El Estado Islámico ha dado muerte al guardián de Palmira. La muerte de Jaled Asaad, torturado durante un mes y luego decapitado por negarse a revelar la ubicación secreta de los invaluables tesoros de la ciudad romana, ha llenado de pesar a sus colegas arqueólogos. Era un tipo alegre. Si uno quería ir a Palmira tenía que verlo a él. Era el guardián del pasado, recordó este martes la arqueóloga libanesa Joanne Farchakh. Uno sentía su pasión cuando hablaba.
El anciano de 82 años estaba jubilado desde hacía muchos años; se encontraba en su casa cuando el Isil cayó sobre Palmira, hace tres meses. ¿Qué quería el califato islámico con un viejo consagrado a las antigüedades? Sin duda no un recorrido del foro romano y el anfiteatro, cuyas ruinas caminó con incontables equipos de arqueólogos extranjeros durante más de medio siglo para asegurarse, en palabras de la arqueóloga Farchackh, de que no cometieran errores, que no interpretaran mal los hechos históricos.
En verdad, Asaad sabía que la mayor parte de los artefactos movibles de Palmira habían sido trasladados a la comparativa seguridad de Damasco (nadie pudo llevarse toda la ciudad romana), pero el Isil creía que él sabía dónde podrían estar enterrados otros tesoros.
Pasado un mes, los combatientes se percataron de que Asaad no sabía nada –o no diría nada–, así que decapitaron al anciano y ataron su torso a un pilar romano en la antigua ciudad.
En su larga carrera de servidor civil, Asaad asistió a conferencias arqueológicas en otros países, y ese solo hecho debió haber merecido una sentencia de muerte a los ojos de sus puritanos torturadores. Si uno trabajaba para el gobierno sirio, por modesto que fuera el cargo, uno erahombre del régimen.
Durante meses, el Isil ha operado en la red de contrabando de antigüedades, vendiendo objetos del pasado romano en Siria a traficantes internacionales, por lo regular a través de Turquía. Jaled Asaad siempre estuvo allí, y luego fue tomado en rehenes, comentó la señora Farchakh. “La verdad es que Palmira misma es rehén… de dos guerras y de dos sistemas políticos”.
(*) Corresponsal del diario británico The Independent en Oriente Medio
Fuente: La Jornada
La más reciente película nuff* del Estado Islámico
Robert Fisk
Nosotros tenemos pesadillas. Ellos tienen sueños. El Estado Islámico (EI) provoca pesadillas casi todos los días. Un croata es decapitado en Egipto. Un atacante suicida del EI mata a casi 70 civiles en un mercado en Bagdad. Twitter, Fox, ABC News y los tabloides británicos nos dan un mapa del EI que bien podría no ser más que un montón de mentiras, y que supuestamente muestra las partes del mundo que el grupo yihadista pretende engullir: España, Grecia, la ex Yugoslavia, Turquía, Levante, Egipto, el Magreb, la mitad de África, toda India, Pakistán y un trozo de China.
¿Cómo consigue el EI continuar con estas pesadillas? Una hora de observar sus videos de ejecuciones; la gama completa desde el terror en los ojos de las víctimas, los tajos del cuchillo, las decapitaciones, las balas incrustándose en las nucas, son cosas que dejan a cualquier ser humano exhausto hasta la catatonia; en un estupor que hace que uno se sienta como si hubiera abandonado el planeta para luego volver a él.
Las víctimas parecen no luchar, quizá porque sus almas ya murieron del horror. En uno de los más recientes videos se muestra a un grupo de espías vestidos con trajes anaranjados como los usados en Guantánamo, dentro de una jaula que es sumergida en una alberca en la que se ahogan. Incluso hay cámaras subacuáticas que filman su agonía final.
Claramente aquí está presente una terrible aberración mental y uno se siente repelido por estas obscenas imágenes hasta que recuerda que hace apenas 200 años los franceses se reunían por miles en torno a la guillotina y estiraban el cuello para ver la navaja cortar las cabezas de los enemigos de la revolución.
¿Acaso los británicos no colgábamos a los ladrones de caminos y exhibíamos sus cadáveres en jaulas? Existe amplia documentación literaria sobre ahorcamientos, últimas palabras y descripciones del pataleo de los colgados en lo que se conocía como bailar la jiga de Tyburn.
Arropamos todo esto en palabras, claro. Justicia. Traición… y mi favorita: la ley debe seguir su curso, como si la condena hubiera sido dictada por Dios y no por el hombre, que es exactamente lo que proclama el EI cuando asesina a inocentes.
