Felipe Brait es productor cultural, artista plástico y poeta. Desde el 2001, actúa sobre el espacio público generando intervenciones urbanas, eventos multimedia, performance y debates. Es miembro fundador de los colectivos RADIOATIVIDADE y EIA y forma parte del colectivo FRENTE 3 DE FEVEREIRO. Desde la perspectiva de los movimientos sociales, explica el golpe en Brasil.
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– En Chile muy poca gente tiene una idea clara de lo que pasó en Brasil con el Golpe a Dilma Rouseff. ¿Puedes explicarnos?
«El gobierno Dilma no tenía mayoría en el congreso desde la última elección presidencial del 2014. La disputa fue muy dura y la oposición no aceptó la derrota. Luchó para que ella perdiera la gobernabilidad. Aún así no les encontraron ningún crimen relativo a su gestión. Lo que ocurrió fue una articulación entre la élite artistocrática-política para sacarla del poder e intentar frenar investigaciones de corrupción en curso desde el 2014 en la llamada “Operación Lava Jato”, que afectó a toda la clase política brasilera.
Era sobre desvíos de recursos para fomentar campañas políticas entre 2010 y 2014, dentro de la petrolera estatal – PETROBRAS. Se suma a esto la crisis política de representatividad y la grave crisis económica del país. Pero el tema es mucho más complejo pues todavía hay una movilización del judiciario para incriminar a Lula y Dilma y sacarlos del poder. Se sumó a esto el miedo de la oposición a que Lula volviera el 2018″.
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– ¿Y cuál es la posición de los movimientos sociales?
«El PT (Partido de los Trabajadores – de Dilma y Lula) ya había perdido una buena parte del apoyo de los movimientos sociales durante la gestión, por la austeridad y la falta de sensibilidad con temas tan fuertes como la temática indígena, la reforma agraria, legalización de más derechos, reforma urbana, etc…pero después del golpe…ahora están más movilizados en las calles contra el nuevo gobierno golpista. Aún todavía no hay una unidad de articulación conjunta, siguen organizados y juntos los movimientos sociales mas institucionalizados».
– ¿Cómo se afronta por parte los movimientos sociales esta nueva forma de golpismo?
«La idea de movimiento social es amplia, es compleja y hay en curso nuevos grupos mas autónomos que quieren nuevas elecciones presidenciales. Ahora se están articulando para seguir con las protestas en las calles».
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– ¿Cual es el nivel de represión y de atentados a los derechos humanos?
«Bueno, está súper fuerte. En las calles con mucha violencia por parte de policía. En la parte institucional, una de las primeras medidas del presidente golpista, justo antes del proceso final del impeachment, sacó todos los Ministerios de base social – derecho LGBT, derecho de las mujeres, ministerio de la igualad racial e incluso el Ministerio de la cultura que sólo sobrevivió después de mucha resistencia por parte de la clase artística.
Las persecuciones sólo tienden a empeorar mucho, pues en la mayor parte de los estados (provincias), acá en Brasil los gobernadores son de derecha e instruyen a la policía militar y a la anti-disturbios a ir contra los manifestantes con mucha violencia.
Estamos en una época muy muy dura, muy cercano a lo que fue en la época de la dictadura militar en los 60 o 70. Derechos Humanos no es un concepto dentro del vocabulario golpista.
(*) Productor cultural, artista plástico y poeta.
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Fuente: La Pala
