lunes, diciembre 23, 2024
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Bárbara Figueroa Va de Frente

En la siguiente entrevista, la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, le entra a todos los temas, incluso los personales y los costos que se pagan por estar en ese cargo. Bárbara Figueroa, militante comunista, asegura que Guillermo Teillier, presidente de su partido, no la llama para darle indicaciones, al tiempo que cuestiona formas en que los Ministros de Hacienda y del Trabajo se han plantado frente al tema de la reforma laboral, tema al que se refiere en extenso.  Advierte que si del Parlamento sale algo que no cumple las mínimas expectativas de los trabajadores, la multisindical estará en una situación compleja y tendría que salir a la calle y sacar la voz.

 

-¿Cómo anda el ánimo?

-Anda bien. Este ha sido un año muy intenso. Desde que asumimos la presidencia de la CUT ha sido un tiempo muy agitado. Lo hemos enfrentado con mucha alegría, con mucha convicción. Me siento privilegiada de estar en el lugar en que estoy, en tiempos en que estamos enfrentando cambios en el país que no se habían visto hace por lo menos 20 a 25 años.

-Pero el otro día le gritaron “traidora” y “vendida”.

-Claro, esto tiene costos. Yo tiendo a separar las cosas. Cuando la crítica es infundada, no es sobre la base de argumentos, cuando sale más bien de la consigna, si una se hace eco de eso, realmente no podría hacer nada. Tendríamos que estar sometidos a la tiranía de grupos minoritarios que tratan de hacerse de una expresión nacional. La política es para ser valiente, y cuando una tiene una posición, tiene que ser capaz de defender esa posición, pese a los ataques infundados. Es distinto cuando tienes un debate con una contraparte, con un sector que no comparte tu mirada, pero que pone temas sobre la mesa, eso enriquece. Cuando vemos grupos muy particulares que hacen crítica desde un estado de ánimo, y no tiene que ver con un elemento elaborado, en realidad lo único que queda es paciencia y calma.

-Se vieron imágenes de personas gritándole, lanzando epítetos duros. ¿En ese momento no duda, no dice por qué estoy metida en esto?

-A mi no me pasa eso. No me cuestiono. Eso da cuenta de que estamos provocando reacción porque estamos planteando cosas que hacen sentido en la gente. Si hay tanta crítica rabiosa, de alguna manera es porque se siente que lo que una dice, tiene sentido. Fíjate que más preocupante que haya sectores minoritarios que te van a gritar, te van a insultar, es la justificación que hacen algunos sectores ante ese tipo de conductas. Porque el descontento y la rabia es eso, es desanimo, es desesperación, y frente a eso solo puedes contener, tener calma y tranquilidad como dirigente. Pero cuando hay sectores que lo justifican y dicen que es el costo que uno debe pagar porque no se tiene la posición de esos grupos, eso es síntoma preocupante para nuestra sociedad, porque quiere decir que estamos avalando prácticas de violencia y agresividad.

-Cómo sintetizaría la postura de la CUT frente al gobierno de Michelle Bachelet.

-Nuestra postura es ser una Central que busca ser incidente en los procesos de cambio y de transformación. Que es capaz de identificar que su adversario no es el gobierno, sino que reconoce al adversario de clase. Nuestros adversarios no están sentados en La Moneda; son aquellos que no quieren cambios ni transformaciones para Chile. Creo que el rol que hemos jugado como CUT, es más bien ser ese actor social no panfletario, que no está en la galería, que está incidiendo para que los cambios que Chile anhela, efectivamente se concreten. Yo diría que nuestra mirada, nuestra relación con el gobierno, tiene que ver con un profundo sentido de responsabilidad con el país, y en ese marco somos una Central que incide, que seguirá incidiendo, no solo en el debate laboral.

-¿Qué dice frente a la opinión de que la CUT es indolente frente al gobierno?

