El cubano Antonio Veciana Blanch estuvo con un supuesto agente de la CIA y Lee Harvey Oswald meses antes del crimen de John F. Kennedy. Asegura que el mismo agente le ordenó matar a Fidel Castro en Chile, durante la visita que este realizó en 1971. Siempre se ha creído que el misterioso oficial de la CIA era David Atlee Phillips, uno de los principales responsables del intento de golpe orquestado por la CIA en octubre de 1970 en Chile y del golpe de 1973. El atentado contra Castro en Chile, en una conferencia de prensa en La Moneda, falló porque a último minuto, dos de los conjurados entraron en pánico. Según la confesión de Veciana, en el complot estaban implicados pficiales de Carabineros.
Hacia 1960, pocos meses después de que Fidel Castro se tomara el poder en Cuba, Antonio Veciana Blanch llevaba una vida próspera en la isla. Era empleado del Banco Financiero y presidente de la Asociación de Contadores Profesionales.
Hombre de derecha de toda la vida y con un pasado que nunca ha revelado, cierto día se presentó ante él un hombre que le dijo era belga. Se trataba del agente de la CIA que durante todos los años posteriores Veciana conocería bajo distintos nombres, siendo el más frecuente de ellos el que usó en dicha oportunidad, Maurice Bishop.
Los testimonios del cubano al respecto se encuentran contenidos en una extensa declaración que Veciana prestó el 25 y 26 de abril de 1978 ante el Comité Selecto de la Cámara de Representantes de EEUU dedicado a la investigación de diversos magnicidios, entre ellos el de JFK.
Conocida como HSCA (por su sigla en inglés[1]), dicha comisión investigaba además los crímenes de Martin Luther King y fue esta la instancia que llegó a la conclusión de que en el crimen del presidente Kennedy efectivamente había participado Lee Harvey Oswald, además de otros dos tiradores (lea las conclusiones de la indagatoria).
Previo a ello, en 1976 Veciana ya había prestado declaración ante un investigador del congreso, a quien dijo que el misterioso Bishop lo había implicado en dos intentos de asesinato en contra de Castro (uno de ellos, en Chile), que se había reunido con Bishop un par de meses antes del crimen de JFK en Dallas, ocasión en que lo vio con alguien a quien reconoció como Lee Harvey Oswald, y que además el misterioso agente le había ordenado fundar el grupo paramilitar “Alfa 66”, uno de los principales grupos anticastristas que operó por años entre Venezuela, Miami y Cuba.
La interrogación
Durante su comparecencia de 1978 ante el HSCA, Veciana dijo que en 1960 Bishop lo invitó a almorzar y lo convenció de trabajar en contra de Fidel Castro. Veciana le preguntó si trabajaba para alguna entidad de inteligencia de Estados Unidos.
?Me dijo en ese momento que no estaba en posición de darme a conocer para quiénes estaba trabajando ni para qué agencia hacía esto? declaró Veciana bajo juramento.
Luego que aceptara unirse a Bishop, entró a un programa de entrenamiento de dos o tres semanas que, según el cubano, consistió en algunas lecturas, así como “en entrenamiento en uso de explosivos y técnicas de sabotaje”, pero principalmente en “lecciones de propaganda y guerra sicológica”.
?Bishop me dijo muchas veces que la guerra sicológica podía ayudar más que centenares de soldados? testificó.
Luego de ello, comenzaron a trabajar. Sin especificar detalles, Veciana aseveró que realizaron “varias operaciones sicológicas muy efectivas” y que también, como lo hicieron los nazis en contra de los británicos por medio de la llamada “Operación Bernhard”, falsificaron moneda cubana, con el fin de inundar el mercado y devaluar el dinero.
Después Veciana entró en contacto directo con dos funcionarios de la embajada de EEUU (antes de que la cerraran), debido a que Bishop salió de Cuba. Ambos funcionarios conocían a Bishop como “Frigault”. Luego vendría el fracasado intento de los anticastristas por invadir Cuba a través de Bahía de Cochinos y solo después de ello reaparecería Bishop (o Frigault) ante Veciana, diciéndole que “lo único que quedaba por hacer era intentar asesinar a Castro”.
Así, organizaron un atentado que fracasó, así como una serie de otros intentos por matar a Castro que fueron totalmente acreditados por parte del Inspector General de la CIA.
Veciana terminó abandonando Cuba, ante las sospechas de la policía castrista en su contra, y en Miami fundó el grupo Alfa 66, al cual convirtió en una de las organizaciones más exitosas en cuanto a recolectar dinero para financiar el anticastrismo, aunque “de acuerdo a Veciana, el hombre detrás de toda la estrategia de Alfa 66 era Maurice Bishop”, con quien se reunía cada cierto tiempo en diversas ciudades, como Dallas, Washington, Las Vegas, San Juan de Puerto Rico, Caracas, Lima y La Paz, ciudad en la cual fue consejero del Banco Central boliviano entre 1968 y 1972.
