Parte del éxito electoral de la derecha en las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias, puede atribuirse a la utilización de un software de georreferenciación, creado por la empresa Intagis, que a su vez fue financiada por Génesis Venture, una empresa de capital de riesgo en la que párticipó el ex subsecretario de Minería, Pablo Wagner; la cual a su turno, recibió $7.000 millones de Corfo.
El software en cuestión, es capaz de identificar el RUT, el domicilio y la preferencia política de una persona, lo cual permite planificar el trabajo territorial de una campaña política en condiciones cualitativamente distintas y superiores a una campaña que no lo utiliza.
Más allá de que datos como RUT, domicilio, y más aún, preferencias políticas, son considerados como «sensibles», y por tanto, su comercialización constituye una vulneración a la privacidad de los datos personales, el software de Instagis utilizado por la derecha, es el producto de la imparable revolución de la minería de datos, o Big Data, cuyo origen radica en las mega empresas que ofrecen servicios gratuitos de datos, tales como Google, Facebook y Twitter, entre otras.
Independiente de que en muchos casos, los productos de la minería de datos atropellan las legislaciones o regulaciones locales y nacionales, no hay como detenerla ni menos controlarla; así como en su momento fue imposible parar la revolución industrial, como intentaron los luditas.
En Chile ya está aquí, y el sorpresivo triunfo de la derecha es la prueba.
De aquí en más, los partidos o coaliciones que pretendan derrotar a la derecha, deberán contar con sus propias estrategias y herramientas de minería de datos y georreferenciación, como condición indispensable para no entregar una ventaja que puede resultar decisiva, como lo fue en las elecciones de triste recuerdo, del 19 de noviembre y 17 de diciembre pasados.
Instagis: el “gran hermano” de las campañas políticas financiado por Corfo
En las municipales y parlamentarias pasadas, Renovación Nacional fue el partido más votado. Parte de ese éxito está en el uso de un software de la empresa Instagis capaz de identificar el RUT, domicilio y preferencia política de una persona. Instagis –que recibió $1.400 millones de Corfo– fue también pieza clave en la exitosa campaña de Sebastián Piñera. Expertos advierten que, aunque su uso no es ilegal, estas herramientas aprovechan los forados de una norma que gracias al lobby terminó favoreciendo el negocio del tráfico de datos personales en vez de proteger la privacidad de los ciudadanos.
“Al tener precargado el padrón electoral, [es posible] descubrir la concentración de votantes, su caracterización socioeconómica y tendencia política, para desarrollar un trabajo territorial eficiente dentro de su comuna”.
Para un aspirante a concejal, alcalde, parlamentario o incluso para un candidato a presidente, conocer la ubicación y tendencia política de un grupo de votantes meses antes de una elección puede transformarse en una poderosa arma de campaña.
Instagis, tal como promueve en su página web, ofrece eso y más. Su negocio consiste en cruzar distintas bases de datos con información de usuarios en redes sociales para predecir patrones de comportamiento, de consumo e incluso preferencias políticas. Así, cada vez que usted interactúa en su cuenta de Facebook, Twitter o Instagram, uno de los “robots” de Instagis puede monitorear ese contenido para luego cruzar la información con su RUT y domicilio, aunque estos últimos son datos personales que debiesen estar protegidos, pero los vacíos legales hacen que en la práctica no sea así. El resultado: un mapa georreferenciado con información respecto de cuáles son, por ejemplo, sus inclinaciones políticas, dónde se concentran los delitos en una comuna determinada o si es o no usted un fanático de las pizzas o el sushi.
Quiénes son y dónde viven los adherentes, detractores e indecisos de un candidato que aspira a un cargo público en un distrito determinado, es vital para saber qué y cuántas puertas tocar o qué mensajes enviarles por redes sociales.
Más de una docena de municipios liderados por alcaldes de distintos sectores de la política han utilizado el software de Instagis para gestionar a través de mapas georreferenciados sus planes de seguridad ciudadana o desarrollo comunitario, pero es en el ámbito electoral y de la mano principalmente de candidatos de Chile Vamos donde la empresa ha alcanzado notoriedad.
“Sabemos el qué sobre el quién… en todas partes” (Fuente: Instagis)
Instagis, que ha recibido en dos oportunidades inyecciones de dineros de Corfo –poco más de $1.400 millones en total–, fue desde las primarias de julio del año pasado pieza clave en la estrategia de campaña del comando del presidente electo Sebastián Piñera. También fue utilizada por varios candidatos de Renovación Nacional (RN) y la UDI electos en las municipales 2016 y parlamentarias 2017.
Aunque hay quienes no le atribuyen un papel determinante en los resultados electorales, lo cierto es que tras firmar contrato con Instagis, RN se transformó en el partido más votado de Chile en las municipales de 2016. Y ocho de los diez candidatos de Chile Vamos a alcalde o concejal que utilizaron el software de la empresa en esa misma elección, salieron triunfadores.
El contrato de RN con Instagis se firmó en septiembre de 2016 con el objetivo de perfilar a los “votantes de las comunas objetivo del cliente”. En ese documento se detalla que la empresa monitoreará distintas “fan pages” de Facebook donde se publiquen contenidos políticos y “donde los usuarios que las siguen realizan interacciones públicas que revelan sus tendencias”, para luego cruzar los nombres de esas personas con los del padrón electoral “obteniendo el RUT de los fans para cruzarlos con otras capas de información pública”.
Expertos consultados por CIPER, señalan que la “fórmula” ofrecida a RN por Instagis –que es solo una de una docena de empresas que comercializa ese tipo de servicios en Chile– transita por una delgada línea que aprovecha los forados de una normativa (Ley 19.628 “Sobre protección de la vida privada”), que desde su promulgación en 1999 “estuvo más orientada a regular el negocio del tráfico de datos personales, antes que a proteger los derechos fundamentales de las personas”, señala Pablo Viollier, miembro de la fundación Derechos Digitales de América Latina.
Lo más llamativo de este contrato es que Instagis le ofreció un “precio preferencial” a RN ($18 millones) bajo condición de que la empresa pudiese conservar los resultados de ese trabajo, los que “podrá comercializar sin restricción para los fines que estime conveniente”.