-Hay una lectura que es equivocada, porque nosotros cuando hemos requerido de mayor presión de masas, lo hemos hecho. Tuvimos un paro el 11 de julio que permitió que el debate laboral se instalara en este país. Tuvimos una movilización el 4 de septiembre en el marco de la conmemoración del gobierno de la Unidad Popular. Lo hicimos como una señal de que los trabajadores quieren grandes transformaciones. Y no nos vamos a detener ante ese mandato. Hemos ejercido nuestra acción movilizadora cuando lo hemos necesitado. Pareciera que para algunos sectores lo incómodo no tiene que ver con eso, sino con una lectura mecánica donde lo que se espera es que una como dirigente sindical tiene que ser extremadamente confrontacional, como si eso fuera parte del ideario de lo que debería ser un dirigente sindical. Pero no podemos caer en posturas estéticas, en perfomance solo para dar cuenta de algo. Lo que hace la diferencia es si la CUT está cumpliendo o no con el mandato que establecieron sus instancias de decisión, si se cumple con los mandatos y los objetivos de los trabajadores.

-Es una noticia en desarrollo pero igual le pregunto. ¿Cómo se está enfrentado desde la CUT la negociación o el proceso de la reforma laboral?

-Hemos trabajado con el gobierno tanto en la comisión técnica que estableció el Ministerio del Trabajo, como con la comisión que conformó la CUT. En ese debate fuimos muy claros en señalar los puntos que nos parecían pertinentes de abordar en el marco de un proyecto de fortalecimiento sindical y negociación colectiva. El gobierno nos propuso nueve puntos y nosotros lo que hemos hecho es precisarle con claridad a la autoridad que esos nueve puntos no representan todo el planteamiento de la CUT, y si esos nueve puntos serán el eje articulador de la propuesta del gobierno, no pueden ser a la medida de lo posible. Es decir, si vamos a hablar de huelga efectiva, ésta tiene que ser sin concesiones y por lo tanto el fin al reemplazo y el fin al descuelgue, tiene que ser una realidad concreta. Hemos dicho que si vamos a fortalecer el sindicato, tenemos que darle la titularidad, y sin letra chica. Hemos ido marcando el carácter que le damos a esos nueve puntos planteados desde el Ejecutivo. Además hay otras dos demandas muy sentidas: una tiene que ver con negociación de sindicatos interempresas y el debate sobre libertades sindicales. Puedes avanzar en el fortalecimiento del poder sindical y en una simplificación del proceso de negociación colectiva, pero si a fin de año el empresario va a seguir con la garantía de que por necesidades de la empresa termina persiguiendo a los dirigentes sindicales o a los trabajadores que participaron en los procesos de negociación, entonces tenemos un déficit y en eso hemos sido claros con la autoridad.

-Con los nueve puntos, ¿se cumple con lo expresado en el programa de gobierno de la Nueva Mayoría?

-En lo expresado en el capítulo laboral, se está cumpliendo. Siempre señalamos que nos parecía un programa de avanzada en materia laboral respecto a lo que teníamos hace diez años atrás, pero ciertamente no llegaba a cumplir toda la expectativa en materia de fortalecimiento sindical. Lo dijimos en la comisión laboral del programa, como en otros momentos como cuando nos reunimos con el Comando de Michelle Bachelet. Sin embargo, no se puede decir que el gobierno no se está haciendo cargo de su programa. Nos parece que aun así, es posible extender más allá algunos temas que se desprenden tácitamente de lo que está planteado como espíritu en ese documento.

-¿Qué ocurre si en el debate legislativo algunos de esos puntos no quedan, o se desvirtúan, aparece la letra chica? ¿En qué posición queda la CUT frente a eso?

-En una posición muy compleja. Porque hemos hecho una presión que nos permita garantizar que el avance en materia reforma laboral sea lo que se ha señalado por parte del Ejecutivo. Sabemos que este debate continúa o se reedita en el Parlamento. Ahí van a ir todos los actores. Algunos a desmenuzar y a quitarle fuerza al proyecto, otros iremos a demandar más cosas. Va a existir un debate muy intenso en el Parlamento. Sin embargo, esperamos que tanto el gobierno como el Congreso, particularmente los parlamentarios de la Nueva Mayoría, comprendan la urgencia de estos cambios, que si bien no representan toda la aspiración de la CUT, sí son fundamentales para seguir avanzando en el resto de las demandas que tenemos en cuanto a la institucionalidad laboral.

-¿Nota muy beligerante al empresariado?

