Un informe de la Unidad de Análisis Financiero (UAF), recepcionado el pasado 15 de enero por la Fiscalía Nacional y recientemente incorporado a la carpeta de investigación en el marco del caso Penta, advierte «operaciones sospechosas» del ex subsecretario de Minería Pablo Wagner, entre 2010 y 2011, cuando ejercía este cargo. Según el informe de la UAF, hay elementos para sostener «la existencia de indicios que podrían ser constitutivos de algunos de los delitos establecidos en los artículos 27 y 28 de la Ley 19.913; es decir, lavado de activos y asociación ilícita para lavar dinero».
En un artículo de El Mercurio, se dice que según el oficio del organismo, hay elementos para sostener «la existencia de indicios que podrían ser constitutivos de algunos de los delitos establecidos en los artículos 27 y 28 de la Ley 19.913». Es decir, «lavado de activos y asociación ilícita para lavar dinero», respectivamente.
Siete días más tarde, el 22 de enero, el fiscal nacional, Sabas Chahuán, envió un oficio al jefe de Alta Complejidad de la Fiscalía Metropolitana Oriente, Carlos Gajardo, en el cual remitía un informe de 31 páginas.
Entre las señales de alerta que reporta la UAF está la cuenta corriente de Wagner, donde se puede comprobar que, si bien la mayor parte de los abonos se justifican con el pago de remuneraciones, transaccionalmente entre los años 2010 y 2011, «recibió dos depósitos con cheque por $6 millones de Inversiones Penta II Ltda. y depósitos en efectivo por más de $43 millones, enterados en montos individuales de $3 millones cada uno, y cuyos depositantes son Gerardo Tapia G. y el reportado».
Adicionalmente se confirmó que el número de teléfono ingresado en las papeletas de depósitos en efectivo coinciden con el de empresas Penta S.A. registrado en la SVS». En el documento, se consigna que Wagner «ordenó desde el Banco Penta dos transferencias electrónicas por más de $20 millones, señalando en los mensajes swift que corresponden a: ‘especificación de gastos’, lo cual no permite esclarecer el sentido concreto de estos movimientos y el origen de dichos fondos».
La UAF destaca la participación de la cónyuge del ex subsecretario, Irene de la Cerda, como «la principal beneficiaria».
La entidad sostiene que «ésta facilitó el flujo de dineros en la cuenta corriente» de Wagner, a través del depósito de cheques endosados por parte de Inversiones Penta III Ltda. (M$6000) y como beneficiaria de cheques por más de $40 millones, entre 2010 y 2011″.
Fue el Banco de Chile el que, el 3 de noviembre de 2014, informó a la UAF un reporte de «operaciones sospechosas» de Wagner, tras recibir oficio de fiscalía.
Curiosidades del “verano Penta-UDI” De Soquimich a Cruzat y la complicidad de RN
Por Mario López M.
Varios han sido los recientes acontecimientos que han impactado a la opinión pública. El descubrimiento de nuevas fórmulas de defraudar al fisco, como los forwards en que se generaban pérdidas falsas o el arriendo de acciones, entre otras, son todas fórmulas que lograban rebajar la base imponible para pagar menos impuestos. Por otra parte, hemos presenciado el extraño intento de suicidio de Renovación Nacional, quien se está inmolando para defender a la UDI.
Sume a eso el tema Soquimich (SQM), que aparte de transformarse en el detonante del golpe con guante blanco al interior de la Fiscalía, implicó que se lanzaran un par de nombres asociados a la Nueva Mayoría a quienes se les pretende relacionar al tema de financiamientos ilegales, a pesar de los alegatos de los señalados, por asegurar que nada tienen que ver en el caso.
Mucho ruido, pocas nueces.
Quizás sea hoy, con los datos que se conocen, lo más cercano para describir la llamada arista Soquimich. El ruido está asociado a esa «temperatura ambiente» en nuestra sociedad, que reacciona con virulencia en contra de cualquier cosa que huela a corrupción, asemejándola a Penta. Ya se sabía hace un par de meses, que SQM, empresa de propiedad de Julio Ponce Lerou (ex yerno de Pinochet), había financiado al menos a Pablo Zalaquett (UDI) mediante la vía de boletas ideológicamente falsas.
También aparecieron boletas de la sociedad del presidente de la UDI, Ernesto Silva y su socio, Pablo Wagner. En ambos casos hay confesión y testimonios que acreditan que jamás se prestaron servicios por tales pagos millonarios que fueron a engrosar a personeros de la UDI. La novedad, es que se habría detectado otras boletas que pertenecerían a personas ligadas a la Nueva Mayoría. Así salieron al ruedo los nombres del senador Fulvio Rossi (PS) y del diputado Roberto León (DC).
Al primero se le vincula a través de su secretaria. Al segundo mediante su hijo. Ambos han señalado que no existe suceso alguno que los ligue a financiamiento ilegal. Rossi asegura que esa funcionaria no trabajaba para él el año 2009, fecha de la boleta. El diputado DC ha asegurado que su hijo es un profesional del área agrícola y que en tal condición sí prestó servicios a SQM y que por lo mismo la boleta no era en caso alguno falsa.