Viollier advierte que en el caso de esa cláusula se podría configurar una vulneración a la privacidad de las personas: “Aquí se está autorizando la venta de propaganda política y eso pasa por un tratamiento indebido de los datos personales de los ciudadanos”, indica el especialista. Viollier agrega que la tendencia política de una persona es una información considerada en la legislación como “dato sensible” y que eso choca directamente con la prerrogativa contemplada en la misma ley sobre fuentes accesibles al público, una excepción que abre la puerta para que prácticamente todo dato personal que circule en la web sea susceptible de ser utilizado por terceros.
En el caso de obtener datos que permitan perfilar las preferencias políticas, el experto señala que “es discutible si se aplica la excepción de fuente accesible al público, porque la inclinación política de una persona puede ser considerada un dato personal sensible, y en ese caso se requiere de la autorización del titular o habilitación legal. Es algo que tendrían que resolver los tribunales porque está sujeto a interpretación”.
Socios de Instagis han reconocido en entrevistas que uno de los insumos más valiosos para alimentar sus sistemas de predicción territorial son las bases de datos que les entregan sus propios clientes. Un punto que podría resultar delicado si se toma en cuenta que la empresa trabaja con más de una docena de municipios a lo largo de Chile y que ha obtenido contratos con organismos públicos como el Servicio Electoral (Servel); el sistema de Compras Públicas y el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda).
Desde su creación en enero de 2013, Instagis ha tenido un ascenso prometedor. En junio de 2013 se convirtió en el segundo proyecto nacional en ser admitido en el grupo 500 Startups, una prestigiosa aceleradora de negocios de Silicon Valley, la meca del emprendimiento tecnológico en California. Con oficinas en Santiago y San Francisco, Instagis es administrada a través de una sociedad matriz –Instagis Inc.– que de acuerdo a la indagación de CIPER está registrada en Delaware (Estados Unidos), estado que en la práctica opera como paraíso fiscal.
Parte importante del explosivo crecimiento de la empresa en Chile y en el extranjero –tiene clientes en Brasil, Centroamérica y Estados Unidos– se debe a una cuantiosa inyección de capital con dineros del Estado. Fue en diciembre de 2015 cuando recibió $1.396 millones de manos de Genesis Ventures, una administradora de capital de riesgo a la que en mayo de 2013 Corfo le abrió una línea de crédito por UF 306 mil ($7.020 millones) para invertirlos en proyectos innovadores con potencial de crecimiento.
La consultora Genesis arrastra un pasado polémico. Genesis Ventures es la sociedad encargada de administrar los fondos para capital de riesgo de su matriz Genesis Partners, empresa en cuya propiedad y administración participó el ex subsecretario de Minería Pablo Wagner y de la que recibió pagos por medio de boletas falsas (entregadas por su cuñada Carolina de la Cerda) por $24 millones mientras cumplía labores como funcionario público.
Tras su forzada salida del gobierno, luego de que quedara al descubierto su rol protagónico en las irregularidades que derivaron en la invalidación de la primera licitación del litio, Wagner regresó en 2013 (y hasta 2014) a Genesis en calidad de socio y director. En ese periodo recibió otros $31,5 millones por la misma vía, es decir, a través de boletas de su cuñada, tal como declaró De la Cerda ante el Servicio de Impuestos Internos (SII) (ver reportaje de CIPER).
DE SANTIAGO A DELAWARE
Hasta abril de 2016, la empresa Instagis fue controlada por la sociedad El Postino S.A., creada en febrero de 2005 por el ingeniero comercial Julián García Núñez y en cuya constitución participaron otras dos sociedades ligadas al también ingeniero comercial Fernando Ovalle Vial y al diputado electo por el Distrito 10 Jorge Alessandri Vergara (UDI), hermano del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri.
Jorge Alessandri –quien utilizó el software de Instagis para su campaña a diputado– no es un advenedizo en la política. Entre 2010 y 2014 se desempeñó como director de Programación del ex presidente Sebastián Piñera y también como concejal de la Municipalidad de Santiago (2008-2012).
Jorge Alessandri –quien creó una empresa de seguridad en 1999 con ex comandos del Ejército– señaló a CIPER que su participación en la sociedad El Postino terminó “años antes” de la creación de Instagis en enero de 2013.
delaware (1)En noviembre de 2015, a menos de dos años de su creación, Instagis aumentó su capital de $5 millones a $708 millones. Seis meses más tarde, en mayo de 2016, el capital se duplicó alcanzando los $1.410 millones. Detrás de ambas capitalizaciones estuvo la sociedad Instagis Inc., creada en septiembre de 2013 y radicada en Delaware, tal como muestran los registros a los que CIPER accedió.
Delaware es un destino apetecido por startups internacionales con planes de expansión en Estados Unidos, especialmente a la hora de ejecutar rondas de levantamiento de fondos para financiamiento y desarrollo. Ese estado ofrece a inversores que quieran colocar su capital de riesgo en este tipo de emprendimientos, procedimientos simplificados que hacen expedito el proceso de inversión. Cuenta además con una corte especial dedicada a resolver disputas corporativas.
Pero Delaware tiene otra cara dada por las exenciones tributarias que ofrece a las empresas que allí registran su domicilio fiscal –no hay impuestos a los activos intangibles, como la propiedad intelectual, ni tampoco a las ganancias generadas fuera del territorio–, por sus opacas leyes y el secretismo con el que protege la identidad y los pactos entre los accionistas de esas empresas.
De hecho, el estado no exige que se informe sobre los nombres de los dueños de las sociedades que allí se constituyen. Ello explicaría por qué, por ejemplo, los documentos de inscripción de Instagis Inc. revisados por CIPER no muestren quién o quiénes están detrás de esa sociedad (ver documento).
Que Delaware no sea considerado formalmente un paraíso fiscal y que en la práctica opere abiertamente como tal, ha sido el gancho idóneo para las más de un millón de sociedades y/o empresas que se han instalado en esa jurisdicción. En Delaware, así como sucede con la mayoría de los paraísos fiscales del mundo, el número de sociedades allí registradas supera al de residentes.
