En lo que constituye una mala noticia, desde el punto de vista de los derechos humanos, por 26 votos a favor, 5 abstenciones y 5 en contra, la Sala del Senado aprobó la propuesta del Ejecutivo para que la presidenta de la Corte de Apelaciones de Santiago, Gloria Ana Chevesich, se integre a la Corte Suprema. La ministra Chevesich se ha distinguido por una concepción conservadora, en lo valórico, y una actuación más que discutible, en el plano de los derechos humanos.
El centro del debate durante la argumentación del voto de los senadores estuvo marcado por los fallos de la jueza en causas relacionadas con violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura de Pinochet.
En su exposición, la senadora del PS Isabel Allende cuestionó que la jueza haya tenido posturas disidentes en casos emblemáticos que se fallaron a favor de las víctimas, mientras que el UDI Hernán Larraín destacó que la magistrada falló en función a criterios técnicos.
«El respeto irrestricto a los derechos fundamentales a la persona humana por los jueces, en particular, por las normas del derecho internacional de los Derechos Humanos, tiene y debe ser un estándar básico que a mi juicio deben cumplir quienes integran nuestro Tribunal Supremo, lamentablemente en este caso no se alcanza razonablemente», dijo Isabel Allende.
La Senadora por Atacama reconoció los méritos académicos de la jueza, pero indicó que estos no pueden superponerse a los temas valóricos:
“Los jueces hablan por sus sentencias y así es como se configura el máximo tribunal de justicia del país. La idea de que los sentenciadores aplican la ley de manera automática y que no tienen preferencias o juicios frente a algunos temas ha sido abandonada en estos tiempos. La ciudadanía tiene por supuesto derecho a objetar las sentencias de los magistrados y a criticarlas públicamente. Y en un sistema democrático nadie debiera sentirse agraviado por establecer opiniones al respecto”.