En el zoológico de Lousiville, EE.UU. la solitaria pitón Thelma – que nunca conoció macho de su especie- puso 61 huevos, seis de los cuales se transformaron en crías perfectamente saludables. Los estupefactos científicos que estudiaron el caso concluyeron que esta pitón reticulada fusionó sus óvulos con un subproducto de sus células divididas llamado cuerpo polar; este cuerpo desempeñó el rol que el espermatozoide haría normalmente, haciendo que el óvulo se desarrollara en un embrión. Cada una de las crías de Thelma contenía dos copias de la mitad de sus cromosomas.
Aunque especial, el caso de esta serpiente no es el único de su especie, ni su especie la única en realizar este tipo de reproducción. Los científicos están descubriendo que los nacimientos de madres vírgenes ocurren en muchas especies: anfibios, reptiles, peces cartilaginosos y óseos, y aves.
Las razones aún no se conocen bien. Inicialmente se pensó que un nacimiento de hembra virgen, también conocido como partenogénesis, ocurría en situaciones extremas pues los únicos casos documentados habían ocurrido entre animales cautivos, quizás por estrés y aislamiento y como única opción para prolongar la descendencia.Pero se comprobó que esto no era así necesariamente. Ahora parece que algunas hembras vírgenes producen crías, incluso en la presencia de machos.
Eso puede tener ventajas en un mundo moderno donde las poblaciones de muchas especies están declinando rápidamente, pero también plantea interrogantes fundamentales sobre la importancia del sexo.
Se solía considerar a la partenogenésis como un modo extremo de reproducción, pero no es tan novedoso como piensa la gente. A comienzos del siglo XIX se informó de pollos nacidos de madres vírgenes y luego investigadores estudiaron incidentes similares entre pavos que podían poner huevos no fecundados que producían pichones. Los polluelos eras siempre machos y pronto una cepa partenogénetica del pavo doméstico fue desarrollada en la que la mayoría de los machos parecían normales y se reproducían exitosamente.
Este fenómeno de la naturaleza aún no se ha dado en los seres humanos y los científicos creen que no se dará en las condiciones del mundo actual. Quizás la evolución nos juegue una pasada en el futuro.