Antes de ello, sin embargo, en agosto de 1963 Veciana viajó a Dallas a requerimiento de Bishop. Allí se habían reunido al menos en cuatro oportunidades previas, pero en este encuentro hubo un tercer integrante: Lee Harvey Oswald, el hombre que luego sería acusado de asesinar (en Dallas) al presidente norteamericano, John F. Kennedy.
Según relata la transcripción del HSCA, “el encuentro en el cual Oswald estuvo presentó ocurrió en el vestíbulo de un gran edificio de oficinas en la zona céntrica de la ciudad, quizá un banco o una compañía de seguros con fachada o lobby azul. Cuando Veciana llegó a la reunión, Bishop estaba hablando con Oswald”, al cual reconoció por imágenes, luego del crimen de JFK.
Posteriormente, además, estalló un fuerte escándalo, debido a que se supo de un extraño viaje que Oswald había efectuado en 1963 a Ciudad de México, donde se había reunido con un supuesto agente de la CIA llamado… Maurice Bishop.
Pues bien, ante ello, Bishop trató de convencer a Veciana de que este, a su vez, persuadiera un cuñado suyo, que pertenecía a la inteligencia cubana y que vivía en México, para que dijera que él era el hombre que se había reunido con Oswald.
Atentado en Chile
Según el informe del HSCA, hacia 1971 Veciana comenzó a reclutar personal para una operación destinada a eliminar a Fidel Castro en noviembre de 1971, cuando el líder cubano visitaría el Chile de la Unidad Popular. De acuerdo al comité, sin embargo Veciana se dio cuenta que “estos asociados introdujeron un nuevo elemento en el plan, un esquema para culpar del asesinato a ciertos agentes rusos en Caracas” por lo cual lo habría abortado.
No obstante, en una extensa entrevista de cuatro partes concedida el 2007 al periodista cubano Edmundo García, en Miami, Veciana reveló que en realidad el atentado no se llevó a cabo simplemente porque los dos cubanos contratados para ello tuvieron miedo, ante el imponente aparataje de seguridad que rodeaba a Castro en Chile, compuesto por más de cien hombres.
Asimismo, Veciana aseveró que en el complot hubo un supuesto involucramiento de oficiales de Carabineros.
De acuerdo a las entrevistas con García, “ellos (Alfa 66) supieron casi con 10 meses de anticipación de la visita de Castro a Chile”, debido a que dicha información “me la entrega un funcionario de la CIA y me dice que Fidel va a ir a Chile”, justo cuando Veciana residía en Bolivia.
De acuerdo al cubano, el agente de la CIA que le informó lo anterior lo llamó desde Perú, “y me informa que podía tener confianza en dos personas que me iban a visitar de parte de los Carabineros de Chile”, uno de los cuales habría sido el coronel Eduardo Sepúlveda, aunque Veciana aseguró que no estaba seguro de si esa era la verdadera identidad.
El líder de Alfa 66 aseguró que “estos señores me visitaron a mí en La Paz, Bolivia, y tuvimos dos reuniones. Entonces ellos me informaron que efectivamente había proyectado un viaje de Fidel Castro a Chile y que probablemente sería un viaje bastante extenso. No sería un viaje de algunas horas. Duró un mes. Ellos suponían que iba a estar dos semanas en Chile”.
Según el cubano, “les solicité cierto apoyo que nunca me dieron. Yo solicité que me dieran uniformes de carabineros, que me dieran más facilidades. Ellos me dijeron que simplemente me iban a dar la información”.
De ese modo, Veciana reclutó a dos cubanos anticastristas dispuestos a asesinar a Castro. Uno de ellos era Marcos Rodríguez, y el otro Antonio Domínguez, a quienes harían pasar por periodistas, para lo cual los llevaron a Venezuela.
“Allí, con ciertos funcionarios de Venevisión, que me dieron todas las facilidades, fueron entrenados para ser camarógrafos y conseguimos las credenciales de Venevisión, para que estos señores fueran. Hubo que entrenarlos”.
El plan consistía en matar a Castro durante una conferencia de prensa. Para ello, relató Veciana, “utilizamos a personas que eran expertos, conocían cómo se desarrollaban las conferencias de prensa que daba Cuba. Nos informaron que, posiblemente, las personas que fueran al acto iban a tener que dejar las cámaras en la antesala y las van a revisar, pero usando un arma pequeña y escondiéndola en ciertos sectores de la cámara, cuando ellos la pongan a correr no iba a ser detectada el arma”.
En función de ello, los falsos corresponsales fueron enviados a Chile mucho antes del arribo de Castro (quien llegó el 12 de noviembre de 1971 a Antofagasta) y junto a ellos viajó Veciana, llevando armas. En Santiago, esperando a Castro, “empezaron a hacer entrevistas a funcionarios del gobierno de Chile, como si fueran periodistas venezolanos”.
