Libre Julián Assange: El Fin de una Torva Pesadilla

Una situación así de absurda, no podía prolongarse. Por tanto, los responsables de ella llegaron a una solución creativa: un pacto en Islas Marianas, estado libre asociado a Estados Unidos, en el pacífico sur, donde Julian Assange se declaraba culpable de un cargo de espionaje, a cambio del reconocimiento de sus cinco años en prisión, y por tanto la libertad.

Aunque Assange haya tenido que declararse culpable de un delito de espionaje que siempre negó, es una excelente noticia, pues, por ahora, las libertades de prensa y expresión se tomaron un respiro, en un momento en que el derecho a la información está muy amenazada a nivel global; sin perjuico de las implicaciones en futuros casos similares.

El hecho es que el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, llegó este miércoles a Australia, después de salir libre de un tribunal de Islas Marianas. Assange abrazó a su esposa y a su padre en el aeropuerto de Canberra, mientras un pequeño grupo de seguidores aplaudía su llegada.

Su liberación, así como el regreso a su país natal, se produce tras una extensa batalla judicial que se prolongó durante más de una década.

Como parte de un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, Assange se declaró culpable de un delito de espionaje frente a una corte federal de Saipán, capital de las Islas Marianas del Norte, un territorio estadounidense en el Pacífico Sur.

La jueza que presidió la audiencia le reconoció a Assange los cerca de cinco años que pasó encarcelado en Reino Unido, por lo que no quedó bajo custodia estadounidense y pudo recuperar su libertad.

El fundador de WikiLeaks le dijo al tribunal que cuando publicó los archivos clasificados en 2010, era periodista y creía que estaría protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que cubre la libertad de prensa.

Después de la sentencia, el abogado de Assange, Barry Pollack, dijo:

«El trabajo de Wikileaks continuará y el señor Assange, no tengo ninguna duda, será una fuerza continua a favor de la libertad de expresión y la transparencia en el gobierno.

Espada de Damocles contra la libertad de prensa

“Las palabras no pueden expresar nuestra inmensa gratitud hacia VOSOTROS— sí, VOSOTROS, que os habéis movilizado durante años para que esto fuera realidad. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS”, escribió la esposa de Assange, Stella, en su cuenta de X , junto a un vídeo en el que se veía al exhacker firmando los papeles de su acuerdo, viajando en furgoneta hasta el aeropuerto londinense de Stansted y abordando el avión de regreso. Acompañaba a Assange el alto comisionado de Australia en el Reino Unido, Stephen Smith.

Parte del material objeto de la persecución estadounidense fue publicado, en una operación coordinada, por varios de los principales medios del mundo, The New York Times, The Guardian, Le Monde, Der Spiegel y El País, en lo que supuso una de las mayores revelaciones periodísticas mundiales sobre los objetivos y métodos del Departamento de Estado de EE UU, destapando en ocasiones hechos y políticas que desmentían la versión oficial de Washington.

Se trató, por tanto, de un ejercicio del legítimo derecho a la información en las sociedades democráticas.

Desde entonces, la reacción de las diferentes administraciones estadounidenses —republicanas y demócratas— se había convertido en una estrategia que, amparada nominalmente en el procesamiento de un individuo concreto, trataba en realidad de amedrentar a los medios de comunicación.

h3>Un tósico amargo

Libre Julián Assange: El Fin de una Torva Pesadilla
Reencuentro con Stella, su compañera que no aflojó.

Queda aún por culminar el acuerdo judicial y que la situación de Assange esté definitivamente resuelta, pero, en cualquier caso, ha terminado un calvario personal después de 11 años de procesos judiciales, diversos encarcelamientos y siete años de refugio en la embajada de Ecuador en Londres, durante los cuales fue objeto de espionaje las 24 horas al día,

La Casa Blanca afirmó este que no está considerando otorgar un perdón presidencial a Julian Assange, como solicitan sus abogados.

La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, respondió con un escueto «no» cuando los periodistas a bordo del avión presidencial Air Force One le preguntaron si se estaba considerando esa opción.

La pregunta surgió a raíz de las declaraciones de los abogados de Assange y de su esposa, Stella Assange, quienes anunciaron que pedirán al presidente de EE.UU., Joe Biden, un perdón presidencial con el objetivo de limpiar su historial delictivo.

Señal clara de que para la Casa Blanca, fue un tósigo amargo.

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