Por cuarto año consecutivo Japón ve disminuir su tasa de nacimientos alcanzando un mínimo histórico el recién cerrado 2014. El número de bebés nacidos en el país se mantuvo en un millón mientras que un millón 270 mil personas fallecieron, según cifras del ministerio de Salud nipón.
La población de Japón está calculada en 127 millones de personas, con una fuerte tendencia al envejecimiento. De esta población los menores de 15 años han disminuido casi en un millón ´han descendido de 18 a 17 millones – en tanto las personas de 65 años y más, han aumentado de 25 a 29 millones.
Si bien los números son alarmantes, más alarmantes son las consecuencias que ellos proyectan. El desequilibrio lleva a pensar que la economía japonesa tendrá cada vez menos fuerza laboral para sostener su economía y se cree que la tendencia va a acelerarse de manera radical durante la próxima década perdiendo casi un 1% de fuerza laboral cada año.
Además, el Estado deberá proveer cada vez más recursos para los adultos mayores y los sectores laboralmente activos, tributar mas para proveer los fondos necesarios para mantener al sector pasivo.
Culturalmente también las cifras engendran un problema, ya que el tradicional respeto asiático por los ancianos asigna a uno de los hijos la responsabilidad de cuidar a sus progenitores, lo que dificulta aún más la formación de parejas independientes dispuestas a procrear.
Aún cuando el gobierno desarrolla políticas públicas para incentivar los nacimientos, un portavoz del ministerio de Salud admitió que es muy difícil revertir la tendencia, pues “ las mujeres en edad fértil son cada vez menos en el país».
Al mismo tiempo, muchas personas creen que la apertura estatal a evitar la segregación femenina y estimular su incorporación al trabajo, puede alejarlas del hogar y las funciones maternales. No obstante, junto en el paquete pro integración femenina, también se contemplan incentivos a la maternidad y facilidades laborales que permitan a las mujeres cumplir el doble rol de madre y trabajadora.