Empate en el puntaje al finalizar la última fecha. Un partido único definiría el título y un golazo de tiro libre Leonel Sánchez significó la segunda estrella para la “U” y el primer título del Ballet Azul. Así comenzó la rivalidad entre azules y albos.
Era la penúltima fecha del campeonato de 1959 y Universidad de Chile se enfrentó a Colo Colo ante 41 mil asistentes en el Estadio Nacional. Ese 3 de noviembre los albos llegaban al encuentro con 36 puntos y los azules con 34: venció la “U” por 3-2 con un gol de Carlos Campos en el último minuto y ambos quedaron igualados en el primer lugar de la tabla (el ganador recibía 2 puntos en ese entonces).
Fecha siguiente, la última del torneo: Colo-Colo vence 2-1 a Everton y la U. de Chile hace lo propio con Unión Española (5-0). Con 38 unidades cada uno, ambas escuadras definían el título en un partido único, un encuentro que pasaría a la historia por ser el que marcaría para siempre la rivalidad entre ambos equipos. Aquí nace el superclásico del fútbol chileno, y también, el primer título del Ballet Azul.
Miércoles 11 de noviembre, partido de definición del título y más de 40 mil personas en Ñuñoa. La Universidad de Chile dirigida por Luis Álamos entra a la cancha con René Pacheco; Luis Eyzaguirre, Carlos Contreras y Sergio Navarro; Hugo Núñez y Alfonso Sepúlveda; Braulio Musso, Ernesto Álvarez, Carlos Campos, Leonel Sánchez y Osvaldo Díaz. Colo Colo con Misael Escuti; Caupolicán Peña, Fernando Navarro e Isaac Carrasco; Gastón Guevara y Mario Ortiz; Mario Moreno, Hernán Rodríguez, Juan Soto, Jorge Toro y Bernardo Bello.
Aquella noche quedó marcada para siempre en la historia de los clásicos, no sólo porque aquí nace la rivalidad entre ambos equipos, sino que también por el increíble gol que anotó Leonel, considerado por él como el mejor de su carrera:
A los 40 minutos del primer tiempo el árbitro argentino José Luis Praddaude cobró tiro libre a favor de la Universidad de Chile. Sánchez tomó el balón y lo acomodó, aproximadamente a 35 metros del arco norte del Estadio Nacional que defendía Escuti. Potente cañonazo de zurda, con el empeine, que se clava en el ángulo y deja sin opción al portero albo. Es el 1-0 para la Universidad de Chile.
Así se alimentó el mito del “Ciego” Escuti, que al parecer no veía bien de noche, motivo por el cual no reparó en el golazo del “11” azul. Aunque dos años más tarde el arquero tuvo su revancha y atajó un penal a Leonel.
Al minuto 51 Ernesto Álvarez alargó las cifras. A los ‘70 Juan Soto anotó el descuento para Colo-Colo. Así la “U” se quedó con el triunfo y consiguió el título de 1959, el que sería el primero en la era del Ballet Azul.
Crónica de una noche inolvidable
Este es el relato que hizo La Nación sobre el partido definitorio del campeonato de 1959, que culminó con el triunfo de la ‘U’ sobre Colo Colo y la obtención de la segunda estrella azul.
Noche de euforia para los miles de partidarios de Universidad de Chile, y de desolación para los de Colo Colo. En el más sensacional partido de los últimos tiempos, el conjunto de la Universidad se coronó anoche como campeón profesional de fútbol por el año 1959, al derrotar a su temible adversario por 2 a 1 ante 50 mil personas.
Y junto con el triunfo, los nervios de no menos de cien mil personas han vuelto a su ritmo normal, despejada ya la enorme incógnita que rodeó al duelo, calmada ya la expectación extraordinaria que vivió Santiago en las últimas 48 horas.
Cuando el árbitro argentino José Luis Pradaude levantó las manos al cielo indicando que ya todo había terminado, treinta mil antorchas se encendieron al unísono a lo largo de las tribunas y galerías, mientras un vozarrón emocionado y enorme entonaba las estrofas del «Romántico Viajero.
Era el himno de la ‘U’ que, vibrante, atronaba el espacio como en sus grandes noches de gloria.
Gritaban y cantaban hombres y mujeres, ancianos y niños, todos los que llevan bien puesto en su pecho el afecto sincero por el club azul.
Los jugadores del nuevo campeón se abrazaron llorando en el centro de la cancha y fueron en busca de su entrenador, Luis Álamos, a quien llevaron en andas hasta el túnel de salida. Extenuados por el cansancio, la emoción y los nervios, los cracks estudiantiles no pusieron resistencia cuando bajaron algunos fanáticos de la galería y les arrebataron las camisetas campeonas, a manera de postrer y definitivo recuerdo.
Es la segunda vez que Universidad de Chile obtiene el título de campeón profesional. La otra fue en 1940.
Este año, el conjunto azul cumplió la hazaña con un equipo de revelaciones, jóvenes en su mayoría y con escasa experiencia. Sin embargo, con disciplina, amor propio, cariño por sus colores y sobre todo con obediencia al entrenador, construyeron el gran edificio del triunfo en forma realmente espectacular.
Es posible que haya uno o dos cuadros superiores, en el papel, a la ‘U’. Pero ninguno mantuvo, como lo hizo el que capitanea Braulio Musso, su regularidad de un comienzo y el alza extraordinaria en los momentos culminantes del torneo.
La ‘U’ fue campeón, en realidad, cuando venció a su mismo rival de anoche en el partido correspondiente a la segunda rueda. Esa vez quedó sellada su buena suerte, aún cuando a ambos les faltaba un partido oficial. Colo Colo lo salvó con éxito en Viña del Mar, aunque con bastante dramatismo (2-1), mientras que la ‘U’, como demostración de que el título no podía ser para otro, abrumó con un 5-0 a Unión Española.
Por su ventaja inicial de 2-0, por una defensa cerrada y hábil y una ofensiva práctica e incisiva, Universidad de Chile mereció el triunfo anoche.
Tuvo una dosis de suerte la ‘U’. En el primer tiempo Jorge Toro, Mario Moreno y Hernán Rodríguez debieron vencer al indeciso Pacheco, sobre todo con tiro de Rodríguez que sacudió el travesaño. Pero la pelota no entró, mientras que en el campo contrario un taponazo de 30 metros de Leonel Sánchez le dobló las manos a Escuti, a los 39′. Y como si esto fuera poco, a los 5′ del segundo lapso, Álvarez, en valiosa maniobra individual, dejaba la cuenta 2-0.
Ahí aflojó un poco Colo Colo, como para tomar aliento, y luego se fue encima en la forma que sabe hacerlo. Los albos atacaron con denuedo y Juan Soto recibió un obsequio de Pacheco para anotar el descuento, a los 25′. Despertó el equipo blanco, y también su hinchada. Pero ya era un poco tarde, y la ‘U’ no estaba dispuesta a entregar su ventaja.
Y se llegó al final con el 2-1 inamovible en un partido de comienzo poco atractivo, aunque siempre de mucho nervio, y de un final que puso una nota de suspenso y de profunda emoción.
Lágrimas de alegría y de campeón, para unos; silencio y resignación para otros, más la soledad que rodeo en estos casos al caído.
Por las calles adyacentes al estadio, desfilaron columnas y columnas de partidarios de la ‘U’, gritando sus ceacheís, cantando su himno y llevando al centro de la ciudad la grata nueva: «La ‘U’ campeón, la ‘U’ campeón».