La Sharia , o Código de Derecho Islámico – que contiene normas de culto más no es la religión – está siendo aplicada en forma implacable en los territorios ocupados por el Estado Islámico. En las últimas horas la población de Qa’im, en la provincia de Eufrates, Irak, presenció con horror cómo le cortaban la mano a un hombre acusado de haber robado. La condena fue ejecutada en frente de una multitud que se acercó para ver de qué se trataba. El «espectáculo» es promovido por el EI para «aleccionar» al resto de la población.
La víctima fue sentada en una silla, se le vendaron los ojos para que no vea absolutamente nada y fue forzada a extender su mano y apoyarla sobre la mesa. Acto seguido, el verdugo -con guantes de cirujano- procede a amputar su miembro con un golpe seco.
Un hecho similar había ocurrido en el suburbio de Maskana, Alepo, en Siria, hace pocos días, cuando otro hombre también había sido acusado de robar y fue sometido al mismo procedimiento salvaje.
Este hecho se conoce pocas horas después de que miembros del Estado Islámico hicieran públicos sus latigazos contra un hombre por haber consumido pornografía, en la ciudad oriental de Deir Ezzor. Otros tres recibieron similar sanción al acusárseles de haber bebido alcohol, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. El castigo tuvo lugar en la rotonda del ayuntamiento de la población de Qurea, en el este de esa provincia.
La sharia es la ley islámica y proviene de cuatro fuentes: el Corán («recitación»), el Hadiz («narración»), el Ijma («consenso») y el Ijtihad («esfuerzo»). Su significado es: «Camino a la paz». A diferencia de la religión, que debe acatarse sin réplica, la sharia puede ser objeto de interpretación, pero para el EI es dogma.