El pasado jueves, los integrantes del denominado ‘Team Patriota’ marcharon fuera de las oficinas del Servicio Electoral comandados por Francisco Muñoz, también conocido como Pancho Malo.
El grupo de ultraderecha acusaba un supuesto fraude que se estaría preparando de cara al plebiscito del 4 de septiembre.
Entre las supuestas «evidencias» de dicho fraude se encontraban pantallazos del sitio web del Servel en los cuales se podía apreciar que personas fallecidas se encuentran habilitadas para sufragar.
in embargo, el presidente del organismo, Andrés Tagle, ya había aclarado esta situación asegurando que existen casos de personas nacidas en Chile cuya fecha de defunción no figura en las actas del Registro Civil.
«Las razones de eso son varias. Una es que hayan fallecido antes de la digitalización del Registro Civil. La otra son los casos de defunciones sin RUT, que se estuvieron haciendo durante muchas épocas. Ahí se producen coincidencias de nombres y apellidos y no saben a cuál de todos etiquetar como fallecido. Y también está la que yo diría es la causa principal, que son los fallecidos en el extranjero a los que nadie les ha tramitado la muerte en Chile. Esa persona se fue a vivir al extranjero, murió en el extranjero, lo enterraron en el extranjero, pero la familia no tiene ningún interés en hacer un trámite de defunción en Chile, porque no necesita hacerlo. Este problema lo tenemos desde 2012, no es una novedad”, dijo Tagle al medio El Líbero.
De todas formas, desde el Servicio Electoral desdramatizan este hecho, ya que todas las personas deben presentarte a votar con su carnet de identidad vigente, el cual es revisado en la mesa de votación. «La posibilidad de que haya una suplantación o fraude es muy remota», declaró Tagle. «Nosotros hemos revisado las votaciones anteriores y toda esta gente no ha votado, así que tranquilidad al respecto”.
Acusaciones de fraude: una estrategia conocida
A pesar de las aclaraciones del Servel, la estrategia de sembrar dudas y sospechas sobre el proceso electoral no es nueva en Chile ni en el mundo. Ya el 2020, ante la eventual elección de convencionales constituyentes, José Antonio Kast aseguraba que los cambios que se le introdujeron ese año al sistema electoral abrían las puertas «al fraude masivo y a que algunos tengan más opciones para robarse la elección».
Un año más tarde, durante la segunda vuelta entre Kast y Boric, el senador de Renovación Nacional, Francisco Chahuán, cuestionó nuevamente el proceso electoral al asegurar que el resultado de la votación sería tan estrecho que era probable que se terminara zanjando en los tribunales electorales.
Finalmente, las predicciones de Chahuán no se cumplieron y la votación del candidato de Apruebo Dignidad superó por once puntos porcentuales a la de José Antonio Kast. Pero las críticas al Servel persistieron.
La táctica ya es usual en escenarios electorales polarizados. El actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, utilizó la misma estrategia en las elecciones que lo llevaron al poder el 2018, cuando aseguró que había existido fraude en la votación. Cuando el Tribunal Superior Electoral le pidió presentar pruebas de sus acusaciones, Bolsonaro pidió presentar pruebas de que NO había existido fraude.
Para las elecciones de este año, Bolsonaro ha vuelto a insistir con las acusaciones de fraude, asegurando que el sistema de voto electrónico que se utiliza en el país desde hace más de veinte años no da garantías de transparencia: «Si ese método continúa, vamos a tener problemas, porque puede ser que un lado no acepte el resultado. Y ese lado, obviamente será nuestro lado», declaró el líder de la ultraderecha brasileña en una entrevista con la radio Guaiba.
Las consecuencias más extremas de este fenómeno se pudieron apreciar en enero de 2021, cuando un grupo de partidarios del entonces presidente Donald Trump irrumpieron en la sede del Congreso de los Estados Unidos para exigir que se anularan las elecciones.
Los disturbios, que culminaron con cinco muertos y más de 52 personas detenidas, fueron motivados por las acusaciones de fraude electoral del líder republicano, quien hasta el día de hoy sigue sin reconocer su derrota.
Entre los grupos que organizaron el asalto al Capitolio de los Estados Unidos se mezclan organizaciones neonazis, movimientos libertarios y teóricos de la conspiración como QAnon y Proud Boys. En Chile, Team Patriota no esconde la influencia que estos grupos de ultraderecha estadounidense ejerce en ellos: en su sitio web oficial, el movimiento llama a «hacer Chile grande nuevamente», parafraseando el icónico lema de campaña de Donald Trump, «Make America Great Again».
A pesar de la campaña de desprestigio que estos movimientos empujan hace años contra el servicio electoral, las acusaciones de fraude no encuentran mucho eco en la población. La rapidez y transparencia en el sistema de conteo de votos ha sido destacada incluso por la prensa internacional, e incluso figuras de derecha han salido a desmarcarse de las acusaciones de sus colegas republicanos:
«Denostar o ningunear o criticar o poner en duda el rol del Servicio Electoral no me parece adecuado, más cuando hacen un tremendo esfuerzo por organizar las elecciones, son un órgano autónomo constitucional y vaya que han dado resultados positivos», dijo a Radio Cooperativa el ex convencional de Renovación Nacional Cristian Monckeberg, resaltando que el Servel «cuenta los votos y a la media hora sabemos cuáles son los resultados y nadie los pone en duda, eso es una joya que hay que cuidar«
También el presidente Boric declaró que el gobierno apoyará firmemente la institucionalidad electoral, añadiendo que el voto «es un derecho y a la vez un deber».
Desde el Servel, por su parte, ya anunciaron que se encuentran analizando posibles acciones legales contra el diputado Gonzalo de la Carrera, una de las figuras que impulsó las protestas contra el organismo.