sábado, noviembre 23, 2024
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Mi Experiencia con los Abusos Laborales de Agrosúper

Durante cuatro años fui trabajador de Agrosúper, sucursal Rosario. Hoy a diez meses de  mi retiro voluntario, me es imprescindible hacer llegar a la opinión pública mi ingrata experiencia vivida en dicha empresa, debido a las condiciones laborales que viví y que aún hoy experimentan quienes permanecen desempeñando funciones en éste lugar.

Fui contratado como operario en el área de desposte, – específicamente en las líneas de chuletas-costillas – donde prolijabamos el corte llamado Pecho, entre otros cortes que circulaban en la línea (los cuales correspondían a otros equipo).

Al iniciar mis funciones en Agrosúper realizábamos trabajos en equipos (conformados por 5 a 6 personas), en los que cada uno de estos realizaba un trabajo sobre el corte (despunte, deshueso y otros).

Al poco tiempo comenzaron las reducciones de trabajadores por equipo, por lo que para las misma labor debíamos asumir dos o tres por lo general, siempre con las líneas circulando a mayor velocidad de la debida, la cual se normalizaba exclusivamente en momentos de inspección o visitas, haciendo parecer menor carga de trabajo de la cotidiana.

Por este motivo al igual que otros muchos compañeros comencé a presentar dolor en manos y brazos, en mi caso acompañado de espasmos musculares e inflamación, motivo por el cual acudí en reiteradas ocasiones a la SPA de la empresa, donde se me aplicaron compresas tibias y gel, sin realizar la derivación a servicio médico correspondiente, en esos tiempos la ACHS, luego sería IST. Se me reincorporó a las llamadas “labores livianas”, a pesar de mis molestias físicas, pero sin atención médica aún.

En una ocasión, al acudir nuevamente al SPA, por no presentar alivio de los dolores, se me envía tres días a las oficinas de los supervisores, por orden del supervisor Carlos Céspedes, situación que se repetía con los demás compañeros que aquejaban problema similar, periodo en que solo se nos tenía haciendo reposo (con evidente objetivo de atenuar el dolor y la inflamación consecuencia del deterioro articular, ante la eventual evaluación médica).

Se me informa que debo esperar que se realice la supervisión de la ACHS, para ser atendido por el médico de la institución, quien me deriva inmediatamente a ACHS Rancagua, a donde fui trasladado en ambulancia de la ACHS el mismo día.

Una vez en Rancagua, se me indicó realizar exámenes  complementarios (que confirmaron el diagnóstico de Tendinitis crónica degenerativa), medicación, reposo absoluto con licencia médica correspondiente. Siendo desvinculado de la empresa en plena vigencia de la misma.

A raíz de lo cual, acudí a la inspección de trabajo en Rengo, lugar en que el funcionario me dio la orientación de no hacer nada al respecto, de quedarme con los brazos cruzados, a pesar de haber sido víctima de un despido completamente ilegal.

Me dirigí por mi propia cuenta a la empresa, en donde después de hablar con el gerente de personal, fui reincorporado  a las labores habituales. Al cabo de un tiempo de mi reincorporación, se comenzó a entorpecer mis salidas al baño y/o colación y sobre exigir producción, ante lo cual pedí que se me facilitara el apoyo para realizar el trabajo, lo cual no fue atendido seriamente por parte de la empresa, desde ese momento el encargado de línea, mi jefe directo el Sr. Jorge Méndez, toma una actitud persecutoria hacia mi persona,  a lo que se suma Don Carlos Céspedes supervisor del área desposte, soy permanentemente vigilado, se realiza fiscalización rigurosa de mi desempeño laboral a través del personal de control calidad.

Soy citado a la oficina de los supervisores, donde en presencia de Jorge Méndez, el señor Carlos Céspedes realiza acusaciones falsas sobre mi desempeño laboral y la calidad de la producción supuestamente mal realizadas.

Soy amenazado de manera  solapada respecto a mi situación socio-económica, diciéndome que piense en que tengo familia, que mis hijos estudian, etc. Ésta situación es informada a la directiva del sindicato de trabajadores al cual pertenecía.

Todo lo anterior provoca en mi una depresión severa, agravada con el hecho de que la superintendencia de seguridad y salud laboral no reconoce mi situación como una enfermedad laboral, demás no realizan una inspección exhaustiva, sin indagar más en el asunto.

Mi situación no es única, afectando a un número considerable de personas que se han desempeñado en ésta empresa, quienes en un plazo no mayor a cinco años de servicio presenta notable detrimento de salud física y mental.

En este momento me encuentro aún cesante, sin poder aspirar a un trabajo debido a mis constantes malestares derivados de la tendinitis crónica degenerativa, discopatía cervical degenerativa y depresión severa.

Hago un llamado al Ministerio del trabajo  y a toda la autoridad correspondiente, a poner atajo a estos abusos que son un secreto a voces y a hacer justicia ante éstos atropellos que se siguen cometiendo en ésta empresa. Hago una llamado a proteger a quienes tienen que callar por temor a perder su fuente laboral  y a atender los reclamos de los trabajadores que se atreven a alzar la voz, y a que se reconozca mi problema como enfermedad laboral derivada del abuso cometido hacia  mí persona.

Leandro Fernández Valdez
CI : 10.081.748-9

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