Javiera Blanco es del grupo Sub40 del gabinete de la Presidenta Michelle Bachelet. Y le tocó estar al frente de uno de los proyectos más decisivos y polémicos del gobierno: la reforma laboral. Dicen que está sujeta a muchas presiones, pero se le ve tranquila y decidida: “No hay vuelta atrás. Va a haber reforma laboral” asevera, y precisa que tiene fecha; el 31 de agosto. En la siguiente entrevista, la Ministra del Trabajo enfatizó que el cambio en normas laborales “va”, que la Nueva Mayoría “no va a cerrar la puerta” al proyecto y que no ve a la derecha en una postura “como bloque”.
La jefa de Estado la tuvo como Subsecretaria de Carabineros en su primer gobierno. Luego la ubicó como vocera en el comando de la campaña presidencial. Y la nombró Ministra del Trabajo. Javiera Blanco, abogada de la Universidad de Chile, con magister en Gestión y Políticas Públicas, está convencida que dejar atrás el Código Laboral de la dictadura “es una necesidad” y que el cambio “no es disonante con lo que la sociedad busca”.
De hecho, al contrario de lo que dicen empresarios y la derecha, asegura que la reforma laboral “va a contribuir a una mayor justicia, una mayor equidad y al logro de mayor paz social”. Por cierto, aclara que no ve al sector privado y a la oposición actuando como bloque contra el proyecto, porque observa a algunos entendiendo y aportando a los cambios.
No ve complicaciones en la Nueva Mayoría para la aprobación de la reforma laboral. “No va a cambiar la idea de tener la reforma laboral, tenerla este año, es una puerta que no se va a cerrar” indica la Ministra del Trabajo.
-¿Cómo se ha sentido más cómoda; Subsecretaria de Carabineros, vocera del comando de Michelle Bachelet o Ministra del Trabajo?
-En los tres casos me siento cómoda con un denominador común: que es trabajar con la Presidenta Michelle Bachelet. Ella me interpreta mucho en sus aspiraciones, en su manera de hacer política, en su liderazgo. Podría decir a ciencia cierta, que mi experiencia política está circunscrita a la Presidenta Bachelet. En su primer gobierno como subsecretaria, vocera de su campaña y ministra en esta administración. Antes, yo no había participado en política ni en un gobierno.
-Y ahora le tocó estar a la cabeza de una de las reformas más compleja y polémica que planteó la Presidenta.
-Es compleja, sí, porque todos los procesos de cambio son complejos. Polémica, por cierto, porque siempre habrá dos miradas sobre un tema como el laboral. Pero le faltó el adjetivo más importante: tremendamente necesaria. El tema de la inequidad es de fondo, la gente lo dice en la calle. El Informe del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), que salió hace unos días, hace eco del sentir de la gente en cuanto a la necesidad de reformas y de cambios. Eso es porque hubo un proceso de crecimiento y bondades económicas que tuvo el país, pero que no permitió superar la focalización de la riqueza, la focalización de las oportunidades en unos pocos, y eso en una sociedad, a la larga, pasa la cuenta desde el punto de vista de frustraciones, de violencia, de percepción negativa. Con los avances que ha hecho la Presidenta, vamos a transitar de ser un país con desarrollo económico, a un país desarrollado en lo humano y lo social.
-Sin embargo, desde el sector empresarial y la derecha no se piensa que sea necesaria la reforma laboral.
-Más allá de opiniones y ciertos criterios, hay que considerar ciertas bases. Avanzar en esto es una decisión de la Presidenta de la República, a partir de una necesidad. Porque una sociedad como la nuestra no permite seguir creciendo, si en ese crecimiento no estamos todos involucrados.
-¿O sea, habrá reforma laboral?
-Empezó para no volver atrás. Aquí no hay vuelta atrás. Es un proceso en construcción, por cierto. Pero que va a haber reforma laboral, la habrá. Ya le pusimos fecha. En el último encuentro con los dirigentes de la Nueva Mayoría dijimos que el 31 de agosto esta reforma va a estar lista.
-Tiene fecha. ¿Qué nombre le pondría a la reforma laboral?
