Es un hecho que la Salud Pública de nuestro país está en crisis hace ya unos años y también que la profesión Médica no ha podido escapar tampoco de esta crisis. En un intento por asegurar entonces la calidad de miles de egresados de cada año desde las 26 escuelas de Medicina da lo largo del país, es que en el año 2000 se creó un instrumento de evaluación aplicable tras el término de la carrera a cada uno de los nuevos médicos: el Examen Médico Nacional (EMN). A su motivación inicial se agregó la potencialidad de uso en los concursos para ingreso a postgrado, con el afán único de equilibrar las notas con las que egresaba cada alumno.
Luego de unos años con buenos resultados, el Ministerio de Salud decidió en 2008 otorgarle al examen, desde ese momento llamado EUNACOM (Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina), una capacidad habilitante a través de la ley 20.261: desde ese momento, se convirtió en requisito indispensable para el ejercicio de la profesión dentro del sistema público en nuestro país. Se le otorgó también la capacidad de reválida de título a los médicos formados en el extranjero.
Con el tiempo, el EUNACOM fue gatillante de malas prácticas por parte de los implicados en el proceso de calificación, usándose sus resultados para rankear a las escuelas de Medicina con fines de marketing y se crearon cursos dictados por las propias Escuelas para la preparación de sus alumnos durante el último año de Internado. Hoy incluso existen cursos pagados para aquellos médicos que quieran preparar dicho examen. Esto ocasionó que el instrumento progresivamente perdiera la validez que tenía en sus inicios como método de evaluación de conocimientos entregados por las Universidades al egreso.
Dentro de este contexto se gesta el lamentable incidente ocurrido durante el año 2012: la filtración de una cantidad no despreciable de preguntas que serían utilizadas en la sección teórica del EUNACOM, cuya construcción está a cargo hasta el día de hoy de ASOFAMECH (Asociación de Facultades de Medicina de Chile). Dicha situación quedó al descubierto tras la circulación masiva de 13 preguntas de la sección de Cardiología durante la noche anterior al examen. Este hallazgo dio paso a una investigación formal por parte de la Fiscalía y la PDI, además de una paralela realizada por la propia ASOFAMECH.
La investigación judicial fue finalizada por oficio en julio de 2013 a solicitud de la misma Fiscalía tras comprobar que la filtración no configuraba delito. Los resultados de la investigación interna fueron conocidos por los decanos de ASOFAMECH y la opinión pública a través de una conferencia de prensa con poca repercusión mediática a inicios de agosto de 2013, cuyos resultados pueden ser resumidos en los siguientes puntos:
La filtración de más de 100 preguntas rumoreada inicialmente fue descartada.
La filtración de las 13 preguntas de Cardiología fue confirmada, más no pudo identificarse con precisión al responsable directo de ella. Sin embargo, sí pudo identificarse el punto del proceso en el cual ocurrió dicha defraudación: el comité de contenidos, en el cual médicos especialistas delegados por cada escuela revisaban las preguntas de dicha disciplina.
La entrega de preguntas por parte de las escuelas a sus estudiantes fue afirmada como cierta por parte de ASOFAMECH en dos casos, publicados en prensa. Al menos una de estas instituciones manifiesta que no existen argumentos sólidos que permitan confirmar esta hipótesis de la investigación.
En forma simultánea al desarrollo de la investigación y haciendo todos los esfuerzos para asegurar la aplicación del examen en su versión 2013, desde abril se conformó una Mesa de Trabajo en la cual periódicamente se reunían representantes del Ministerio de Salud (MINSAL), ASOFAMECH (decanos de las facultades de Medicina de la Universidad de Chile, Católica de Chile y Católica de la Santísima Concepción), el Colegio Médico (COLMED) y la Asociación de Estudiantes de Medicina de Chile (ASEMECH).
A pesar de los esfuerzos y argumentos que fueron presentados para la no realización del examen, la mesa cerró sin acuerdos en cuanto a cambios profundos en la entrega de resultados del examen, imponiéndose la postura de un examen con puntaje, defendida por ASOFAMECH y el COLMED.
Por su parte, el MINSAL determinó de forma unilateral el envío de un proyecto de ley al Congreso para suspender la función habilitante del EUNACOM durante al menos tres años. A juicio de gran parte de la generación de internos 2013, esto se contrapone a la necesidad de contar un criterio de calidad que acredite competencias mínimas para el ejercicio de la profesión de parte de los egresados, sobre todo en el contexto del cuestionado sistema de acreditación que existe en el país.
Entendemos al EUNACOM como un instrumento necesario que debe ser administrado por una entidad independiente de las instituciones evaluadas, dado que se transformaría en un bien público si efectivamente cumpliera adecuadamente su rol habilitante, pues permitiría controlar a los médicos antes de iniciar su desempeño. Es por ello que se hace tan relevante que el examen sea reformulado no solo en su construcción, como se ha hecho tras la filtración de 2013, sino que además en su dependencia administrativa, sus objetivos, su aplicación y el uso que se da a sus resultados. Lo más prudente para lograrlo es estar disponible para transformaciones radicales en su elaboración e implementación, con el fin de darle coherencia en el proceso de educación médica de las escuelas. Esto implica tener una postura favorable para aplicar el examen a fines de quinto año y no de séptimo, ya que al finalizar el internado la etapa de formación se enfoca en la práctica clínica y no estrictamente en la adquisición de conocimientos como sí se da en fases anteriores.
Es imprescindible iniciar una reflexión profunda y a conciencia de la realidad de la salud pública en nuestro país, porque de otra manera se imponen los intereses de los mismos de siempre, como son los responsables de la formación médica que no han sido capaces de realizar una autocrítica ante la opinión pública a partir de lo sucedido en la versión 2012. Desde estas conclusiones se deben realizar todos los esfuerzos posibles para que el EUNACOM logre ser el instrumento que la educación médica necesita, cuya prioridad sea certificar al país que sus médicos que cumplen con los conocimientos apropiados.
(*) Delegado de internos de 7° año Medicina U. de Chile