La Mesa Nacional del Agua entregó el diagnóstico y un plan de soluciones para enfrentar la escasez hídrica, que contiene medidas de corto, mediano y largo plazo para garantizar la seguridad del abastecimiento, la calidad y modernizar el marco legal e institucional.
Evidentemente, una finta para ganar tiempo, y soslayar la urgencia de terminar con su causa principal: la mercantilización del agua.
El Plan considera inversiones en nuevas fuentes de agua, como desalinización, explotación de acuíferos profundos, reúso de aguas servidas y recarga de acuíferos.
Actualmente, 136 comunas de cinco regiones se encuentran con decretos de escasez vigentes, lo que exige acciones extraordinarias para abastecer de agua a los agricultores.
El gobierno dio a conocer un plan para la construcción de 26 embalses en todo el país por US$6.000 millones, que beneficiará a 285 mil hectáreas con seguridad de riego mayor al 85%, creará 120 mil hectáreas de riego nuevas, auxiliando a 150 mil agricultores.
Estas iniciativas se complementan con inversiones en nuevas fuentes de agua, como la desalinización, la explotación de acuíferos profundos, y el reúso de aguas servidas y la recarga de acuíferos.
La zona central de Chile muestra déficits sostenidos en las precipitaciones durante los últimos 10 años, lo que la convierte en la década más seca desde que se tiene registro.
En el actual contexto de crisis, todo vale, incluso las inocuas y tardías medidas del gobierno de Piñera.
Pero la única medida que la soluciona, la desprivatización del agua en Chile, es la única que no se aborda con la seriedad que merece.