-Más que colocarle un nombre, relevaría dos cosas. Que pase a la historia que una mujer tomó la decisión de embarcarse en este desafío que le va a cambiar la vida a hombres y mujeres, y fue la Presidenta Bachelet. La Presidenta tuvo la valentía de enfrentar las críticas, de iniciar estos cambios y creo que vamos a ver los resultados prontamente. Y lo que debe pasar a la historia es el resultado, ver cómo a las trabajadoras y a los trabajadores les va a cambiar la vida, por ejemplo, en poder negociar mejor su aumento salarial.
-El empresariado y la oposición son recurrentes en que con esta reforma terminará bajando el empleo, la inversión y que se dará mucho poder a los sindicatos.
-Creo tremendamente en el poder de los argumentos y la reflexión. Pero creo que ellos están equivocados. Y cuando digo ellos, no es como bloque, porque veo muchas voces empresariales que entienden que estos son cambios necesarios. En una mirada de una sociedad que clama por reformas -la reforma laboral no es disonante con lo que la sociedad busca-, uno debe sumarse a un esfuerzo común que lo que busca es dejar las cosas en una posición mejor a lo que están. ¿Cómo se suma? A través de opiniones, de reflexiones, que vayan contribuyendo, no restando. Hay muchos empresarios que ven que esta es una oportunidad, que han aportado con sus ideas. Ahora, si alguien se quiere atrincherar en una posición y decir que esto es malo, que va a generar desempleo, lo más probable es que quede fuera del proceso de diálogo y discusión, lo que sería muy malo, porque la idea es que todos aporten. Estas autoexclusiones, poniéndose fuera de lo que la mayoría ciudadana democrática expresó en las urnas en diciembre del 2013, me parece un error.
-Pero desde el sector privado dicen que no hubo diálogo, que no los escucharon.
-Yo podría publicar con fecha y con asistentes, la cantidad de reuniones que yo tuve en la etapa prelegislativa. Nosotros dijimos que eran más de cien reuniones. Y en ellas fueron empresarios. Con los gremios hubo varias y no solo con la CPC (Confederación de la Producción y el Comercio). Me parece que no se adecúa a la realidad que alguien señale que no hubo diálogo. He escuchado que dicen que sí hubo reuniones, pero que finalmente no quedó lo que ellos pedían. Bueno, pero uno tiene que entender que cuando construye políticas públicas y expresa sus opiniones, no puede pretender que la política pública se haga a la pinta de un grupo.
-Con la CUT pasa lo mismo, piensan que en la reforma deberían estar temas que no están.
-Por cierto. Porque esto no es la pinta de un sector o de un grupo. Esto es política pública seria que se hacen pensando en todos, en Chile, en una sociedad, y eso no significa que un sector va a quedar totalmente feliz porque quedó todo y cada una de las cosas que pedía. Las políticas públicas deben tener a la vista las posiciones de los distintos sectores. Ahora, sabemos que aquí el déficit mayor estaba, sin dudas, por el lado de los trabajadores. Esto tiene como norte, como objetivo, fortalecer la negociación colectiva, la titularidad sindical, que eran cosas que tenían sentido perverso en la ley. Pero a la larga no es para favorecer a unos, porque sería raro que te dijera que esto estaba desbalanceado y lo queremos volver a dejar desbalanceado a favor de uno y en perjuicio de otro. La reforma es para que ese balance sea bueno para todos.
-Llama la atención que ex funcionarios de gobierno, que algunos dirigentes y analistas digan que esta reforma es un retroceso en comparación a la ley de la dictadura.
-No me puedo hacer cargo de las opiniones de otros. Creo que están en un profundo error. Este es un profundo avance, es histórico, y me cuesta pensar en una normativa que haya generado más desconfianza entre los trabajadores y empleadores, y que haya generado más distorsiones que el Plan Laboral de la dictadura.
-En concreto, ¿dónde sitúa los ejes de la reforma?
