Por culpa de Martí, llevo medio siglo de pensar y escribir acerca de las cosas de nuestra América, sintiéndola como un todo. Habiendo concluido, por ende, que de los barrios bravos de Los Ángeles hasta el punto geográfico que el lector guste de señalar, es imposible entender sus códigos con las estrechas miras del «aldeano vanidoso». Vaya…parece que después del rutinario bombardeo de información tóxica, de los trascendidos y hechos que los medios hegemónicos distorsionan día a día, a más de la letanía de análisis políticamente correctos, pero que son más de lo mismo, amenazamos con darle cuerda a lo reflexivo.
Ni tanto. Sin embargo, algo de eso fue lo que pasó, tras el alud semanal de textos que toca revisar, con el incierto afán de separar la paja del trigo. Por ejemplo: adivine usted, a juicio de la revista de negocios América Economía, cuáles son los peores ministros de la región. ¡Adivinó! El venezolano Rodolfo Marco Torres y el argentino Axel Kicillof.
¿Y el mejor? Ahí cuesta más adivinar, porque los magnates de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) los eximen del satanismo mediático. Pues entérese: ¡el panameño Dulcidio de la Guardia! Obvio: Torres y Kicillof impulsan políticas económicas populares, y Dulcidio (¿así le dicen?) forma parte de un gobierno que evoca las épocas de gloria del imperio yanqui en el país canalero.
¿Que qué me pasó, entonces? Pasó que encontré una perla: el artículo «Estados Unidos sigue buscando torcerle el brazo a América del Sur», firmado por la escritora guatemalteca Ilka Oliva Corado.
Ficha de Ilka, tomada de su bitácora personal, Crónicas de una inquilina: nació en Comapa (pueblo del departamento de Juliapa), el 8 de agosto de 1979. Desde muy niña vendía helados en el mercado de Ciudad Peronia, en la periferia de la capital guatemalteca.
Sigue: “se graduó de maestra en Educación Física para luego dedicarse al arbitraje profesional de fútbol. Hizo estudios de sicología en la Universidad de San Carlos de Guatemala, carrera interrumpida por su decisión de viajar a Estados Unidos en 2003, travesía que realizó como indocumentada cruzando el desierto de Sonora, en el estado de Arizona.
Actualmente es corresponsal de Resumen Latinoamericano, y ha publicado artículos de opinión en Adital yRebelión. Una nube pasajera que bajó a su ladera la bautizó como ‘inmigrante indocumentada con maestría en discriminación y racismo’”.
No tengo el gusto de conocer a Ilka, pero me conmovieron sus tres páginas de lucidez y concisión, digna de la mejor prosa política de Martí y en las que fija, con claridad, el nuevo fracaso del imperio en el “…intento de golpe de Estado en Venezuela, y de desestabilización de los gobiernos de Cristina y Dilma”.
Dice: “Hoy es Venezuela, como ayer fue Cuba; hoy es Argentina y Brasil como pronto puede ser Bolivia, Uruguay, Ecuador, y Chile –de Bachelet–. Cómo olvidar la destitución del presidente Lugo en Paraguay, también la de Manuel Zelaya en Honduras…”
Añade: “…el documento que iban a leer los golpistas (venezolanos) fue redactado por un funcionario de la embajada de Estados Unidos en Venezuela. ¡Aguas, Cuba! Entre los planes estaba el de bombardear el edificio de Telesur y acabar con las más de 800 personas que hacen posible su existencia…Por su parte, Diosdado Cabello también informó de un plan desarticulado en 2014 en el que la derecha planeaba –por medio del alcalde metropolitano Antonio Ledezma y el diputado Julio Borges– asesinar a Leopoldo López (líder fascista preso por conspiración violenta), para crear caos en el país…”
Ilka no nos deja respirar: “¿Alguna similitud con el caso Nisman en Argentina? ¿O con el caso Rosenberg en Guatemala cuando Álvaro Colom era el presidente? Vea usted que utilizan la misma técnica… Mientras tanto en Brasil, Aurelius Capital Managment, que quiso darle un tiro en la sien a Argentina con los fondos buitres, hoy ataca a Brasil y va directo a la compañía petrolera Petrobras. Es que a esto aún no les pasa el trago amargo de la formación del BRICS”.
Con respecto a Argentina, apunta: “Como no pudieron con los fondos buitres, ahora le embrocan a Cristina una imputación por el caso Nisman, que por supuesto le dio la vuelta al mundo en cuestión de segundos. Pero ni uno solo de esos medios anuncia los avances que ha tenido Argentina gracias a los gobiernos de Néstor y Cristina… A Cristina le critican la elegancia –la belleza natural– y lo burguesa. Ella no se tiene que disfrazar de Mujica para realizar cambios significativos en su país…”
Rescato y pondero el texto de Ilka como ejemplo de que, por fuera de la palabrería seudoacadémica, las nuevas generaciones de luchadores sociales tienden a ubicarse, con amplitud y generosidad, en las antípodas del chovinismo de izquierda. Y de un sectarismo que, a la postre, cosechó su descrédito con no pocas derrotas, oportunismos y dolores.
Fuente: La Jornada