Fiel a su tradición de hurgar pajas en ojo ajeno, sin reparar en la viga del propio, la derecha armó tremenda algarada sobre el viaje de la familia Boric a la isla Lennox, en un barco de la Armada.
Si hasta se han perpetrado sesudos editoriales de condena en los medios de comunicación de la derecha, es decir, casi todos.
Tanto fue el cántaro que el diputado Gabriel Boric se sintió obligado a pasar al pizarrón, a dar explicaciones.
“Y como tengo la convicción de que es correcto exigir un estándar de conducta mayor a quienes se dedican a los asuntos públicos, bien vale pedir excusas a quienes han visto en este episodio un hecho de uso injustificado de privilegios. Ofrezco además mis disculpas a la Armada de Chile por haberla envuelto en esta polémica que podría haber sido prevista. Y en esto la responsabilidad es mía”. admitió.
El comandante de Comunicaciones, Gonzalo Bravo, explicó que el viaje estaba autorizado por Bienes Nacionales:
«El servicio que prestó en este caso la Armada lo prestó a la familia Boric (…) es un requisito formal que presentó la familia con el propósito de instalar un monolito, que tenía un propósito histórico».
«Ese monolito estaba autorizado por Bienes Nacionales para ser instalado en la Isla Lennox y en ese contexto la Armada consideró que dado que dentro de uno de sus roles está contribuir a la preservación del patrimonio histórico, se accedió a la petición», agregó.
Y luego precisó:
«El requerimiento inicial era para 45 personas; en esa zona no hay embarcaciones que puedan hacer en forma segura la navegación de 45 personas, es un trayecto de 40 millas náuticas que dura tres horas. No es un viaje que se haga exclusivamente en este caso ni en otros para cumplir lo que quería en este caso la familia Boric. Es un viaje que se hace en forma periódica».