por Miguel Lawner (*).
Hoy en la mañana, la Casa de los Derechos humanos ubicada en Avenida Colón, Punta Arenas, sufrió un incendio que afectó sus pisos superiores y dañó, probablemente, gran parte de la techumbre.
Este incendio, se inscribe en los que han afectado recientemente al Museo Violeta Parra y el Cine Arte Alameda, así como al GAM, cuyos murales y grafittis representativos del actual estallido social, fueron cubiertos por manos anónimas.
En todos los casos, se trata de edificios identificados con los más altos valores de nuestra cultura. La historia nos confirma que cuando las convulsiones sociales amenazan la estabilidad de los poderes económicos detentores del poder, éstos no vacilan en atentar cobardemente contra los símbolos culturales, siempre identificados con las fuerzas progresistas.
Es prematuro juzgar el origen de este incendio, pero resulta sospechosa su ocurrencia, tras varios artículos publicados recientemente por La Prensa Austral de Punta Arenas, referidas al mal estado del inmueble y su frustrada restauración, dado que el gobierno de Piñera, redestinó en 2018, los fondos destinados a este respecto por el Plan de Apoyo a las Zonas Extremas.
La casa de los Derechos Humanos, llamada irónicamente por los ex presos políticos como Palacio de la Sonrisa, fue el principal centro de tortura inmediatamente después del golpe militar. Miles de hombres y mujeres de la región sufrieron allí los peores tormentos.
La casa fue construida en 1936 por el arquitecto Antonio Beaulier, para servir de residencia a su propia familia. Beaulier es el autor de varios de los edificios patrimoniales más importantes de Punta Arenas, como el actual Banco Anglo Sudamericano, la mansión de Mauricio Braun y la Cárcel Pública.
Desde el punto de vista histórico, patrimonial y social, es un tesoro irremplazable en la historia de la ciudad. Nuestro deber es rescatarlo de quienes se proponen sepultar en el olvido símbolos como los que representa este digno inmueble.
Imagen de nuestro proyecto de restauración. 2017
Arquitectos Miguel Lawner, Marco Vidal, Leonardo Rebolledo y Vicente Castañeda
(*) Arquitecto; Premio Nacional de Arquitectura 2019.