El 2015 se inició con buenas noticias para las mujeres, pues a pocos días de iniciar un nuevo año el Congreso terminaba de aprobar totalmente la reforma al sistema electoral binominal y, dentro de ella, se consagraba una norma que establecía la obligatoriedad para los partidos políticos de contar con cuotas de género en las listas de candidaturas para elecciones parlamentarias.
Este hecho se constituyó como un avance que no solo permitió a Chile hacer eco de lo que la evidencia internacional se cansaba de demostrar, esto es, la positiva contribución de las cuotas de género a la participación política de mujeres en todos los países en los cuales estas se han implementado, sino que, además, permitía recargar energías ad portas de otro debate que formaba parte del programa de Gobierno y que se preveía aún más arduo y difícil que la ley de cuotas.
El próximo desafío consistía en sacar adelante un nuevo compromiso de campaña: despenalizar el aborto en tres causales (riesgo de vida de la madre, inviabilidad fetal y violación).
Un año de tramitación legislativa va a cumplir el 31 de enero el proyecto de despenalización del aborto en la Cámara de Diputados. Dentro de este período, siete meses se extendió la discusión en la Comisión de Salud y hoy, a cuatro de haber ingresado a la Comisión de Constitución, este aún ha sido escasamente abordado.
Si bien hoy la iniciativa cuenta con urgencia simple, lo que implica que el 23 de enero como plazo máximo debiera despacharse a Sala, lo cierto es que no ha sido posible observar en todo el transcurso de la diligencia genuina voluntad política de avanzar en esta tarea, hecho que justamente gatilló por estos días la renuncia de la Subdirectora del Sernam.
A raíz de lo anterior, resulta preocupante ver cómo en épocas en donde la crisis de confianza se agudiza cada vez más, las reformas que buscan reivindicar derechos y libertades individuales se terminen aplazando, transando y hasta sacrificando, a cambio de priorizar otras agendas consideradas de mayor relevancia por una clase política cada día más distanciada de la realidad social.
Resulta aún más grave si se considera que la razón detrás de esta obstaculización no responde a cuestiones de índole económica que hagan necesario renunciar a esta agenda, sino que meramente al interés de bloquear u obstaculizar un debate que por décadas se nos ha negado como comunidad política.
Por tanto, ¿qué solución podemos darles a cientos de mujeres y niñas que presentan embarazos inviables o concebidos sin su consentimiento? La realidad da cuenta de que hoy sigue estancado en el Congreso un proyecto de ley que podría otorgarles una oportunidad de decidir si continuar o no con un embarazo en las causales señaladas, sin que ello implique correr el riesgo de morir o ir a la cárcel.
Desde el Frente de Género de Revolución Democrática creemos que la crisis de confianza se supera cumpliendo aquellos compromisos transformadores que permiten profundizar la democracia, garantizar la igualdad de derechos de la personas y mantener en el debate público, con el mismo énfasis que otras demandas sociales, aquellas reformas que buscan avanzar hacia la igualdad de género, toda vez que se reconozca la autodeterminación de las mujeres en relación con su cuerpo y su maternidad.
Tal como lo han manifestado diversos organismos internacionales, despenalizar el aborto en tres causales es un buen paso en dicha senda.
Porque ser madre es una decisión libre y no una imposición social ni moral, urge avanzar en la tramitación legislativa que permita, después de 26 años, dejar de ser parte de los cinco Estados que penalizan el aborto en todas sus formas. Queremos transitar hacia un país que no criminalice más a sus mujeres y que de una buena vez se decida a tomar partido por los derechos de todas.
Fuente: El Mostrador
85% aprueba aborto en caso de violación y la mayoría cree que la Iglesia es su principal opositor seguida por la derecha
Este martes se publicaron los resultados de la segunda edición de la encuesta “Otra Mirada Ciudadana”, realizada por Fundación Chile 21, en conjunto Criteria Research, estudio que de carácter nacional que tiene como objetivo medir los procesos de transformación social, política y económica que se desarrollan en Chile.
Según la segunda edición de este estudio “la evaluación de la gestión de las reformas impulsadas por el gobierno sigue siendo deficitaria y contrasta tanto con la expectativa mayoritaria en torno a la necesidad de las mismas como con la valoración de sus contenidos específicos”.
Y una de las cifras que más llama la atención de éstas reformas que se encuentran en proceso, tiene relación con la “Ley de Aborto Terapeútico”, la que fue ingresada al Congreso hace casi un año y lleva cerca de 6 meses en tramitación. Según el estudio un 83% de los consultados apoya la llamada tercera causal: aborto en caso de violación, frente a un 17% que se encuentra en su contra. Números que llaman la atención ya que es la principal piedra de tope por la que aún no se ha podido aprobar el proyecto que está siendo tramitado en la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados, luego de que el Gobierno la determinara con urgencia simple.
Siguiendo con la “Ley de Aborto Terapeútico”, dentro del universo de los encuestados el 69% cree que la Iglesia es la principal institución opositora a la causal de aborto en caso de violación, seguido por los “sectores políticos de de derecha” (22%) y luego los sectores de centro (6%) y de izquierda (3%).
Además un 94% de los consultados creen que la Iglesia se encuentra en contra de la tercera causal y un 77% cree que los sectores políticos de derecha se oponen al aborto en caso de violación.