Para Instagis, que recibió una cuantiosa inyección de dinero del Estado chileno, esa ambigüedad también ha resultado cómoda. Y esto porque en el reglamento del programa de Corfo que aportó los casi $1.400 millones a Instagis (a través de la administradora Genesis Ventures) en diciembre de 2015 se instruye explícitamente que “las sociedades extranjeras en que invierta el fondo, directa o indirectamente, no podrán estar domiciliadas ni ser residentes de países o territorios que sean considerados como paraísos fiscales o regímenes preferenciales nocivos”.
En rigor, Instagis cumple con la letra de la norma, pues pese a sus beneficios tributarios y al secreto que pesa sobre la identidad de los beneficiarios de las sociedades allí inscritas, Delaware no es considerado paraíso fiscal o régimen tributario preferencial por la autoridad tributaria chilena.
El 20 de abril de 2016, Instagis Inc. –laque físicamente opera en San Francisco (California) y Santiago– tomó formalmente control de su subsidiaria chilena Instagis SpA, reemplazando a El Postino como socio administrador de esa sociedad.
EL “GRAN HERMANO” DE RN
La noche del 23 de octubre de 2016 marcó una jornada histórica para Renovación Nacional (RN). El resultado de las elecciones municipales de ese domingo dejó a RN como el partido más votado de Chile –poco más de 800 mil votos–, con 47 alcaldes y casi 450 concejales electos. Alimentaron los festejos varias victorias en municipios estratégicos, como la de Felipe Alessandri en Santiago o la de Daniel Agusto en Calama, enclave de la centro izquierda desde 1992.
Tras las elecciones, la mesa directiva de la tienda de Antonio Varas salió fortalecida. Al día siguiente algunos medios informaron que la dirección del partido presidida por Cristián Monckeberg iría a la reelección y que incluso se evaluaba que el secretario general de RN, Mario Desbordes, encabezara la lista como presidente (ver artículo). Aunque eso no ocurrió, Desbordes, uno de los principales estrategas de la campaña que llevó al partido a su peak electoral, sumó galones.
Parte del éxito de RN está vinculado a un contrato firmado por el propio Desbordes, en representación de Renovación Nacional, el 5 de septiembre de 2016 con Instagis. El objetivo: perfilar votantes en comunas con candidatos a alcalde y concejal del partido para planificar acciones en terreno (como puerta a puerta), barridos telefónicos y campañas digitales ultra segmentadas.
En concreto, Instagis ofreció a RN un mapa de votantes, con “la dirección y comuna de las personas según padrón auditado 2016”; su “probabilidad de preferencias políticas” y el “GSE (Grupo Socioeconómico) para todos aquellos miembros que, según información pública disponible, residan en una manzana que haya sido censada el 2002”.
–Ocupamos intensamente la herramienta de Instagis en las municipales de 2016. A través de Facebook, por ejemplo, se perfilan a los electores de una comuna determinada y se detectan cuáles son abiertamente de derecha, de centro o de izquierda, y cuáles son neutros. Con eso trabajamos un mensaje específico para los de derecha, otro para los neutros, no molesto ni pierdo tiempo con los de izquierda, y si tengo los recursos puedo traducir eso en un trabajo de campo también aplicado con las mismas lógicas –señaló a CIPER el secretario general de RN, Mario Desbordes.
Al enviar publicidad digital o tocar puertas de hogares estratégicamente seleccionados, los encargados del despliegue territorial del partido de centro derecha no se enfrentarían a completos desconocidos. Instagis ofreció individualizarlos por RUT, segmento socioeconómico y grado de adherencia política a los candidatos (a alcalde y/o concejal) que se postulaban en su comuna.
A las capas de información recogidas a partir de distintas bases de datos –públicas y del propio partido– Instagis agregó las interacciones con contenido político de esos mismos individuos en Facebook.
Por esa base de datos electoral, Renovación Nacional pagó $18 millones. Un “precio preferencial”, tal como se estipula en el contrato, que significó que RN aceptara como condición base de la oferta que Instagis pudiera guardar “una copia de las probabilidades ajustadas que podrá comercializar sin restricción para los fines que estime conveniente” (ver contrato).
En concreto, carta blanca para vender datos personales como el RUT, domicilio y la tendencia política –este último calificado en la ley como “dato sensible”– de cientos o miles de ciudadanos que fueron perfilados al detalle y sin saberlo, a quienes quieran comprar esa información con fines que nadie conoce.
Para el experto de la fundación Derechos Digitales de América Latina, Pablo Viollier, esa cláusula contractual refleja lo débil de la legislación chilena sobre protección de la vida privada y lo retrasada que está en relación a los estándares internacionales como los que rigen en la mayoría de los países de la OCDE.
–La Ley 19.628 no busca proteger a los individuos del tratamiento que hacen terceros de sus datos, sino regular el mercado de tratamiento de datos personales. No existen sanciones efectivas por vulnerar la norma; no se regula el flujo transfronterizo de los datos personales, ni el uso que se hace de datos para marketing directo sin autorización del titular. Tampoco existe una autoridad pública de control que fiscalice –señala Viollier.
La ineficacia de la ley a la hora de proteger derechos básicos de los ciudadanos sobre todo en lo que respecta a aquellos datos que la normativa define como “sensibles” –aquellos que refieren a características físicas o morales de las personas o a hechos o circunstancias de su vida privada o intimidad como sus creencias, convicciones religiosas y opiniones políticas– tiene una explicación.
Especialistas apuntan al agresivo y exitoso lobby que desplegó a fines de los ’90 la industria del marketing durante la tramitación de la norma. “La ley chilena sobre protección de datos personales fue redactada a instancias de la asesoría de los grupos y empresas interesadas en asegurar el lucrativo negocio que constituye el procesamiento de datos personales, lo que se sumó a la ignorancia inexcusable de los parlamentarios (…). Nos referimos a la empresa DICOM; a la Asociación de Marketing Directo de Chile; a la Cámara de Comercio de Santiago y a la Cámara Nacional de Comercio de Chile”, expuso el abogado chileno Renato Jijena en el Congreso Iberoamericano de Derecho e Informática, realizado en Monterrey (México) en octubre de 2010.
