Terminar con los enclaves autoritarios heredados de la Dictadura comandada por Pinochet es el gran desafío del próximo gobierno de Michelle Bachelet. Tan importante como elaborar una nueva Constitución Política, la reforma educacional y la reforma tributaria; es rescindir los vestigios del Plan Laboral de 1979, medulares para el actual Código del Trabajo.
El Programa de gobierno de la Nueva Mayoría en lo tocante al Trabajo se sustenta en tres pilares:
1. Ampliar y fortalecer la sindicalización y la negociación colectiva.
2. Aumentar la participación laboral, la calidad del empleo, los salarios y la productividad.
3. Mejorar y fortalecer la institucionalidad laboral.
La articulación de estas tres dimensiones o, si se quiere, directrices de trabajo, genera interesantes propuestas. Sólo por destacar las más importantes:
1. Aumentar el poder de negociación de las condiciones laborales de parte de los sindicatos.
2. Respeto permanente a la libertad sindical conforme a las normas y convenios internacionales que Chile ha ratificado en materia laboral. Donde destaca el convenio Nº 87 de la OIT, relacionado con la prohibición del reemplazo de los trabajadores en huelga de parte de los empleadores. Práctica anti-sindical comúnmente utilizada en Chile y por la cual el país ha sido notificado de incumplimiento en distintas oportunidades, tanto por Naciones Unidas en el año 2004 y por la OIT los años 2008 y 2012.
3. Poner fin al llamado “multi rut”, subterfugio que limita el ejercicio de derechos laborales básicos como la sindicalización y la negociación colectiva.
4. Obligar a los empleadores a entregar información de la situación económica de las empresas de manera clara y oportuna a los sindicatos.
5. Potenciar la formación sindical.
6. Protección especial de trabajadores/as hasta ahora excluidos/as: temporeros/as y trabajadores/as de casas particulares.
7. Aumentar la participación de mujeres y jóvenes en empleos formales y de calidad.
8. Implementar un nuevo sistema de intermediación y capacitación laboral.
9. Generar programas de capacitación especializados para aquellos segmentos de la población con particulares dificultades para encontrar empleo (jóvenes y mujeres).
10. Perfeccionamiento del seguro de cesantía.
Estas medidas, entre otras que se especifican en el Programa, permitirán “equilibrar la cancha en el ámbito laboral”.
Su ejecución hará posible terminar con la desigualdad en la distribución del ingreso, mejorar las condiciones laborales y las oportunidades en el mercado del trabajo, principalmente para la población más vulnerable; además, promoverán la capacidad y autonomía de las partes –capital y trabajo- para negociar en igualdad de condiciones, estimulando una cultura de cooperación y colaboración.
Estas “modernizaciones” harán compatibles las nuevas demandas que surgen gracias al dinamismo, la competitividad y productividad de las actividades económicas, con relaciones laborales que dignifiquen el trabajo, fortalezcan la sindicalización, la negociación colectiva y aseguren una justa distribución de las ganancias.
Así, al mismo tiempo que las organizaciones de empleadores y trabajadores formulen acuerdos en virtud de mejorar tanto las condiciones de trabajo como los niveles de producción, a la vez, se generará un dialogo social más amplio, orientador de futuras políticas públicas.
Por lo tanto, impulsar la articulación de las directrices de trabajo del Programa de la Nueva Mayoría posibilitará avances concretos en virtud de terminar con la herencia del Plan Laboral presente en el actual Código del Trabajo que, a la vez que genera un mercado laboral flexible, tendiente a la precariedad, niega derechos fundamentales de los trabajadores.
Es así que en estas nuevas condiciones se abre la posibilidad de discutir futuras modificaciones relacionadas con:
1. La sindicalización voluntaria. Ésta debería ser obligatoria, aunque con opción de des-afiliarse de la organización voluntariamente.
2. La limitación de la negociación colectiva a los sindicatos de tipo empresa. Ésta debería ser por rama de la actividad productiva.
3. La acotación de la duración de las huelgas a 60 días. Ésta debería ser indefinida.
4. El permitir la presencia de empresas contratistas en labores inherentes a la producción principal o permanente de una empresa o en las labores de reparación y mantenimiento habituales de sus equipos.
5. La causal “necesidades de la empresa”, en tanto forma de justificación ambigua para el despido de los trabajadores.
Implementar estas medidas, no sólo mejorará las condiciones laborales de los trabajadores y, por lo tanto, sus condiciones de vida, sino que también posibilitará transformaciones de fondo en el trabajo y en los actores que en él convergen.
Estas modificaciones deberían avanzar en hacer de las empresas actores, más que comerciales, sociales, donde los trabajadores, aquellos que producen y reproducen material y simbólicamente nuestra sociedad, organizados en sindicatos, participen no sólo en la toma de decisiones de las empresas sino que desborden sus límites y arriben a una posición decisional mayor, es decir, a nivel político, económico y social.
Finalmente, en una dimensión, si se quiere, estratégica, las políticas que se implementen de aquí en más vinculadas al trabajo, debiesen ir en la línea de emancipar a éste de la dominación del capital y a los seres humanos de la dominación del trabajo, promoviendo que, en definitiva, la sociedad toda ejerza su poder sobre los aparatos y los procesos productivos.
Sólo así avanzaremos en la senda de hacer de Chile una sociedad mejor, más amable, justa, igualitaria, equitativa y libre.
(*) Sociólogo. Investigador Área Laboral, ICAL.
Fuente: ICAL