-Partamos de lo básico. La gente entendía que si iba a hablar sola con el empleador, tenía un peso distinto a que si iba hablar en colectivo. Eso pasa ahora en Chile; si la persona va sola, le puede ir mejor que si va a hablar como colectivo. Esa es la primera distorsión que se quiere superar. Eso no quiere decir que obliguemos a todas y todos a actuar como colectivo, porque respetamos el principio de libertad sindical. Por lo tanto, si alguien quiere ir por la vía individual, se podrá hacer. Lo que ocurre es que la vía individual y colectiva deben tener diferencias, y claramente la vía colectiva tiene un peso distinto. Y ese peso distinto, tiene que tener incentivos asociados que lleven a la gente a ser parte del colectivo. La sindicalización en Chile es baja porque básicamente los incentivos están mal focalizados. ¿En qué se va a traducir ese peso distinto? En que se van a poner sobre la mesa distintos temas, que tendrán que ver con otras materias a la hora de negociar, en que quienes negocian son titulares de esos beneficios y se termina la distorsión de que negocio yo, y al día siguiente aparecen todos beneficiados. Otro aspecto es considerar que la negociación colectiva no es otra cosa que el espacio de escucha, de diálogo, entre un grupo de trabajadores y un empleador, para mejoras en las condiciones laborales. Ya sea para conciliar vida-trabajo, más horas para capacitarme, para mejorar mi salario, para mejorar mi productividad. Todo lo cual no va en contra del empleador.
“Educación y trabajo, constituyen las reformas más importantes de la Presidenta Bachelet”
-En medio de todo se habla que Chile llega a estándares internacionales.
-La gente escucha que estamos en estándares internacionales por la OCDE, y la verdad es que no lo siente. Siempre se dice que estamos en los 20 mil, los 22 mil dólares de ingreso per cápita, lo que significa que los trabajadores tendrían que ganar, si se hace la división, como un millón de pesos mensuales cada uno. Si uno le pregunta a la gente si un trabajador gana un millón de pesos, ¿qué van a decir?
-Preguntarían qué estamos fumando…
-Bueno, pero ese es el ingreso per cápita. Entonces, cuando a la gente le decimos que nos encumbramos hacia el desarrollo, lo que ven es que son unos pocos. Es complicado para una sociedad.
-Pero ¿nos acercamos a estándares internacionales en materia de derechos laborales?
-Nosotros no estamos generando políticas sui generis, ni a la chilena. Lo que estamos haciendo es un proceso serio de investigación, de análisis comparado, de extracción de las prácticas y normativas que han permitido a los países seguir creciendo pero con niveles de igualdad, con niveles de condiciones laborales justas para todos, buenas para los trabajadores y para los empleadores. Hemos generado aprendizaje a partir de la experiencia de otros países. Nos acercamos al estándar OIT (Organización Internacional del Trabajo). Y también OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo), porque hemos solicitado estudios y análisis que nos han permitido considerar para nuestro proyecto.
-Se dice que la reforma es vital para la lucha contra la desigualdad en el país.
-Totalmente. La gente lo entiende de la siguiente manera. Si aseguro derecho a la educación, es muy probable que mis oportunidades a futuro cambien. Hay un segundo eslabón que también tiene que cambiar, que es la vida laboral. Es como el eslabón necesario en la cadena consecutiva después de lo educacional. Todos nacemos, pasamos por una etapa de educación y formación, y luego entramos a la vida laboral. Los dos eslabones principales, la etapa de educación y la de trabajo, constituyen las reformas más importantes de la Presidenta Michelle Bachelet. Está la reforma tributaria y la política, por cierto. Si me pregunta, y no porque sea la Ministra del Trabajo, creo que con las reformas educacional y laboral, a la gente le permite visualizar nítidamente el beneficio que tendrá en su vida.
-La CUT insiste en que se precise lo de reemplazos en caso de huelga. Si se habla de “servicios mínimos” o “servicios básicos” para reemplazar a trabajadores en paro.