INTELIGENCIA ELECTORAL
Mario Desbordes no fue el único que solicitó los servicios de Instagis en Renovación Nacional para apuntalar la carrera municipal de 2016. En las planillas de gasto electoral del Servel figuran contratando los servicios de la empresa de software territorial tres candidatos a alcalde, todos electos, de la misma colectividad: Felipe Alessandri (Santiago), Raúl Torrealba (Vitacura) y Felipe Guevara (Lo Barnechea).
Además de RN, Instagis también se granjeó clientes entre candidatos de la UDI y algunos independientes adscritos al pacto Chile Vamos. Joaquín Lavín invirtió $4,5 millones en el arriendo del software para su exitosa campaña en Las Condes. Cathy Barriga, nuera de Lavín, y José Manuel Palacios también acudieron a Instagis en las campañas con las que ganaron las alcaldías de Maipú y La Reina, respectivamente.
Quien también contrató los servicios de la empresa que provee de inteligencia electoral fue el ex subsecretario de Prevención del Delito del gobierno de Sebastián Piñera, Cristóbal Lira, que resultó electo concejal por Lo Barnechea.
alcaldes y piñera
Felipe Alessandri, Sebastián Piñera, Joaquín Lavín y Raúl Torrealba han contratado servicios con Instagis para campañas políticas. Evelyn Matthei lo hizo para reforzar la gestión municipal en materia de seguridad ciudadana.
La performance de Instagis en las municipales de 2016 fue prácticamente redonda. Solo dos candidatos que contrataron sus servicios, Cristian van Rysselberghe (Concepción) y Juan Francisco Galli (candidato a concejal por Vitacura), no lograron su cometido. De cara a 2017, Instagis sería número puesto en la centro derecha para las parlamentarias y presidenciales.
Para las elecciones de noviembre pasado, por ejemplo, la UDI puso a disposición de sus candidatos al parlamento y a CORE, el software de Instagis con datos georreferenciados de los electores de todos los distritos del país. En estas presidenciales, la herramienta de la empresa radicada en Delaware fue utilizada desde muy temprano por el comando de Sebastián Piñera.
El registro de gasto electoral del Servel indica que para las primarias presidenciales de Chile Vamos, Piñera desembolsó al menos $20 millones por el arriendo de la licencia del software de Instagis. La misma herramienta sirvió de insumo para el desarrollo de distintas estrategias desplegadas post primarias por el comando del abanderado de la centro derecha.
Tal como informó La Tercera, con la herramienta de Instagis se logró clasificar a los posibles votantes en “piñeristas”, “indecisos” y “perdidos” y a cada segmento se les envió mensajes específicos para reforzar, inclinar o dar vuelta su postura. Los mapas de georreferenciación de votantes de Instagis también habrían servido como insumo para orientar los barridos masivos en hogares –cerca de 150 “puerta a puerta” diarios– que hicieron brigadistas del comando de Piñera en la segunda vuelta para conquistar votos.
¿Cuánto influyó el software de predicción electoral en la aplastante victoria de Sebastián Piñera en segunda vuelta? Difícil saberlo. Lo concreto, es que los análisis post elecciones sugieren que Piñera no solo aseguró los votos obtenidos de todo su sector en primera vuelta, también que su campaña fue efectiva en movilizar a nuevos votantes (350 mil nuevos sufragios válidamente emitidos) y también en sustraer una significativa cantidad de electores de la Democracia Cristiana y en menor medida de candidatos de la izquierda.
Los datos proporcionados por Instagis no solo fueron importantes en el diseño del despliegue territorial de la centro derecha en las elecciones de 2016 y 2017. Tanto en las municipales de 2016, como en las parlamentarias pasadas, sirvieron también como insumo para el desarrollo de la campaña de marketing digital que llevaron adelante candidatos de Chile Vamos y en particular de Renovación Nacional.
El mismo día que el partido liderado por Cristián Monckeberg firmó contrato con Instagis (5 de septiembre de 2016), su secretario general, Mario Desbordes, contrató los servicios de Pablo Matamoros, socio de Magdalena Piñera (hija de presidente electo Sebastián Piñera) en la empresa de marketing digital Amna.
Matamoros ya había participado como encargado digital de la campaña de Piñera en 2009 y fue asesor digital de La Moneda bajo el mandato del hoy presidente electo.
Los resultados del 19 de noviembre pasado dejaron nuevamente a RN como el partido más votado con seis senadores y 36 diputados electos. Al día siguiente, Matamoros partió a dar charlas a España donde fue presentado como el “arquitecto de la campaña ganadora de Chile”. El organizador de una de las presentaciones que hizo Matamoros en Madrid publicó en Twitter tras el evento:
“Lo más curioso de la charla de ayer de Pablo Matamoros fue comprobar que Chile nos ha adelantado como país en conocimiento y aplicación de estrategias de big data e hipersegmentación y que los partidos de allá gastan más en publicidad online. Y les funciona”.
facebus–Lo que hizo Instagis en estos dos años de campaña fue entregarnos audiencias segmentadas para Facebook, para que nosotros pudiésemos incluir o excluir audiencias y ejecutar inversiones en esa plataforma. Gente más de derecha, gente más de izquierda o, por ejemplo, gente que le gusta Sebastián Piñera o el deporte, con esa información puedes gestionar distintos planes de inversión –dijo Pablo Matamoros a CIPER.
Matamoros, quien actuó como contraparte de Instagis en RN, indicó que la empresa fue una pieza más de un engranaje mucho más complejo en la exitosa gestión de la campaña digital del partido.
Mario Desbordes reconoce que el software de Instagis pudo ser importante en el éxito de las municipales de 2016, aunque señala que para las parlamentarias de noviembre no habría resultado “decisivo”.
