por Iván Ljubetic Vargas (*).
Marchan por el barrio alto. Portan cascos, escudos, bastones retráctiles, gas pimienta. Van escoltados y protegidos por carabineros. Vociferan. Atacan a quienes se le oponen en el camino.
Agredieron al periodista Rafael Cavada por grabarlos con un celular.
Usan la violencia contra los partidarios del APRUEBO en el plebiscito de abril.
Se autodenominan “Capitalismo Revolucionario”. Crean terror en parte de la población. Guardan sus escudos en la sede de la UDI en Santiago, Bulnes 80.
Se declaran anticomunistas. Gritan: “Morir luchando, marxistas ni cagando”.
Vociferan contra CUBA: “No me da la gana, una dictadura como la cubana”. Obvio, les gusta una dictadura como la de Pinochet.
Están por el RECHAZO en el plebiscito.
Repiten la vieja consigna que alguna vez usó la Democracia Cristiana: “Chile es y será un país de libertad”.
Un joven de 32 años, cantante callejero
A la cabeza de “Capitalismo Revolucionario” aparece un tal Sebastián Izquierdo Almarza. Los medios antipopulares intentan crear toda una historia simpática sobre él. Hablan del joven de 32 años, que fuera cantante callejero.
Canal Tele13 (propiedad del grupo Luksic) lo entrevistó el martes 10 de marzo de 2020. Le dio la oportunidad (que no le otorga a un comunista, por ejemplo) para referirse a lo que quisiera. Allí contó que desde hace cinco años vive con los aportes provenientes de su página de You Tube “Capitalismo Revolucionario”.
Nos asalta la pregunta, ¿de dónde provienen efectivamente los fondos que recibe este aprendiz de fascista para realizar sus muchas actividades?
En una de sus declaraciones, el cantante callejero informó de una reunión que “Capitalismo Revolucionario” iba a tener con José Antonio Kast el 13 de marzo de 2020.
Amenaza el joven nacido en Puerto Aysén:
“Los vamos a matar a todos porque no merecen compartir la tierra con el resto de los seres humanos”. “Cuídense rojos culiados porque estoy en la calle y libre y con muchas ganas de sangre”.
Ni el gobierno ni los derechistas, siempre tan ágiles para recurrir al Tribunal Constitucional ante cualquier atisbo de alguna declaración cercana a lo que consideran violencia, han reaccionado.
Tampoco, en mi opinión, lo han las fuerzas democráticas.
Una peligrosa expresión de fascismo
La historia mundial, entre ella la de Chile, nos enseña que la burguesía cuando ve en peligro su dominación a través de las normas “democráticas”, recurre al fascismo.
Hoy nuestro país está sumido en aguda crisis generalizada; el gobierno de los grandes empresarios sufre una debilidad mortal y la inmensa mayoría de la población lo repudia, exigiendo la renuncia del presidente Piñera, que intenta salvarse empleando la violencia y aprovechando la pandemia del Covid-19; hay serias contradicciones entre los partidos de derecha; las manifestaciones por cambios estructurales son cada vez más potentes; un alto porcentaje de los ciudadanos están por una nueva Constitución.
No es casualidad, por tanto, que surja un movimiento como “Capitalismo Revolucionario”, con el apoyo de la UDI, de José Antonio Kast, de empresarios como Luksic, Canal Tele13, y el beneplácito de Piñera y sus ministros; especial de Blumel, tan enérgicos para denunciar la violencia.
Un movimiento con claras características fascistas como el uso de la violencia reaccionaria, el anticomunismo, etc.
Conceptos de Jorge Dimitrov
En su Informe ante el VII Congreso de la Internacional Comunista, con fecha 2 de agosto de 1935, señaló:
“El fascismo logra atraerse a las masas porque especula de manera demagógica con sus necesidades y exigencias más candentes. El fascismo no sólo azuza los prejuicios hondamente arraigados en las masas, sino que especula también con los mejores sentimientos de éstas, con sus sentimientos de justicia, y a veces incluso con sus tradiciones revolucionarias”.
“Pero cualquiera que sea la careta con que se disfrace el fascismo, cualquiera sea la forma en que se presente, cualquiera que sea el camino por el que suba al poder, el fascismo es la feroz ofensiva del capital contra las masas trabajadoras”.
(*) Historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER