Gobierno sin Agenda y Presidencialización de la Política

La presidenta de PDC, el partido mayoritario de la coalición de gobierno declaró la semana pasada, «nosotros mantenemos congelada la relación con el gobierno». Los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría -cual más cual menos- han agrandado las distancias con el gobierno llegando a un extremo máximo cuando por unanimidad incluyendo a los parlamentarios de la NM no aprobaron el presupuesto para el sector público de 2017.

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Votos para la propuesta del gobierno: cero!!!

En otros países esto habría significado la renuncia del primer ministro pero en un sistema presidencial como el nuestro no está previsto.

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¿Quien se responsabiliza en el gobierno de esta estrategia? Porque nadie podría decir que fueron sorprendidos con esta votación.

A ojos de la gente ya el gobierno no representa a nadie ni nada. Es la moneda de cambio más barata. Su propia gente lo ha dejado caer y quedan solo los funcionarios de confianza apoyando con un cómodo silencio.

Si el ministro Eyzaguirre tiene por función la relación con el Parlamento cualquiera podrá calificarlo por “notorio y notable abandono de deberes” o “eficacia cero”. Salvo que la estrategia consista en un harakiri del gabinete para dar oxígeno a los partidos de la NM.

Cualquiera que participe en actividades relevantes coyunturales observa rápidamente que los funcionarios ven con desgano e indisimulado malestar cualquier situación en que haya que tomar decisiones.

Un ejemplo evidente se expresa en el asunto AFP que avanzó este viernes a la cuarta marcha nacional y no tiene contraparte a nivel de ministerio (ni de la Ministra ni de la nueva subsecretaria de Previsión Social).

La presidenta debió salir personalmente a pedir tiempo. Se sabe que hubo una comisión que sesionó en 2014; que un documento circula desde 2015; que hay dos posiciones aunque esa comisión no representa nada en términos de la población (incluso un tercio de los comisionados eran extranjeros de paso en Chile).

Posteriormente, hace un mes, el Superintendente de Pensiones convocó a expertos e instituciones sin que se conozca resultado de estos debates. En suma, la lógica que impera es similar a la de equipos deportivos que terminan resignándose a perder por poco y hacen tiempo como si fuesen ganando.

El ex Presidente Lagos probablemente quiere ser nuevamente presidente pero, para algunos, el objeto principal de su figuración es recuperar el legado de su período, por cierto en su opinión marcado por el éxito.

Este constante llamado a sumarse a su equipo a conspicuos empresarios –con un par de excepciones- no puede tener por objeto ganar electores sino hacer la diferencia entre él y M. Bachelet.

Ella, dubitativa, sin proyecto, sin comprensión de las reglas económicas, sin capacidad política para dirigir un conglomerado, establecer alianzas o coordinar diálogo. El, con autoridad, visión de país y con los atributos mencionados que a ella le faltan.

Lagos no quiere someterse a la pequeñez de unas primarias, como le confesó a Isabel Allende. Menos aún, para competir con personajes que se siente que no los considera a su altura.

Si hubiese que adivinar el escenario que Lagos preferiría, éste es competir con Piñera en múltiples debates en que votaran una suerte de Cámara de los Lores.

Por ello es que si las encuestas no lo acompañan en su entorno creen que abandonará la competencia, por supuesto, en medio de todo tipo de advertencias a quien termine representando a la coalición.
Como sea, la política se presidencializó; el gobierno da lo mismo porque, salvo favores menores y algunas obritas dirigidas, los dados están echados y la evaluación general mal podría cambiar.

En el escenario actual si Lagos es el que enfrente a Piñera por la Nueva Mayoría, es probable que Mesina –el candidato obvio para unificar a la izquierda radical de este país- podría obtener un buen 10% (al menos) e incluso este escenario puede revivir a Marco Enríquez aunque es muy difícil que éste supere el 5%.

En cambio, si el candidato es Guillier -con un discurso prudente pero menos elitista- reducirá mucho las posibilidades de las candidaturas testimoniales. Pero esto sigue estando al nivel de la ficción a la cual nos obliga un gobierno sin agenda.

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Fuente: Primera Piedra

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