-En el país hay un grupo de empresas excluidas, que no pueden ir a huelga. Lo que hemos incorporado en relación a todo el resto de las empresas, es lo de los servicios mínimos garantizados. Que no es sinónimo de continuidad operacional; es aquello que causa daño grave, irreparable y actual a la infraestructura, a la salud y al medio ambiente. Es súper específico. Hicimos una indicación para dejar de manera muy explícita que esto no puede afectar al derecho en su esencia, que es el derecho a huelga, como derecho fundamental.
-También hay una preocupación respecto al piso salarial a la hora de la negociación colectiva. La CUT y otras organizaciones quieren que eso quede preciso en la reforma.
-Hemos dicho que el piso no incluye IPC (Índice de Precios al Consumidor) ni pactos. Hoy no hay piso. Así que partir negociando con piso es el gran avance. Pero el piso es lo que yo ganaba antes de la última negociación, por lo tanto cuando uno dice piso sin IPC y sin pacto, no es que esté retrocediendo. Hay un tremendo avance, porque lo que ganaba antes de entrar a negociar ahora se reconoce, esto no se reconocía. Es bueno aclararlo, porque algunos dicen que sin IPC vamos a estar igual que con la otra ley.
La reforma “va a contribuir al logro de mayor paz social”
-Cuando se habla de reforma educacional, laboral, cambio de Constitución, se ven instalaciones mediáticas desde la oposición. Que esto es el desorden, que es innecesario, que se desestabiliza el país. ¿Usted ve intolerancia, posiciones ideológicas rígidas?
-Yo no podría generalizar. En algunos sectores sí, he visto pocos argumentos y más rigidez.
-¿No ve a la derecha actuando como bloque en contra de la reforma laboral?
-No, no podría generalizar como bloque. Tengo que ser justa y yo he visto de todo. He visto actores de derecha interesados en generar discusión, actores de derecha que se han restado, empresarios que ven en esto una oportunidad y otros que son más críticos. Hay voces que uno piensa que buscan mantener las cosas como están. Sería difícil e injusto catalogarlos a todos en una misma postura. Mire, más que catalogar, más bien pienso en el poder de convencimiento que tenemos como autoridad y como desafío frente a la tremenda evidencia de que lo que estamos haciendo, en otras partes del mundo ha dado resultado. Ése es el desafío de nosotros, lograr convencer con argumentos, con evidencia y con justicia. Porque detrás de esto hay un principio social, de equidad, de justicia. A algunos los permean los valores, a quienes creemos en los valores de la justicia y la equidad. Otros se convencen más con los argumentos económicos, y bienvenido. Pero tenemos que llegar con ese diálogo y reflexión para permear a la mayor cantidad de voces posibles.
-La reforma laboral, ¿ayuda a la estabilidad del país o es un factor de desestabilización?
-Esto sólo va a contribuir a una mayor justicia, una mayor equidad y al logro de mayor paz social, definitivamente.
-¿Cuándo los trabajadores van a comenzar a sentir los efectos de la reforma aprobada?
-Es bien inmediato el efecto, sobre todo para quienes justo empiecen a negociar. Los procesos de negociación tienen fechas y plazos para realizarlos, y la aplicación de la reforma va a entrar en la medida que se empiece a negociar en los plazos establecidos. Esto tiene que ver con las fechas de términos de los contratos colectivos ya realizados. A menos que haya acuerdo de las partes de adelantar la negociación. Pero para aquellos que la fecha de negociación se produce cuando empiece a regir la nueva ley, el efecto es inmediato.
-¿No tiene el temor que en la discusión de la reforma laboral, al interior de la Nueva Mayoría ocurra lo de la cocina o letra chica, como en la reforma tributaria?
-No hay que temerle al ejercicio democrático. En democracia, la construcción de políticas públicas siempre implica discusiones, diferencias. Lo importante es tener claro el norte. Aquí hay algo claro y es que no va a cambiar la idea de tener la reforma laboral, tenerla este año, que es una puerta que no se va a cerrar, que busca fortalecer la negociación colectiva y la titularidad sindical. Uno tiene claro ese norte. Para arribar a ese norte, hay un proceso de construcción que amerita discusión y perfeccionamiento, y eso es bienvenido. Lo importante es que está la decisión desde la Nueva Mayoría, de que este es un proceso que se va a sacar adelante para cumplir esos fines que le mencioné. De cómo llegamos a ese fin, bienvenidas las opiniones, porque así se enriquece una política pública.