-Lo noto tremendamente preocupado. Y esa preocupación la expresa de la peor forma, a través de amedrentar, del chantaje, con una política que no va por el camino correcto. Siento que reconocen y se dan cuenta que en materia de reforma laboral hay un camino trazado y hay una ganancia para el movimiento sindical, porque hemos sido inteligentes y audaces en plantear estas demandas, no como un desafío de los trabajadores, de la CUT, sino como algo positivo para Chile, para superar la desigualdad. Nadie podría estar en contra de una reforma que avanza en esa línea, de superación de la desigualdad.

-¿Los empresarios están preocupando a los ciudadanos?

-Creo que sí. Parte de su estrategia es ir generando un clima de tensión y preocupación que me parece que es algo equivocado. Todos sabemos, y lo saben los empresarios, que el proceso de desaceleración en Chile no se explica por el debate de las reformas laborales. Se explica por la caída del precio del cobre y una dependencia de nuestra economía a China, porque nuestro país no avanza en su industria nacional, porque somos presa de vaivenes de un sistema financiero mundial. Eso que la desaceleración se explica por las reformas nacionales, es absurdo.

-Pero dicen que con la reforma laboral va a bajar la inversión, va a aumentar el desempleo.

-Son argumentos insostenibles por dos razones. Primero, el desempleo en Chile aumenta o disminuye no solo por la vía de la inversión, sino también por las apuestas que hace el Estado en la inversión pública y por esa vía el Ejecutivo tomó un buen camino para hacer contención ante una situación de desempleo. Pero además es focalizado. Si miras los datos de desempleo en el país, ves que son segmentos particulares donde se está produciendo mayor desempleo. Por ejemplo, cargos intermedios en la Minería, y eso tiene coincidencia con que el valor del cobre bajó. El otro sector más afectado, es el de empleos más precarios, por razones obvias: tiene absoluta vulnerabilidad y a la hora de procesos de desaceleración, es ahí donde se corta rápido el hilo. En materia de inversión, el argumento del empresariado no resiste análisis por dos motivos. Uno, porque si necesitan invertir, van a invertir igual, pese a la reforma. Dos, porque ninguna de las legislaciones de América Latina, donde se consagran derechos laborales que en Chile no existen, impiden que inversionistas chilenos pongan gran parte de sus recursos en esos países. Por lo tanto, si un inversionista chileno me dice que la reforma laboral genera temor y no va a invertir, entonces yo le pregunto por qué invierten sin ninguna dificultad en países donde las normas laborales son mucho más exigentes que en Chile.

-Si finalmente el resultado de la reforma va por debajo de lo que han planteado, ¿la CUT saldrá a la calle?

-Sin duda. Nosotros hemos sido criteriosos y responsables en materia de debate laboral porque no queremos que esto se llene de consignas y somos los más interesados en que haya un debate de alta responsabilidad país. Hemos sido mesurados en omitir opinión. Creo que en eso el gobierno ha cometido más errores que nosotros. Hemos sido más contribuyentes en generar un buen clima de debate. Es porque tenemos una responsabilidad principal, sabemos que esto es una piedra angular para el desarrollo del país. Es evidente que si no se cumplen las expectativas -que no son grandes expectativas-, la voz del mundo sindical se va a escuchar con mucha fuerza.

-Entre criteriosos y subordinados puede haber un hilo fino.

-Claro, hay límites finos. Pero nosotros hemos desarrollado una estrategia que combina negociación con movilización, inteligencia con astucia, para poder actuar en momentos precisos. Entonces, a meses de llegado este gobierno, estamos hablando de la reforma laboral más importante de los últimos 25 años.

-Lo que no ha sido muy fino son las diferencias o roces entre el Ministro de Hacienda y la Ministra del Trabajo.

-Creo que el gobierno ha sido menos criterioso para entender la tamaña responsabilidad que tenemos en nuestras manos. Es complejo en ocasiones ver que al final del día priman más ciertos posicionamientos que lo de fondo.

-¿Por eso pidió que hubiera una sola vocería?

-Sí, hicimos un llamado de atención en eso. Había una seguidilla de declaraciones que lo único que estaba significando era tensionar el ambiente y generar incertidumbres innecesarias.

-¿Cómo ve a la Presidenta Michelle Bachelet en este tema?