Los cuidados del sacristán…
Con justa razón la sociedad chilena ha reaccionado indignada, como corresponde, contra cualquier corruptela. Está bien. Pero los cuidados del sacristán no pueden terminar matando al señor cura. En este caso, el ejemplo apunta a que es necesario distinguir un caso del otro, so riesgo de no caer en una especie de histeria colectiva que termine haciendo más daño que el beneficio que busca.
En el tema Penta, hay confesiones, pruebas documentales irredargüibles, testimonios incuestionables, en fin, existen hechos que revisten el carácter de delitos y en los cuales a importantes parlamentarios y personeros de la UDI les cabe responsabilidad penal. Hasta la fecha no aparece antecedente alguno que involucre en un ilícito a los parlamentarios (Rossi y León) que haya emanado del expediente. Ni siquiera los «trascendidos» permiten vislumbrar que existan.
Sin embargo, la derecha se ha encargado de darle fuerte al tema para aminorar su propia culpa, aplicando la teoría del mal de muchos… En cualquier caso es necesario ser claros, si en el curso de la investigación, estos u otros parlamentarios aparecen relacionados a hechos constitutivos de delitos, cual sea su filiación política, debe ser igual de repudiable que la imputada a la UDI y a sus socios en RN, quienes tampoco han hecho nada en el caso del exdiputado Alberto Cardemil.
Renovación Nacional se inmola
En el partido que dirige Cristián Monckeberg, el cara y sello se juega día a día. Por una parte intentan a como dé lugar, aparecer lo más lejanos posible de sus «socio» la UDI. No quieren ser medidos con la misma vara y buscan, como lo ha señalado el senador Manuel José Ossandón, no «infectarse», separándose y sepultando «a la derecha asociada a los poderes económicos», en clara referencia a la UDI.
El mismo Monckeberg declaró en su oportunidad que la conducta de la UDI en el caso Penta los había afectado seriamente, justificando el paupérrimo 11% en la última encuesta Adimark que alcanzó la Alianza (hoy NN). Por eso no extrañó que la denuncia interpuesta por el caso Caval, no la presentara en conjunto con sus socios, sino que de manera y en oportunidad separada.
Sin embargo llama la atención que en paralelo han hecho todo lo posible por «prestarle ropa» al alicaído compañero de alianza. Levantaron el caso «Caval», aunque sabiendo que no tenían «orilla», ya que la presentaron por la «presunta» responsabilidad de quienes resulten eventualmente responsables. O sea, un disparo a la bandada, sin mayores antecedentes, como lo calificó el mismo fiscal «estrella» designado en la causa, quien agregó que la denuncia no aportaba nada nuevo a lo conocido por la prensa.
Llama la atención además que pida a la UDI que tome medidas en contra de sus militantes que están involucrados e incluso algunos confesos de cometer irregularidades y delitos, cuando nada ha hecho respecto de la situación, también comprobada, de entrega de boletas ideológicamente falsas que financiaron la campaña de su exdiputado Alberto Cardemil.
Las «nuevas formas de robar»
Varias sorpresas ha arrojado la investigación que brillantemente llevara -hasta que lo desbancaron-, el fiscal Carlos Gajardo. Se conoció cómo los dueños de Penta, Carlos Délano y Carlos Lavín, aumentaban artificialmente el Fut para lograr devoluciones truchas de impuestos o cómo bajaron la base tributaria mediante intrincadas artimañas tributarias. Pero los últimos días mostraron que eso era juego de niños que usaron para darse «gustitos» en la compra de automóviles para sus esposas o compraron viajes y que también financiaron a políticos de la UDI.
¿Qué espera el SII para presentar querella por la llamada arista política?
Un «desliz» de Hugo Bravo dejó al descubierto los contratos «forwards», entre Penta y el grupo Cruzat. De usual utilización sobre todo en las exportaciones y que implican proyectar un precio a futuro del valor actual de una transacción comercial. En otras palabras, hoy se apuesta por que el dólar, por ejemplo, en 90 días más tendrá determinado valor y ese se paga hoy. Si llegada la fecha el valor era mayor al proyectado, ganaba el vendedor y si era menor perdía la diferencia.
La trampa consistía en que databan el contrato con fecha anterior, por lo que el valor del dólar ya lo conocían. Así lograron más de 10 mil millones negros que financiaron a la UDI y a ejecutivos de Penta. Pero no son los únicos instrumentos que usaron mañosamente. También manipulaban acciones de terceras compañías «arrendándolas» al término de un año tributario para así disminuir la base imponible y bajar el monto a pagar por impuestos e incluso bajar el valor de patentes comerciales, llegando al ridículo de pagar menos que un kiosco de diarios.
Participaron entre otras empresas en las operaciones, por Penta participaron, Penta III, Banpenta, Penta INF, Inmobiliaria Los estancieros, Inmobiliaria Duero, Inversiones Concordia, Chimbarongo, Administración e Inversiones Convento Viejo, entre otras. Por Cruzat lo hizo CB Consultorías y Proyectos S.A., etcétera.
Fuente: Cambio 21