“Ley de cuotas en la reforma laboral”
-La mujer trabajadora y la reforma.
-Ésa es una tremenda deuda que tenemos con el país. Fundamentalmente incorporar a la mujer al mundo laboral. Viene ley de cuotas en la reforma laboral. Lo incorporamos a través de una indicación que presentaron la diputada Denisse Pascal y el diputado Osvaldo Andrade, de establecer ciertos porcentajes mínimos de participación de la mujer en las directivas de los sindicatos. Es por un mecanismo de proporción. Si la afiliación sindical en la empresa es de un 30%, en la directiva las mujeres no pueden tener menos de un 30%. Si es de 30% hacia abajo, es proporcional la representación de la mujer trabajadora; si la afiliación es un 20 o un 10 por ciento, ese porcentaje es la representación femenina. Esto es complementario con una norma que presentamos, donde decimos que habiendo una mujer afiliada al sindicato, y no habiendo mujer en la directiva, la mujer, para efecto de la negociación, tendría que entrar a la directiva, con fuero especial.
-¿Cómo está lo de igual trabajo igual salario?
-Eso está en marcha, y tiene que ver con perfeccionar los procedimientos en la ley de brecha. Tenemos que hacer ajustes porque se está aplicando poco. Pero esa norma ya está planteada.
-¿Habrá reforma en cuanto a previsión social?
-Es algo en lo que no hay que adelantarse. En el programa está la constitución de una comisión y eso se hizo. Lo que tiene por delante es la evacuación de un informe, en agosto de este año. Se le dio más tiempo por la envergadura de los desafíos que implicaban todos estos diálogos que se tuvieron. Creo que una decisión en estos días, sería un poco apresurada tomarla. Tenemos que esperar la entrega del informe de esa comisión. Cómo vamos a anunciar ahora una reforma si por algo pedimos que hubiera un análisis con especialistas nacionales e internacionales, que con un tiempo determinado pudieran arribar a conclusiones o proposiciones que nos permitan, principalmente a la Presidenta de la República, determinar los cursos siguientes de acción.
-Porque hay una incertidumbre de si se va a avanzar en materia de previsión social.
-La Presidenta Michelle Bachelet tiene claro que hay que avanzar en mejorar las pensiones en Chile. Si las pensiones son muy bajas. El anuncio específico de qué es lo que se hará para el logro de ese fin, es lo que va a salir, seguramente, a la luz del informe de esa comisión.
-¿Cómo es la relación con el Ministerio de Hacienda en la tramitación de la reforma laboral? Hay versiones de que se interponen o contraponen de repente.
-Me quedo con lo que ha sido la realidad y la verdad es que con el Ministro Alberto Arenas tenemos un buen trabajo. Mi experiencia personal y profesional ha sido la mejor con Alberto. Con nuestros equipos hemos tenido un buen nivel de coordinación y de trabajo. Hemos obrado como patner, porque entendemos que aquí hay un mandato, una voz y un liderazgo, que es la Presidenta Michelle Bachelet y somos funcionales al cumplimiento de los objetivos del gobierno. Con Alberto Arenas, de verdad, hemos tenido una muy buena relación, la tuvimos también en el comando de campaña presidencial.
-¿No hay una intromisión de Hacienda en algunos aspectos?
-No, yo lo veo como un aporte muy necesario. El ministro Alberto Arenas y su equipo tienen muy buen nivel profesional. Se suma al buen equipo que tenemos en Trabajo. Más voces y más profesionales pensando en torno de la reforma laboral, es mejor.
-Desde la perspectiva del gobierno, ¿en qué podría ser distinto este Primero de Mayo al de años anteriores?
-En que después de 35 años estamos discutiendo una reforma laboral de derechos colectivos. Yo espero que la gente que celebre este año el Primero de Mayo, quiera pasar a la historia como el primer Primero de Mayo donde se vuelve a tener muchos de los derechos que se perdieron en dictadura.
Fuente: El Siglo