–Fue una herramienta más. En el partido instalamos un grupo de personas encabezada por Pablo Matamoros que complementó, por decirlo de alguna manera, el trabajo de Instagis. Pablo era su contraparte técnica y además de manejar los vínculos con otras empresas, como Facebook o Google, en aquellos lugares donde Instagis no tenía suficiente densidad como para influir en el resultado de la elección, él y su equipo fueron construyendo un perfilamiento de votantes –señaló Desbordes, quien agregó que este tipo de herramientas de georreferenciación y segmentación de audiencias no tienen mayor incidencia en una campaña “si es que antes no se arma una buena lista de candidatos y no se negocian bien los cupos[parlamentarios]”.
PAN CALIENTE
Si en el nicho de las campañas políticas Instagis ha logrado éxito, es en el negocio de la seguridad donde la empresa ha obtenido rentabilidad. Instagis ha vendido programas para la gestión de “seguridad ciudadana” a varios municipios de la Región Metropolitana entre los que se cuentan Las Condes, Santiago, Providencia, Maipú y Ñuñoa.
El desarrollo del software de seguridad ciudadana de Instagis también contó con el aporte de Corfo, a través de Innova Chile. En noviembre de 2015 Instagis recibió $35,5 millones para sumar a un ingeniero informático a su equipo y así “crear un modelo de predicción territorial capaz de anticiparse a los acontecimientos delictuales que acontecen diariamente en el territorio”, tal como se lee en documentos de Corfo que CIPER tuvo a la vista.
Esos mismos documentos registran el avance del proyecto y dan cuenta de las dificultades que tuvo Instagis para alcanzar los objetivos inicialmente planteados. Parte de ellas se debieron al retraso en la obtención de datos delictivos de Carabineros, lo que los obligó a recurrir a otras fuentes de información.
El modelo tuvo que ser testeado con datos de la ciudad de San Francisco (California). Producto de esas dificultades Instagis reportó haber desarrollado “trabajos complementarios” en el área de seguridad. Uno de ellos fue el Mapa del Delito, una plataforma web con data delictual a disposición de la ciudadanía y que utiliza información disponible en la página web de distintas comisarías de Carabineros.
La web Mapa del Delito fue lanzada en enero de 2016 de la mano de la Asociación de Municipalidades (Amuch) presidida entonces por el alcalde de Colina, Mario Olavarría (UDI), quien actualmente enfrenta acusaciones de fraude al Fisco en el llamado Caso Basura. En el lanzamiento de la plataforma, Olavarría señaló: “Este mapa que es práctico y sencillo de utilizar, nos muestra la realidad de la delincuencia a nivel local, en cada comuna y contribuye a tomar mejores decisiones”.
A poco menos de dos años de su lanzamiento, la plataforma Mapa del Delito está caída (aunque no estaba comprometida en el proyecto original presentado a Corfo). El 10 de octubre pasado Corfo aprobó el cierre del proyecto de Instagis, estableciendo que en “términos conceptuales” se había logrado ejecutar el 100% de las actividades y gastos, así como alcanzar el 100% de los objetivos y resultados”.
En ese mismo documento, se reportó que entre agosto de 2016 y agosto de 2017 las ventas de Instagis “se incrementaron en un 160%, producto del aporte del proyecto”.
Instagis también cuenta con otra plataforma de gestión territorial llamada “Civic Brain”, para que los municipios puedan comunicarse de forma segmentada con los habitantes de la comuna. Providencia, Zapallar, Coquimbo, Santiago y Lo Barnechea ya cuentan con ese software.
Son cerca de 15 los municipios –liderados por alcaldes de distintos sectores políticos– los que en los últimos dos años han contratado servicios con Instagis. También lo han hecho organismos públicos como el Servicio Electoral (Servel); el sistema de Compras Públicas, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) y la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb).
Entre 2015 y 2016, Instagis registra ventas en el portal Mercado Público por más de US$1 millón ($620 millones al cambio actual).
Desde el Congreso también se han requerido los servicios de la empresa. El diputado Gonzalo Fuenzalida (RN), quien integra la Comisión de Seguridad de la Cámara, pagó $4,1 millones porestudios sobre “Delitos en Chile”. Lo hizo con dineros de las asignaciones que mensualmente se destinan a los diputados para costear informes elaborados por asesores externos ($2,4 millones). Lo que hizo Instagis fue levantar información y generar gráficos a partir de las estadísticas de delincuencia de Carabineros alojadas en el sistema PACIC (Plataforma de Análisis Criminal Integrado de Carabineros).
Quien también solicitó los servicios de Instagis fue el diputado (ex RN) José Manuel “Rojo” Edwards. El informe, también pagado con asignaciones del Congreso, data de diciembre de 2016 y se titula “Segmentación y análisis de habitantes del distrito para comunicación de políticas públicas”. Edwards, quien se postuló a senador por La Araucanía en las parlamentarias de noviembre sin éxito, pagó $4,6 millones por ese informe.
CIPER se contactó con Instagis en varias oportunidades para aclarar una serie de interrogantes relacionadas a la comercialización de datos catalogados como “personales” y “sensibles”, a los aportes de Corfo y a su domicilio fiscal en Delaware. No hubo respuesta.
LAS PLATAS DE CORFO A GENESIS
El 22 de marzo de 2013 el Comité de Capital de Riesgo de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) autorizó la entrega de una línea de crédito por UF 306 mil ($7.020 millones), al “Fondo de Inversión Privado Genesis Ventures,” especialmente creado por la administradora de fondos Genesis Capital S.A. para este programa.
Este fondo combina el financiamiento de sus propios aportantes (Genesis Capital y personas naturales) para invertir en empresas que por su producto, idea o proyecto, tienen un gran potencial de desarrollo como negocio, pero que como están recién partiendo requieren de apoyo profesional y especializado: además de recursos, el fondo entrega soporte técnico, operacional, directorio, adaptación a normas de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) y otros reguladores o inversionistas extranjeros, pero sobre todo, redes.
De acuerdo a documentos legales revisados por CIPER, entre los aportantes privados del fondo se encuentran sociedades ligadas al ex presidente de la Sofofa, Hermann von Muhlenbrock, y a los empresarios José Manuel Urenda y Andrés Olivos, entre otros.