Pero hay algo más (qué horrendo es escribir estas palabras) que es intrínsicamente infantil en estos videos pornográficos del EI. Su mensaje morboso, aunque tiene que ver con personas verdaderas y sangre real, es esencialmente pueril. La música árabe Nasheed es una forma de canción de cuna mortal destinada a alcanzar al bebé dentro del espectador de una manera especialmente perturbadora.
Me preguntaría qué es lo que fundamenta esta estructura de pensamiento si no hubiera recibido un ensayo de 12 páginas de Iain Edgar, catedrático de antropología de la Universidad de Durham, quien ha estado explorando cómo el EI utiliza sueños para justificar sus decisiones y proclamar su autoridad.
La onirología, o estudio de los sueños, ha tenido un lugar especial en el islam. En el Corán existen sólo tres recuentos de sueños, pero éstos parecen especialmente atractivos para grupos militantes como Al Qaeda. En una ocasión escuché una descripción que hizo el mismo Osama Bin Laden sobre el sueño que uno de sus hermanos recibió (se imaginarán mis sentimientos de entonces). Supuestamente yo aparecía en él: vestido con una túnica de clérigo musulmán, montado a caballo y llevando barba. Ay, Dios, no sé si Bin Laden buscaba convertirme, pero de inmediato me distancié de esta aparición y le expliqué que, lejos de aspirar a volverme clérigo, yo no era más que un reportero de The Independent que trataba de decir la verdad.
Edgar, sin embargo, se ha dedicado a examinar los sueños nocturnos de los simpatizantes del Estado Islámico y obtenido evidencias de las inevitables redes sociales (que en este caso decididamente son antisociales) y de la revista del EI, Dabiq.
Edgar hace notar que un tuit publicado el 11 de julio de este año dejó constancia de que uno de los hermanos del EI tuvo un sueño en el que Al Hasakah había sido liberado durante el Ramadán y el EI marchaba hacia los kurdos.
Un sueño muy malo. Una incursión del Estado Islámico fue repelida hace un par de semanas por el gobierno sirio y por combatientes kurdos. Un sueño posterior sugiere que el profeta se negó a conceder un pedido de ayuda de los combatientes del EI contra comunistas (las unidades de protección del Partido Kurdo de los Trabajadores).
Sí, el sueño fue bastante específico. Cuando los combatientes del EI le preguntaron a Mahoma por qué se negó a ayudarles, él respondió que “están tirando alimentos en vez de dárselos a los pobres. No están levantándose temprano para el namaz (oraciones)”. Esto quiere decir que los miembros del EI ¡no están portándose lo suficientemente justos!
En otro sueño, el hermano Abu Yussef custodiaba uno de los frentes de combate acompañado de otro combatiente, el feroz líder checheno Omar Shishani, cuando un león y un hombre enmascarado, quien parecía uno de nuestros hermanos (sic), apareció. Le dispararon al enmascarado, pero el león escapó y trepó a un árbol. Abu Yussef y Shishani le dispararon al hombre y Abu Yussef estranguló al león sólo con las manos.
Moraleja: el hombre enmascarado es un taghut (un tirano o un falso profeta); el león es un hipócrita, el árbol es el EI.
Algo más impactante es el dudoso reporte de que el líder del EI, Abu Bakr Bagdadí, soñó (cuando las tropas iraquíes recapturaron Tikrit a principios de este año) que el profeta le ordenó retirar a sus fuerzas de Mosul. Un consejo innecesario, al parecer, pues los iraquíes se detuvieron en Tikrit, pero después perdieron Ramadi, que cayó en manos del EI.
Edgar destaca también los reportes frecuentes sobre sueños en los que aparecen pájaros verdes que representan a combatientes yihadistas que van camino al paraíso. Él espera que “no lleguemos a un escenario en que miles de pequeñas ‘mariposas’, es decir, drones, acaben escuchando la narración de estos sueños, por las mañanas, en ciertas partes de Asia, donde jóvenes recién levantados y aún tallándose los ojos narren sus sueños y los conviertan en algoritmo”.
Yo también. Tras ver las pesadillas, prefiero leones, árboles y pájaros, aunque no estoy seguro de que éstos vayan a ganar muchas guerras.
*Snuff: Películas que muestran torturas, violaciones y asesinatos reales. Su realización y comercialización son ilegales, por lo que supuestamente se producen y venden de manera clandestina. Autoridades de diversos países sostienen que la producción y comercialización secreta de estas películas no existe, y que se trata sólo de una suerte de leyenda urbana popularizada por Hollywood. (N de la T).
Fuente: La Jornada