La destrucción de la selva amazónica de Brasil, considerada la jungla tropical más grande del planeta, aumentó 16 por ciento este año respecto a 2014, mientras el Gobierno lucha por aplicar una legislación para detener las talas ilegales. Datos satelitales de los 12 meses hasta fines de julio divulgados el jueves mostraron que 5.831 kilómetros cuadrados de bosques fueron talados en la Amazonía brasileña, un área de la mitad del tamaño de Puerto Rico.
Los datos divulgados por el Ministerio de Medioambiente confirman información preliminar entregada recientemente por instituciones ecologistas que mostraron un aumento de la deforestación tras un descenso en 2014.
La información se conoce en un momento complicado para el Gobierno de Brasil, mientras países de todo el mundo se reúnen en París para discutir un nuevo acuerdo climático global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La deforestación representa cerca de un 15 por ciento de los gases de efecto invernadero, más que todo el sector de transporte.
Un fuerte aumento en el estado de Mato Grosso, el mayor productor de granos y ganado de Brasil, fue el principal factor detrás del incremento. Los terratenientes de Mato Grosso talaron cerca de 1.500 kilómetros cuadrados de bosques, frente a los 1.000 kilómetros cuadrados del 2014.
“Fue una sorpresa, especialmente el aumento en Mato Grosso”, dijo la ministra de Medioambiente Izabella Teixeira a periodistas en Brasilia. “La presión por una mayor tala es fuerte nuevamente y proviene de las actividades agrícolas y ganaderas”, afirmó.
Además de ser una gran fuente de absorción de carbono, la Amazonía es un santuario de la biodiversidad que contiene a millones de especies que aún no han sido estudiadas, por lo que cualquier aumento de la deforestación suele motivar críticas de los ecologistas.