Esta línea de financiamiento de Corfo es un crédito blando, que se paga al momento de la liquidación del fondo. Para este caso es de 10 años plazo y el préstamo tiene una tasa de interés del 5,01% y por cada UF que pone el fondo, Corfo pone dos. La administradora puede gastar hasta el 2,5% del total en costos de administración.
A junio de 2017 este fondo había invertido UF 197.599 y le queda por completar un saldo de UF 234.065 que según el acuerdo debe estar colocado o invertido a más tardar el 30 de mayo de 2018.
De acuerdo con información de Corfo, este fondo ha realizado cuatro desembolsos:
– Amipass: empresa que administra vales de comida en red. Es la mayor del país y es considerada una de las inversiones más exitosas de Genesis Venture. La inversión fue de UF 71.062 y se hizo el 30 de enero de 2014.
– Fer Creaciones: empresa de bolsas recicladas en la que el fondo invirtió UF 46.980 el 9 de julio de 2013.
– InstaGIS Inc: la inversión se hizo sobre la matriz de la firma (sociedad en el extranjero) la que a su vez invirtió los recursos en la empresa constituida en Chile (Instagis SpA). El fondo colocó en esta firma UF 54.485 el 17 de diciembre de 2015.
– Sociedad Alimenticia Los Sauzales: maneja la franquicia del restaurante de carnes Outback Steakhouse. La inversión fue de UF 61.539 y se materializó el 6 de marzo de 2014.
Fuente: Ciper
La tecno campaña política
Hace unos años, una cadena de supermercados en Estados Unidos analizó la compra de sus clientes y descubrió una inesperada relación. Los hombres de entre 25 y 35 años que llegaban a comprar pañales los viernes se llevaban también un six pack de cervezas. Tras eso, la empresa puso las latas al lado de los pañales en sus góndolas y como resultado la venta de cerveza se multiplicó.
Este es un ya clásico ejemplo del uso de big data, que no es otra cosa que el análisis de enormes volúmenes de datos (de usuarios, clientes o votantes) que luego se convierten en información útil para la toma de decisiones, incluso en tiempo real. Una herramienta a la que el retail ha sabido sacarle el jugo para identificar los patrones de comportamiento de los consumidores, definir dónde poner un local o personalizar sus ofertas. Este tipo de procedimientos también ha llegado a la arena política, a pasos agigantados en Estados Unidos y de tortuga en Chile.
Las tecnologías big data en las campañas apuntan a focalizar el esfuerzo, el tiempo y los recursos de los candidatos hacia los votantes que les interesa captar. “Es mucho más eficiente y barato enfocarse en las personas que pueden ir a votar por ti que cubrir un distrito completo al voleo”, explica Álvaro Bellolio, ingeniero en tecnologías de la información, que acaba de terminar un magíster la Universidad de Chicago, en el que tuvo clases con gente que trabajó en esta área en las campañas de Barack Obama.
Precisamente la elección presidencial de 2012, que terminó con la reelección del actual presidente de Estados Unidos, fue el escenario de uno de los usos más masivos de big data en política. La campaña demócrata invirtió 100 millones de dólares en plataformas informáticas y de software, para tener “datos sobre todo” y “medirlo todo”. A cargo de este sistema estaba el “científico en jefe” Rayid Ghani, profesor de Bellolio, y que antes de colaborar con la campaña analizaba datos para mejorar la visibilidad y el alcance de las ofertas de varios supermercados.
En el país del norte el acceso al registro de quienes fueron a votar varía según el estado: por ejemplo, Arizona lo vende a quien quiera por cerca de 30 mil dólares, mientras que Washington lo entrega gratuitamente. Con esa información, más otras bases de datos, el equipo de Obama realizaba 66 mil simulaciones computacionales diarias, las cuales estaban destinadas a identificar a potenciales donantes de dinero y votantes. Así los técnicos notaron que las mujeres de entre 40 y 49 años que vivían en la costa oeste conformaban el grupo demográfico más dispuesto a dar dinero, a cambio de la oportunidad de participar en una cena en Hollywood con el actor George Clooney. El evento se hizo y fue un éxito, pues se recaudaron millones de dólares, así que el análisis se repitió en la costa este y el nombre que surgió fue el de la actriz Sarah Jessica Parker.
Además, se identificó que en el condado Miami-Dade, en Florida, el grupo a convencer eran las mujeres menores de 35 años, por lo que en lugar de seguir la ruta tradicional y comprar avisos en noticiarios televisivos estos se emitieron a la hora de las series como The Walking Dead y Sons of Anarchy. Según el equipo de Obama, esta estrategia permitió persuadir a un 18 por ciento más de votantes que en la primera campaña de 2008… y con el mismo presupuesto. En julio pasado, la campaña de Hillary Clinton activó una ofensiva similar y publicó un aviso que decía que su equipo buscaba “nerds para el análisis de datos”, con el fin de “determinar qué votantes son propensos a ser persuadidos”. A cargo de ese equipo está Elan Kriegel, cofundador de BlueLabs, empresa dedicada al análisis de datos.
Casos en Chile
“Estados Unidos tiene 40 años o más de análisis de estos temas, entonces tienen muy calibrado el sistema. Allá saben por las páginas de Facebook qué sigues o por el sticker de tu auto por quién vas a votar. En Chile esa información recién se está construyendo”, explica Bellolio, quien está instalando una consultora -Seshat- que quiere ofrecer este tipo de servicios.
El Servel entrega la información del padrón electoral completo y las votaciones por mesas, con un gran “pero”: no dice quién fue a votar y quién no. “Hoy ese es el dato más relevante, es clave en la industria norteamericana, que es la más avanzada a nivel de data electoral, pero acá no se entrega. Para tenerlo, tendrías que pagarle a alguien para que vaya mesa por mesa anotando quién fue y quién no. Una locura”, explica Sebastián Kraljevich, consultor y profesor de campañas políticas de la U. Católica. Las empresas o equipos de campaña que trabajan en big data cuentan con los datos del Servel, el registro de los automóviles, las redes sociales y les compran datos a empresas que se dedican a eso.
