jugosos leaks, frases, alimentando a los periodistas que estaban felices y todos estaban en eso porque era una gran historia», relata Fishman.
De parte de la prensa, «no hubo ningún cuestionamiento o pensamiento crítico, y si criticabas, entonces no ibas a tener más novedades de tu fuente, y hasta te podían cerrar tu medio».
«Crearon una cultura que desestimuló ser valiente o crítico. Esto permitió al Lava Jato volverse como un monstruo», definió.
Los miembros de la fuerza de tareas y Moro «utilizaron este poder para manipular la prensa, hacer colusión para protegerse colectivamente, de manera que incluso jueces de la Corte tenían que pensar dos veces antes de criticarlos».
También lo usaron «para crear presión en la opinión pública, para forzar a los sospechosos a confesar y colaborar, además de encarcelarlos hasta que hablaran, perseguir a miembros de sus familiares para obligarlos a confesar».
Las redes, las elecciones y el periodismo
Durante la campaña electoral de 2018, la difusión de noticias falsas en WhatsApp para desacreditar a los opositores fue una de las claves del triunfo de Bolsonaro, gracias a sospechosas contribuciones de millones de dólares.
Para Fishman, las fake news no son un fenómeno de ahora. La manipulación y la propaganda han existido desde siempre, pero ahora existen herramientas de comunicación que potencian los efectos nocivos.
A su juicio, la manera de combatirlas no es destinar cada vez más recursos en chequear todas las informaciones y descubrir cada mentira, sino usar esos recursos para averiguar «quién está detrás, quién pagó, seguir el dinero, buscar el rastro oscuro, lo cual es más difícil, pero más esencial».
Lucha contra la corrupción, ¿una herramienta contra determinados grupos económicos?
Una de las últimas revelaciones de The Intercept destapa cómo los fiscales dirigieron su investigación contra empresas determinadas, como las constructoras Odebrecht y la estatal Petrobras, pero no investigaron a otros políticos ni a los bancos.
«Dallagnol tenía siete casos contra el expresidente Fernando Henrique Cardoso pero usó la única que ya había prescrito, sabiendo que no llegaría a ninguna parte, para que la prensa no dijera que era imparcial», cuenta Fishman. «Aun así, el juez Moro dijo [en los mensajes revelados] que no debía perseguir a un aliado importante», añade.
Al mismo tiempo, Dallagnol recibía mucho dinero por dar charlas en los principales bancos de Brasil, incluyendo conversaciones confidenciales con sus directivos. En una de las conversaciones filtradas, Dallagnol se lamenta de tener que investigar a los bancos.
«Tuvieron favoritos, eligieron no ir detrás de ciertos casos y cierta gente, como los bancos, sino tras los blancos más fáciles y convenientes. Esta es una más de las muchas piezas de evidencia que tenemos de que estaban abusando de su poder, de que debían ser controlados y no lo eran», recalca.
Los grandes medios fueron funcionales a esta manipulación, apoyados en la buena imagen que brinda luchar contra la corrupción.
«Es un mensaje muy poderoso, quién va a estar a favor de la corrupción, es un arma muy poderosa para ser explotada políticamente y que fue usada con gran éxito en Brasil».
¿Qué va a pasar con Moro y Dallagnol?
Las revelaciones de The Intercept han causado un enorme daño a Moro y a los fiscales del Lava Jato.
«Moro parecía destinado a ser el nuevo miembro de la Suprema Corte de Justica, eso está excluido, hay algunos que dicen que quiere dejar el cargo, pero hay que verlo. Dallagnol está siendo objeto de una serie de investigaciones del Ministerio Público y ha perdido una gran credibilidad», resalta Fishman.
Sobre las consecuencias políticas, Fishman es cauto:
«Algunos esperan que Lula sea liberado, es una posibilidad, porque lo que hemos revelado puede ser utilizado para invalidar los fallos. Eso habrá que verlo».
Fuente: Sputnik