Acaba de fallecer en Santiago nuestro entrañable amigo y compañero, el ingeniero Alamiro Castillo, Comandante de la Fuerza Aérea de Chile, un gran hombre y ejemplo de militar demócrata como le consideramos todos cuanto le conocimos. Los golpistas del 73, conocedores de su adhesión irrestricta al mandato constitucional de respeto a la autoridad legítimamente elegida por el voto ciudadano, le buscaron sin éxito desde las primeras horas del fatídico 11 de septiembre.
El oficial eludió la persecusión y pudo finalmente llegar a Suecia en donde residió algunos años para luego radicar en Cuba y más tarde en México.
Aquellos de sus compañeros de armas y de ideales democráticos que fueron detenidos por los golpistas, sufrieron encarcelamiento, torturas brutales y por último condenados en una farsa de proceso que hasta hoy no se ha conseguido anular; tan es así que la declaración de nulidad de esa mascarada es materia actual y vigente en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Nos referimos a ese grupo de valientes miembros de la Fach que encabezaba el general Alberto Bachelet – víctima del fascismo – e integrado por figuras como el comandante Ernesto Galaz y muchos otros, todos sometidos en esos años a “consejos de guerra” ilegítimos e ilegales.
Ya en el exterior,el comandante Castillo se integró de inmediato a las tareas del exilio chileno impulsando la solidaridad internacional que jugara un papel tan destacado en los años del fascismo.
De modo especial fue su contribución a la causa de los militares demócratas de América Latina integrándose a las tareas del Centro de Estudios Militares Carlos Prats (CENCAP) con sede en México y que produjo interesantes materiales de estudio para una doctrina y una política militar democráticas que se volcaron en libros y una revista que se sostuvo durante algunos años y en la que colaboraron destacadas figuras del ámbito militar del continente.
Eran años de dictaduras en diversos países de nuestra América.
Cuando la lucha del pueblo nicaragüense contra la dictadura somocista de fines de los años setenta, Alamiro Castillo – patriota e internacionalista consecuente – no dudó en aportar su experiencia y su trabajo.
Igualmente participó en la organización y desarrollo de seminarios y conferencias de militares democráticos en diversos puntos de la región destacándose el encuentro de Guadalajara, México, en el que una de sus figuras centrales fue el general uruguayo Liber Seregni, además de ex oficiales de Argentina, Venezuela, Ecuador, El Salvador, Colombia, Perú, Chile.
Alamiro Castillo, un hombre profundamente estudioso, se adentraba por estos días por los senderos de la física cuántica, pero una vieja dolencia mal tratada le impidió continuar en sus propósitos.
Sólo estos últimos meses empezó a disminuir su actividad y se ha ido hace unos pocos días como siempre vivió, con modestia, en silencio, rodeado del cariño de hermanos, hijos, su esposa mexicana Patricia Domínguez y de sus muchos amigos que le admiramos y apreciamos tanto.
Este comandante tiene quien le escriba, quien le respete y quien le recordará siempre. Ese “quien” somos muchos en muchos lugares por más que Alamiro haya actuado siempre conforme la sentencia martiana de que “en silencio ha tenido que ser”.
Hasta siempre comandante.
E.