¿Qué se puede hacer con lo disponible? “Podemos ver geográficamente el comportamiento político de un candidato para construir una estrategia. Le puedo decir ‘la gente en esta cuadra vota por ti o en esta cuadra la gente casi no vota’”, explica Daniel Encina, ingeniero civil y gerente general en Georesearch, empresa que ha trabajado con 80 candidatos y asegura tener un 85 por ciento de éxito con ellos en las elecciones. En palabras simples, la empresa cruza datos y construye mapas con puntos de interés, lo que se conoce como georreferenciación, que es sólo una parte del mundo del big data y una de las cosas que más se utiliza en las campañas acá.
Sin embargo, Encina dice que va un paso más allá y aplica el término geointeligencia electoral: “Se puede crear un indicador de manzanas óptimas con los criterios que uno determine: probabilidad de abstención, edad, estratos socioeconómicos, etc. Entonces, el candidato sabe que tiene que hacer campañas en las manzanas de color verde y no ir a perder el tiempo en las rojas. Esas cuadras pueden representar el doble de votos que necesita para ganar”, sigue Encina, y agrega que tiene más de 700 bases de información disponible -unos 300 teras de información- que descansan en los servidores de Amazon. El servicio que ofrece se mueve entre las 200 y las 400 UF mensuales, es decir, entre cinco y diez millones de pesos.
A modo de ejemplo, cuenta que en la última elección municipal un candidato a alcalde por la comuna de San Miguel se paraba en la salida del metro Franklin, que está en la comuna de Santiago. “Sus adversarios decían que estaba loco porque hacía campaña en una estación que no tenía nada que ver con su comuna”, dice Encina sobre su cliente. Era parte de una estrategia: cruzando datos habían determinado que el 70 por ciento de los que pasaban por ahí entre las siete y las ocho de la mañana residían en San Miguel. “A ese nivel puedes ver la movilidad de la demanda”, dice.
Pedro Browne -ex RN hoy Amplitud- utilizó estas herramientas en su primera campaña a diputado por San Miguel, Lo Espejo y Pedro Aguirre Cerda en 2009, donde era difícil que ganara. Su acercamiento al big data fue casual: buscaba fórmulas de hacer campaña y un primo escuchó una entrevista radial sobre cómo se usaba esta herramienta en Estados Unidos, se lo comentó y él se entusiasmó. “Esto rompía el esquema tradicional de recorrer los clubes deportivos, las ferias y los centros del adulto mayor de las comunas”, dice.
Con una empresa especializada, mapeó su distrito para focalizar su campaña. Recuerda en su comando había un experto territorial muy crítico. “Esto no sirve para nada”, decía insistentemente. Entonces, cuenta Browne, en un puerta a puerta hicieron una apuesta: el hombre de la fórmula tradicional iría a dos manzanas según su experiencia en terreno y el resto seguiría la recomendación tecnológica. Cronómetro en mano, se encontraron a las dos horas. El “experimentado” había conseguido que 20 personas se mostraban dispuestas a votar por el candidato. “Nosotros teníamos a 45. Ganó la tecnología a la experiencia”, comenta.
Esa reticencia es común en los políticos más tradicionales, cuentan los consultados para este artículo. “En general, los políticos no cachan mucho del tema. Es más bien pura tincada”, comenta el senador Felipe Harboe, quien agrega que hay muchas empresas de datos que van al Congreso a ofrecerse, y varios “caen” sin saber qué están comprando. También hay un tema de costos porque no es barato.
En 2013, Harboe se presentó como candidato al Senado por la circunscripción Biobío Cordillera, en una región donde el 80 por ciento de los habitantes decía que no les gustaban los candidatos “afuerinos”. El ex diputado por Santiago sabía en qué ciudades había más votantes, dónde habían ganado sus rivales en la elección anterior y dónde no, y tenía identificados los barrios donde había mayor participación electoral y, de ellos, cuántos eran afines a su sector. “La focalización me permitió tener una campaña mucho más eficiente, de hecho, saqué la primera mayoría en la región”, dice.
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Además de la estrategia territorial, el senador Harboe utilizó el seguimiento digital, otra faceta menor del big data pero muy instalada. Con información de las redes sociales y de los medios, registró los temas que le interesaban a la gente de la región. Así se dio cuenta de que había gran descontento por las altas cuentas de la luz. Entonces, presentó un proyecto de ley que impone descuentos en la cuenta para los habitantes de las comunas donde existe una empresa generadora de electricidad, como Alto Biobío. “Hasta el día de hoy me dan las gracias”, dice.
Identificar los temas que la gente está hablando por tramos etarios para personalizar los mensajes es parte de lo que está haciendo la campaña de Evelyn Matthei -candidata a alcaldesa por Providencia-. Su equipo dice que usa un software de manejo de datos -llamado inteligencia electoral-, que permite georreferenciar para ver patrones de comportamiento de las elecciones anteriores en las distintas mesas de la comuna. “Para nosotros es muy interesante ver cómo le fue a Evelyn en la pasada elección presidencial”, comentan.
La inteligencia a partir de datos de las redes sociales y los medios tradicionales para aportar en la toma de decisiones y estrategias de los políticos es uno de los focos de la empresa Brandmetric, que hoy trabaja con diez políticos y con algunos ministerios y reparticiones como la Secom. Carlos Orrego, su gerente de Tecnologías, dice que entregan reportes y alertas tempranas cuando un tema tiene un comportamiento “anormal” en las redes sociales o páginas web y cuenta un caso: para las elecciones presidenciales de 2014, un candidato a la presidencia iba a Temuco. Un par de días antes de tomar el avión, su equipo pidió información de cuáles eran los temas relevantes en esa ciudad, a quién invitar a un acto de campaña, qué temas estaban tocando los periodistas allá, quién hablaba bien y mal del candidato, y qué se decía de la competencia. Con esta información se hizo el programa de la visita.
Agrega que otro método que los políticos en campaña también usan A/B testing, que consiste en poner dos temas o cuñas en un mismo día y testear a cuál le va mejor para profundizar ese tema. “Las redes sociales te permiten tener a mano el éxito inmediato de una sobre otra. Luego se enfocan en la que tuvo mejores resultados. Y no sólo importa el tema, sino la forma de expresarlo”, dice.
