El uso de las redes sociales como arma comunicacional en las campañas electorales se ha convertido en una constante de variable política en las democracias occidentales.
Las acusaciones contra Rusia sobre haber intervenido en las elecciones estadounidenses de 2016 en lo que se llamó la “trama rusa”, evidenció que la mayor economía del mundo y el país de mayor poder, mantenía una debilidad estructural que pudiera ser aprovechada por potencias rivales para configurar gobiernos con ciertas características que les sean favorables.
El monopolio de las grandes compañías tecnológicas de los EEUU permitió que la enorme industria de los datos se mantuviera en manos estadounidenses, de esta forma, el modelo de negocio que ofrece servicios como mensajería, redes sociales, buscador de internet o correo electrónico de forma gratuita, aprovecha la información de los ciudadanos para fines comerciales o políticos.
El escándalo de Cambridge Analytica en la manipulación de la opinión pública en las elecciones de Estados Unidos y el Brexit, entregó pistas de cómo la minería de datos puede convertirse en armas de desestabilización política y torcer la voluntad democrática de las masas.
La manipulación de la información y de la opinión ofrece a las potencias mundiales un nuevo frente de batalla al favorecer a unos liderazgos por sobre otros. Con la guerra de Ucrania en su cenit, se puede especular sobre escenarios geopolíticos cambiantes según quién fuese elegido el presidente de los EEUU.
En la elección entre Hilary Clinton y Donald Trump en 2016, a la luz de los acontecimientos europeos del último año, se puede inferir que para Rusia no era menor el tener a Clinton en la presidencia, centrada en el objetivo ruso como prioritario con la preparación política previa del Euromaidán, que significó un golpe de estado pro occidental, que tener a Donald Trump, que mantenía un discurso directo y agresivo sobre China como objetivo estratégico norteamericano y que quería hacer pendular a Rusia hacia los Estados Unidos.
Para Rusia, mantener a los halcones demócratas alejados del poder ejecutivo en los EEUU les permitía ganar un tiempo relevante en preparación de lo que se veía como un enfrentamiento inevitable con las potencias occidentales en suelo ucraniano; entendiendo al país europeo como un portaaviones instalado en las fronteras con el rival geopolítico.
Por su parte, los políticos occidentales como Angela Merkel, han reconocido que los acuerdos de Minsk, que puso fin a la guerra de Donbás, tuvieron por finalidad dar tiempo a Ucrania en su preparación bélica para su enfrentamiento contra Rusia.
Las informaciones sobre la utilización de las redes sociales para la manipulación de la opinión pública se han ido incrementando, convirtiéndose en generalizada:
“Uno de sus últimos relevamientos difundidos desenmascara al Team Jorge, una empresa con sede en Mod’ín, a unos 36 kilómetros de Tel Aviv, dirigida por Tal Hanan, alias Jorge. La firma se dedica desde 1999 al desarrollo de operaciones informáticas encubiertas, de inteligencia digital y de ciberguerra, implementadas a través de bots, redes sociales y portales falsos. Todas estas actividades son ofrecidas para influir en elecciones, perfiles de candidatos y construcción del sentido común del electorado”.
Las potencias mundiales están restringiendo el uso de redes sociales, por ejemplo, el gobierno de Rusia declaró a la compañía Meta (Wathsapp y Facebook) como entidades extremistas. El último episodio está en la prohibición de usar la aplicación china TikTok para funcionarios occidentales:
“El Gobierno chino puede usar la red de videos cortos TikTok para controlar los datos personales y difundir sus narrativas entre la sociedad estadounidense, señaló este miércoles el director del FBI, Cristopher Wray, al intervenir ante el Comité de inteligencia del Senado de EE.UU.”
Esta iniciativa pareciera ser el inicio de una prohibición total de la plataforma china en occidente. La “guerra de las rrss” se presenta como un nuevo hito en el final de globalización.
El reacomodo geoestratégico que está ocurriendo actualmente entre los polos de poder mundial con la guerra en Ucrania y la amenaza de supremacía económica de China por sobre los EEUU, implica un cambio radical de las relaciones comerciales, políticas, humanas y culturales que existieron durante el periodo de la globalización, las potencias no están dispuestas a que empresas extranjeras dispongan de la información de sus ciudadanos, la que adquiere un alto valor estratégico.
En nuestro país, ya existieron acusaciones de manipulación de la opinión pública utilizando la minería de datos en el plebiscito de salida de la propuesta constitucional .
En el contexto del control que hacen las potencias de las redes sociales y los medios masivos de comunicación, los países periféricos, se verán cada vez más sometidos a las imposiciones políticas externas, convirtiéndose en un serio peligro para la democracia o a la creación de democracias de papel.
Por otra parte, en las formas “tradicionales” de manipulación de la opinión, encontramos ejemplos habituales del cómo los medios corporativos y las encuestas manejan la agenda.
En el bullado cambio de gabinete de presidente Boric, los sondeos Cadem y Criteria, mostraban como los ministros mejor evaluados a los pertenecientes al “Socialismo Democrático” (Tohá y Marcel, entre otros), mientras los peores evaluados provenían del Apruebo Dignidad.
Esta fue una forma solapada para mostrar a la opinión pública de que los ciudadanos se inclina por personajes moderados, donde las transformaciones estructurales del programa de Gabriel Boric deben ceder ante la realpolitik; de esta forma, se pautea o se da la venía del complejo mediático/encuestador de un cambio de gabinete que refuerce la presencia de exconcertacionistas.
El determinismo de los medios corporativos y las encuestas operan en todo momento, creando masa crítica de opinión, y no solamente cuando existen hitos electorales.
Las críticas de la derecha a las reformas (tributaria y previsional), muestran una coordinación entre actores y medios en sintonía con la estrategia comunicacional usada en el plebiscito; la derecha encontró una fórmula sistematizada de trabajo para aplicar como receta frente a cualquier coyuntura; mientras, los ciudadanos nos encontramos indefensos.
Centro de Estudios de Medios, Universidad Abierta de Recoleta.
Marzo 2023