Si bien Veciana nunca detalló el momento exacto en que se cometería el atentado, la lógica lleva a pensar que sería en uno de los saludos de Castro a Allende en La Moneda, pues habían arrendado un departamento en calle Huérfanos y estimaban que en la conferencia de prensa donde ejecutarían el atentado habría mucha gente.
“La idea –diría Veciana a su entrevistador- era que cuando ellos estuvieran en la conferencia de prensa, donde iba a haber más de 500 personas, fueron 700, en la oscuridad, cuando se pronto se encendieran las luces para enfocar, uno de ellos sacara el arma, se abalanzara y matara a Castro”.
De acuerdo a este esquema, los carabineros que estarían en el lugar impedirían que los cubanos fueran asesinados allí por las fuerzas castristas, por lo cual “eso fue lo que le dije a Domínguez y le dije a Marcos: hay el compromiso de que ustedes van a salir con vida de ese hecho, porque ustedes se van a convertir en personas tan importantes, que lo mejor es que vivan, no que los maten allí”.
Sin embargo, según Veciana, “esas personas se dejaron impresionar. Porque estuvieron allí, en el momento, pero la impresión de la defensa que tenía Castro, cien hombres, los amedrentó. Se intimidaron y decidieron irse de Chile sin hacer su cometido”.
¿Y quién era Bishop?
Siempre se ha creído que Bishop era, en realidad, David Atlee Phillips, un norteamericano que llegó en 1948 a estudiar a la Universidad de Chile, donde fue captado en 1950 por la CIA como agente de medio tiempo. En 1954 fue enviado a Guatemala, donde fue uno de los principales artífices del golpe en contra de Jacobo Arbenz.
Entre 1955 y 1956 sirvió en la Cuba de Batista, los dos años siguientes los pasó en El Líbano y luego, entre 1959 y 1960, estuvo en Cuba de nuevo, asignado a la fuerza de tareas que en 1961 intentó invadir Bahía de Cochinos. Tras ello fue destinado a Washington y entre 1961 y 1965, al menos en términos oficiales, fue agente de la CIA en Ciudad de México, que es uno de los motivos por los cuales siempre se creyó que era Bishop.
Luego pasó de nuevo por Washington y posteriormente por Caracas.
En 1970 fue puesto al mando de la fuerza de tareas creada en septiembre de ese año, con el fin de impedir que Salvador Allende asumiera como presidente de Chile (opereta que culminó con el homicidio del comandante en Jefe del Ejército, René Schneider) y en septiembre de 1973 era ya el todopoderoso jefe de la División Hemisferio Occidental de la CIA, de la cual dependía la actuación de los agentes en terreno en Chile.
Sin embargo, se retiró en 1975, según él para defenderse de las imputaciones que lo sindicaban como el misterioso Maurice Bishop se había reunido en México con Lee Harvey Oswald.
Compareció ante varios comités investigadores y en todos negó haber sido Maurice Bishop. Incluso, se querelló contra algunos medios que lo sinficaron como tal y ganó. Más aún, fundó la asociación de oficiales de la CIA en retiro.
Por cierto, había muchas razones para creer que sí era Bishop. En el caso de HSCA, apenas Veciana fue contactado por los investigadores del comité se le pidió hacer un retrato descriptivo de Bishop. Tras terminarlo, el senador Richard Schweiker, que formaba parte del comité de inteligencia y conocía a Phillips, dijo terminantemente que era él.
Luego de ello, un investigador del comité llevó a Veciana a una cena del círculo de oficiales de la CIA en retiro, donde estaba Phillips, quien se puso muy nervioso, al punto que el investigador quedó convencido que se trataba de Bishop, aunque Veciana terminó diciendo que no lo había reconocido.
Sin embargo, otro hecho que apuntaba en la misma dirección fue el testimonio tomado por el HSCA a Ron Cross, un agente de la CIA que trabajó en la estación (oficina) de esta en Miami, en momentos en que “David Phillips era responsable por ciertas operaciones anticastristas”.
El hecho es que interrogado al respecto, Cross dijo que estaba casi totalmente seguro que Phillips usaba el seudónimo de Maurice Bishop, recordando incluso que el asistente de Phillips, un agente llamado Doug Gupton, se refería a él como “Mr. Bishop”.
Pese a todo ello, al terminar su testimonio ante el HSCA, Veciana dijo terminantemente que Phillips no era Bishop. No obstante, el 2012 dio una entrevista en la cual deja entrever que esa sólo fue una versión oficial para proteger un nombre que juró no revelar en vida, entrevista que se puede ver a continuación. Tambien puede descargar el documento del HSCA que contiene la historia de Veciana, Bishop, JFK y el fallido atentado a Castro en Chile.
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Fuente: DocumentoMedia