Con el financiamiento de la política en el ojo del huracán, tanto políticos como quienes ofrecen estos sistemas advierten que la tecnologización de las campañas podría verse afectada. Más, si incluso antes había “algunos políticos a los que les cuesta pagar”, dice una de las personas que trabaja en esta área a la que todavía le deben plata.
Pero, por otro lado, también puede significar ahorros. “En mi distrito de San Bernardo hay cien mil hogares. Tendría que haber pasado un año entero haciendo puerta a puerta y no tenía el tiempo ni la plata. Tienes que focalizarte”, dice el diputado Jaime Bellolio (hermano de Álvaro), quien también utilizó estas herramientas. Esto es significativo, sobre todo si prospera el proyecto de ley que reforma el sistema binominal y agrega más comunas a los distritos. El de este diputado UDI, por ejemplo, pasaría de tener cuatro comunas a más de 10.
Bellolio agrega que en todo caso, el uso de estas tecnologías en política no debería circunscribirse sólo a las campañas. “Para los municipios y los gobiernos regionales esta sería una gran herramienta de política pública para focalizar los recursos donde más se les necesita y no sólo para ganar elecciones”.
MANUAL PARA ENTENDER EL BIG DATA EN CAMPAÑAS
Por: Sebastián Rivas
Sasha Issenberg es uno de los nombres más autorizados cuando se habla del uso de datos en política. Su libro The Victory Lab (2012), que analiza en detalle las estrategias de Obama y Romney, es citado en las mejores universidades, y Harvard lo fichó un año como investigador asociado. Estas son claves que entrega para saber cómo usan los candidatos las nuevas tecnologías.
1) DEL CAMBIO RADICAL AL CAMBIO GRADUAL
“El período entre 2004 y 2008 fue revolucionario en cuanto al tipo de datos que estaban disponibles y a las respuestas que podían obtener las campañas. Después de eso, el cambio ha sido más gradual. Pero hoy prácticamente todos los cálculos que hacen las campañas se están rehaciendo constantemente de acuerdo a los datos. Muchas decisiones son explicadas por esos datos”.
2) LOS LÍMITES DEL BIG DATA
“Tenemos muy buena información de qué puertas tocar o no en Ohio, por ejemplo, o a qué barrios ir a registrar votantes en Carolina del Norte, pero no tenemos datos que guíen, por ejemplo, cómo debiera abordar Hillary Clinton a Donald Trump en un debate. Hay muchos datos, sobre todo en cuanto al mensaje, que no tenemos la habilidad de tener, predecir y utilizar. Eso remarca cuáles son los límites del análisis de datos para las campañas”.
3) BIG DATA PARA TODOS
“En los últimos cuatro años, cosas que sólo la campaña de Obama podía hacer en 2008 están disponibles para candidatos a nivel de condado, o por decirte algo, de comuna en el caso de Chile. El microtargeting está disponible para candidatos en todas partes, y la mayoría de las veces es a través de los partidos, porque muchas veces, cuando eres un candidato con una campaña pequeña, puedes tener los datos, pero no la capacidad de analizarlos. Ahí, los partidos actúan como una oficina de análisis e investigación para sus propios candidatos”.
4) EFICIENCIA, LA PALABRA CLAVE
“Muchos países, de hecho la mayoría, no tienen registros públicos de quién votó o no. Pero el desafío para quien está a cargo de una campaña, en cualquier parte, es optimizar los recursos. Tendrás esto en cualquier parte. Y el punto es si con los datos que tenemos podemos hacer campaña de una forma más inteligente. Puede ser que tengas datos a nivel de ciudad, comuna o barrio, y en vez de ver qué puerta tocar, puedes analizar a qué barrio ir. El hecho es que los partidos tienden, cuando se trata de decidir tácticas, a satisfacer los intereses de sus miembros, que no necesariamente van a ayudarte a ganar tus votos”.
5) MÁS ALLÁ DE LOS VOTOS
“Las campañas tienen dinero, el tiempo del candidato y de figuras que pueden ser efectivos mensajeros, y el tiempo de los voluntarios. La decisión más importante que hace una campaña, por ejemplo, es a quién no le vas a hablar, porque no quieres gastar tu tiempo en la gente que ya está decidida a votar por ti o la que definitivamente no lo va a hacer. Pero, por ejemplo, y asumiendo que la campaña de Hillary Clinton gastará mil millones de dólares, si su equipo de analítica logra hacer su proceso 10 por ciento más eficiente, eso significará que Hillary tendrá 100 millones más para gastar en otras áreas”.
6) ¿QUÉ PUEDEN HACER LOS CANDIDATOS CHILENOS?
“Mi impresión, sin saber nada de los datos que tienen disponibles en Chile, es que tú puedes mejorar la eficiencia de tu campaña. Cuando veo a otros países diferentes de Estados Unidos, los lugares que menos me impresionan son aquellos que tratan de replicar exactamente lo que hizo Obama, porque simplemente no puedes traducir eso a otros lugares, culturas y tradiciones políticas. Lo mejor es mirar la información que existe: casi todos los lugares del mundo liberan información de votos a nivel geográfico. Siempre hay un espacio para ser más eficiente. Y el análisis de datos es la forma en que puedes lograr esa eficiencia”.
7) TRUMP, ¿UNA CAMPAÑA A LA ANTIGUA?
“La campaña de Trump es mucho más cercana a las campañas que tú ves en Latinoamérica: casi todo en medios de comunicación, con eventos, y sólo usa las redes sociales para autopromocionarse, no como plataformas para enviar, por ejemplo, mensajes segmentados. No hay nada innovador, y en el sentido de lo que él hace en su aproximación a los medios, no hay indicaciones de que esté usando datos para guiar su campaña. Marco Rubio buscaba, a través del análisis de datos, determinar cuáles eran los programas de televisión que más veía su público objetivo, con el fin de decidir a quién le darían una entrevista. Y no veo ningún indicador de que, cuando Trump llama a cualquier programa, eso esté guiado por un sentido de análisis de datos que lo lleve hacia lo que es más eficiente”.
Fuente: La Tercera