El Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró en abril una variación mensual de 0,6 por ciento, informó el Instituto Nacional de Estadísticas, indicador que acumula un alza de 1,6 por ciento en lo que va del año y 4,1 por ciento en doce meses.Eso significa, lisa y llanamente, que la inflación se «comió» los exiguos reajustes reales logrados en las últimas negociaciones por el salario mínimo, y de remuneraciones para el sector público; o lo que es lo mismo, que la remuneración del trabajo sigue siendo la variable de ajuste de este arrogante y expoliador modelo económico neoliberal.
Durante el mes pasado «diez de las doce divisiones que conforman la canasta del IPC consignaron aumentos en sus precios, una no presentó variación y la restante registró variación negativa», indicó el INE.
Entre las divisiones que consignaron alzas destacaron «Alimentos y Bebidas No Alcohólicas», con 0,8 por ciento y una incidencia de 0,168 puntos porcentuales; Transporte (0,8 por ciento, con una incidencia de 0,111 puntos); y Salud (1,6 por ciento), con incidencia de 0,102 puntos porcentuales.
Las restantes divisiones con incidencias positivas sumaron 0,219 puntos, en tanto que la única división con variación negativa fue Vestuario y Calzado (-0,7 por ciento), con una incidencia de menos 0,025 puntos.
En la víspera, el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, adelantó que la inflación «sigue relativamente elevada, está por arriba de la meta del Banco Central».
«Nosotros tenemos una meta de 3,0 por ciento con un rango de tolerancia de +/- 1,0, o sea, entre 2,0 y 4,0 por ciento, no obstante, ha estado cayendo y esperamos que estemos relativamente pronto dentro del rango meta del Banco Central», añadió el timonel del órgano emisor.
En tanto, el decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Joseph Ramos, sostuvo que «el poder adquisitivo es afectado por todos los precios, no sólo alimentos, eso es lo que está recogiendo este IPC».
«Ahora, en el caso de los alimentos, las alzas son particularmente dañinas para familias modestas, porque una parte mayor de su gasto es en alimentos, entonces las familias de más bajos ingresos son más perjudicados por inflaciones donde los precios de los alimentos llevan la delantera», explicó el académico.