Ante el anuncio de Endesa, accionista mayoritario de Hidroaysén, acerca del retiro de dicho proyecto de la cartera de iniciativas prioritarias, el movimiento ecologista registró reacciones divergentes. Algunos, con toda legitimidad, expresaron satisfacción por dicho anuncio. Otros, con no menor legitimidad, manifestaron escepticismo. Pero, independiente de esos matices, lo central es que el movimiento ecologista en su conjunto ha logrado detener el proyecto Hidroaysen hasta, casi, el punto de su inviabilidad.
Acción Ecológica, por ejemplo, manifiestó su satisfacción por esta decisión. Para los ecologistas “constituye un triunfo de la ciudadanía chilena que a lo largo de todo el país se movilizó masiva y enérgicamente el año 2011 en defensa de la Patagonía y en contra de la destrucción de nuestro patrimonio natural. Esa movilización logró dejarle claro a la clase política, transversalmente considerada, que los costos de aprobar esa destrucción resultarían impagables”.
Según expresó Acción Ecológica en un comunicado, el desafío que tiene Chile por delante es en primer lugar, reducir el inaceptable derroche de energía, lograr avances relevantes en la eficiencia energética y paralelamente usar en forma sensata las energías renovables no convencionales en las que nuestro país es rico. Chile puede y debe ser un país de avanzada en generación solar, geotérmica, eólica y mareomotriz.
Luis Mariano Rendón, director de Acción Ecológica, dijo que como organización integrante del movimiento ecologista chileno, «queremos manifestar nuestro legítimo orgullo porque esta lucha contra Hidroaysén fue la que marcó el inicio del ciclo de movilizaciones sociales nacionales, al que luego se unió el potente movimiento por la educación, y que junto a muchas otras luchas como la de la diversidad sexual o la de los distintos territorios que se han levantado contra el centralismo, han logrado transformar políticamente Chile, poniendo la sustentabilidad, la igualdad y la descentralización en el centro de las proridades públicas».
Sin embargo, otras organizaciones sociales del movimiento ecologista, mantuvieron la cautela, caso del Consejo de Defensa de la Patagonia, que impulsa la campaña Patagonia sin Represas.
Al respecto, en la organización señalaron:
“Aunque a última hora en Endesa ha salido a calmar los ánimos señalando que la iniciativa sigue en carpeta, los hechos demuestran que las empresas asociadas en HidroAysén no están en sintonía: mientras por un lado Colbún suspendía su participación en el estudio de la línea de transmisión, aparentemente Endesa habría retirado el proyecto de la cartera de inversiones, y ahora sale a ratificar que el proyecto continúa en cartera.
Al país y a los accionistas de estas empresas les urge que la compañía sincere la inviabilidad técnica, social, política e incluso económica de este proyecto. A pesar que es de público conocimiento que la iniciativa cada día está más cerca de desecharse definitivamente, los ejecutivos de HidroAysén y sus empresas socias parecieran ser los únicos que no se han dado cuenta de esto, como en el desastre del Titanic”.
“Las muestras de satisfacción expresadas por la ciudadanía en distintas vías, al igual que el mundo político, con algunas excepciones por parte del gran empresariado que no se ha dado cuenta que Chile cambió, son ejemplo de que el fin de HidroAysén –y de Energía Austral, el otro proyecto de represas en la Patagonia- es lo que el país clama” destacaron desde el CDP. “Sin duda, el estado lamentable de este descabellado proyecto se debe al arduo trabajo de información y sensibilización ciudadana”, añadieron.
En este sentido, indicaron que “mientras las empresas asumen la inviabilidad de HidroAysén, debemos avanzar en el debate sobre el futuro energético del país y de Aysén”.
Primero, en la conformación de una matriz realmente sustentable, con alto componente de energías renovables no convencionales, ahorro y eficiencia energética, generación distribuida, cogeneración y net metering.
“Para ello, debemos cambiar el modelo eléctrico, actualmente enfocado al negocio de las grandes empresas y no al interés de la sociedad en su conjunto ni la sustentabilidad ambiental” puntualizaron.
Segundo, en el caso de Aysén y la Patagonia en su conjunto, “tener una discusión que parta desde la región, pero que abarque a todo el país, sobre la estrategia de desarrollo para ese vasto y valioso territorio, con instrumentos que permitan la protección de su patrimonio natural y el fomento de iniciativas económicas locales basadas en la calidad ambiental de excepción de sus ecosistemas”.
Por último, relevaron que “será la nueva administración la que deberá impulsar los cambios regulatorios necesarios para concretar estos desafíos, entre los que se incluyen, por cierto, manejo integrado de cuencas, ordenamiento territorial y la discusión constitucional sobre la propiedad de bienes comunes tan vitales como el agua”.