Como una falta de “sentido común” y la negación de la declarada voluntad de una “coexistencia pacífica” es catalogada la política de Estados Unidos hacia Rusia, según la revista Foreign Policy
El columnista Jeffrey Tayler afirma que “EE.UU., a través de Ucrania, está empeñado en escalar su disputa con Rusia, incluso hasta el punto de un conflicto armado». Agrega que la aprobación del acta sobre “el apoyo de una Ucrania libre” equivale a la declaración de guerra a Moscú. Tayler se refiere al documento que diera a conocer el Secretario de Estado John Kerry la primera semana de diciembre y en la cual se califica a Kiev (capital de Ucrania) como “uno de los aliados claves de Washington fuera de la OTAN, permite asistirle militarmente y da al presidente Barack Obama el derecho de decidir personalmente nuevas sanciones contra Moscú”.
El documento, está lleno de largos ultimátums beligerantes e inexactitudes sobre la historia reciente y califica a Rusia de «amenaza para la paz mundial», dice el analista. Desde su punto de vista, el parlamentario ruso Mijaíl Yemeliánov tenía razón cuando decía que «a juzgar por las intenciones de EE.UU., parece que quieren convertir Ucrania en una plataforma de lucha contra Moscú».
Por otro lado, las sanciones que Washington introduce no han conseguido ni que Rusia cambie su postura ni que la popularidad de Vladímir Putin dentro del país disminuya, acentúa Tayler. Según las encuestas de opinión, un 85% de la población rusa apoya al presidente.
Por su parte, el viceministro ruso de Relaciones Exteriores ha dicho: «Desde luego, estamos muy preocupados con los ánimos que se están formando en el Capitolio. El hecho de que ambas Cámaras aprobaran el acta es una muestra más de las tendencias antirrusas e intentos de imponernos decisiones que son totalmente inaceptables para nosotros».
Desde el punto de vista del columnista de Foreing Policy, lo único que puede hacer Washington es buscar un acuerdo con Moscú. Una parte de este acuerdo serían las garantías escritas de que Ucrania seguirá siendo neutral y no se unirá a la OTAN y de que la Alianza renunciará a su expansión hacia el este.
Un acuerdo de este tipo nunca se negoció de manera seria y vale la pena preguntarse por qué, acentúa el analista. «¿Es posible que EE.UU. realmente no haya aprendido nada de sus décadas de experiencia de la Guerra Fría a la hora de tratar con el Kremlin? ¿Habrá Washington completamente prescindido de la diplomacia y prefiere emitir ultimátums, incluso cuando se trata del único país del mundo que posee un arsenal nuclear capaz de destruir a EE.UU. y al resto del planeta?», comenta Tayler.