-Ha sido muy sólida. Saludé y di por superado el impasse con el gobierno, cuando veo que la Presidenta señala en el marco de una cena en la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), no en una actividad sindical, que la reforma laboral va, y que es para generar relaciones de mayor simetría entre empleadores y trabajadores. Cuando escucho eso, me digo, bueno, si la Presidenta está dando esta señal, espero que sus subordinados entiendan el mensaje como lo entendimos nosotros. Creo que ha sido firme la Presidenta en esta consideración, sin hacer un alarde innecesario ni una batalla campal. Tiene el tono correcto.

-¿Usted tiene un hijo?

-Sí.

-¿De cuántos años?

-De ocho años.

-¿Le ha afectado su relacionamiento con él, los tiempos, los espacios, el compartir?

-Sí. Cuando a una le plantean los costos de ser presidenta de la CUT, del rol público que una juega, son parte del ABC de la política. Esto es sin llorar, es parte de la vida sindical. Pero el costo más evidente y para mí el más importante, es la falta de tiempo para mi hijo, para la familia. La imposibilidad de acompañar más ciertos procesos. A mí me pasa la cuenta. Una lo hace con la hidalguía de decir que también está haciendo todo esto para él, para mi hijo, para los hijos. Que puedan vivir un Chile distinto y mejor al que yo viví. Pero una tiene su corazoncito y uno quisiera más tiempo, más espacio.

-¿Y el corazoncito respecto al amor?

-No afecta tanto. Más se afecta el tiempo con la familia, con el hijo, con los amigos. Yo tengo muy poco tiempo para compartir con gente que es muy querida. Tengo mi dolor.

-¿Pero hay un amor?

-Sí. Estoy en pareja, estoy muy bien, estoy tranquila. Creo que en gran parte el poder dar estas batallas con el ímpetu y la fuerza que una lo da, es porque hay un soporte afectivo y emocional. No son cosas de las que hablo, pero este ritmo, este nivel de tensión, estar enfrentada a la reforma laboral más importante en los últimos 25 años, si no es de la mano de un compañero que también comprende plenamente el desafío al que estás enfrentada, evidentemente la cuesta sería más difícil.

-Usted le ganó la elección a Arturo Martínez que llevaba muchos años de presidente de la CUT. Y ahora él la critica harto.

-Entiendo y comprendo la crítica entre nosotros. Nunca le diré a un dirigente que no opine. No voy a hacer lo que se hizo en otros periodos de la CUT donde, por la vía institucional, se decía que la única vocería era la del presidente. Lo que uno no puede hacer, es que como dirigente de la Central tenga la irresponsabilidad de opinar sobre procesos de nuestras organizaciones afiliadas. Ahí el secretario general cometió un tremendo error al criticar a la directiva del Colegio de Profesores, a Jaime Gajardo, sobre su proceso de negociación. Yo opiné porque soy dirigente del Colegio, fui electa. Eso que hizo el secretario general es inaceptable, opinar sobre el proceso de una organización afiliada. El secretario general podrá decir lo que quiera de la presidenta de la CUT, pero no puede transgredir las normas de la institución solo por marcar una diferencia y meterse en conflictos de organizaciones afiliadas. Traicionó a un dirigente, Jaime Gajardo, que además estuvo con él en los peores momentos. Gajardo jamás dejó de estar sentado junto a Arturo Martínez en una conferencia de prensa, en los peores momentos de la CUT.

-¿Ha sido difícil esto de ser presidenta de la CUT y ser dirigente del Partido Comunista que está en el gobierno?

-Para mí no. Nunca he sentido presión. Nunca el presidente del Partido me ha llamado para decirme que cuide mis declaraciones, jamás.

-¿No la llama Guillermo Teillier para indicarle algo?

-Nunca me ha llamado para indicarme algo. Es más, yo creo que el presidente del Partido hubiera deseado que una fuese un poquito más impetuosa en los planteamientos. El colectivo del Partido Comunista ha sido tremendamente responsable. Además, tengo la garantía, que quizá no tienen otros, de que mi Partido está plenamente comprometido con los cambios y las transformaciones.

-¿Cómo es su relacionamiento con los presidentes de la Confederación de la Producción y del Comercio y de la Sociedad de Fomento Fabril?

-Ha sido de mucha franqueza y respeto, poniendo cada cual sus temas sobre la mesa y eso ha permitido un diálogo franco. Así se tiene claridad de lo que piensa uno y lo que piensa el otro y cómo vamos a enfrentar los debates que se vienen en materia laboral u otros.

 

Fuente: Reporte

 

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