El caso Salaberry es un excelente catálogo de la catadura moral de la derecha, las chambonadas de su irreductible autoritarismo, la corrupción generalizada que la corroe, y la subsecuente necesidad de mentir, para ocultar sus barrabasadas, bribonadas y trapisondas.
El caso se inicia con una salida de madre, en un día de furia, del entonces subsecretario de Desarrollo Regional, Felipe Salaberry Soto, pájaro de cuentas de la UDI.
Patrón de fundo
En efecto, fue diputado por tres períodos en el distrito 25, desde 2001 al 2013, fecha en que fue desbancado. Cabe notar que en las elecciones de 2005 y 2009 llegó tercero, pero igual resultó electo, en virtud de las estrambóticas matemáticas del sistema binominal.
El domingo 25 de agosto pasado, a las 16:31 horas, Salaberry transitaba por calle Exequiel Fernández, comuna de Ñuñoa. Al llegar a Duble Almeyda cruzó la intersección sin respetar la luz roja, a velocidad imprudente.
La situación fue advertida por el fiscalizador municipal de Seguridad Ciudadana, Vicente Rojas, quien lo siguió por Exequiel Fernández hasta José Domingo Cañas, donde de nuevo atravesó con luz roja.
El funcionario lo detuvo en José Domingo Cañas con Los Tres Antonios, con el fin de notificarle las infracciones.
Salaberry bajó el vidrio y lo increpó con prepotencia:
“¿Qué querí hueón?; ¡ándate a la mierda, qué te creí paco c…!. ; ¡ándate a la conchetumadre!; ¡No sabí’s con quién te est’ai metiendo! ¡Te voy a hacer cagar culiao! Ustedes son unos pobres hueones, no tienen autoridad”.
Lo que no sabía es que había sido fotografiado, y que su patente estaba grabada en imagen digital.
Estos antecedentes constan en el informe de Marco Yáñez Hormazábal, funcionario de la Dirección de Seguridad Pública comunal.
El comportamiento de Salaberry escaló de la prepotencia hacia la corrupción, el nepotismo y el tráfico de influencias.
Las faldas de la hermana
Se contactó con su hermana Iris, Jefa de Fomento de la Municipalidad de Ñuñoa, y le pidió que interviniera.
Hay registros de que Iris Salaberry se comunicó, a las 17:09 hrs. del mismo día, con la central de comunicaciones de la Dirección de Seguridad Pública.
Solicitó la identidad del conductor del móvil 69, número inexistente en el registro de móviles de seguridad ciudadana.
Iris Salaberry insistió minutos más tarde con el número correcto, el 89.
La versión que entregó en la oportunidad, fue que el guardia municipal Vicente Rojas persiguió por varias cuadras a su hermano “y habría intentado chocarlo”, señala el documento de Yañez.
En esa segunda llamada, intentó evitar que el hecho quedara estampado en la bitácora, como también la emisión del parte. El diálogo quedó grabado y será una de las pruebas claves en la investigación que abrió la Fiscalía Oriente.
Antes se pilla al mentiroso que al cojo
Los datos fueron entregados por el periodista Jorge Molina, de radio Bío Bío, que en el reportaje, Subsecretario se pasó tres rojas, insultó a guardia municipal, huyó y su hermana buscó anular parte, el 26 de septiembre pasado, que develó la trama con pruebas documentales, con el que acotó la estrategia de defensa de Salaberry, fundada en las consabidas mentiras.
En efecto, el 26 de septiembre, emitió un comunicado, que en sus párrafos atinentes, señala:
“En relación a la información publicada hoy en Radio BioBío, relacionada con una supuesta infracción de tránsito del suscrito, expreso lo siguiente:
1. Es completamente falso, de falsedad absoluta, que haya cometido una infracción de tránsito y mucho menos que haya insultado a un funcionario municipal.
2. El día domingo 25 de agosto conducía acompañado de mi madre de 82 años de edad y de mi hija menor, por lo que resulta aún más descabellada la acusación de que me habría pasado una luz roja. De hecho, la propia fotografía publicada revela que me encuentro detenido en un semáforo en Irarrázaval con José Pedro Alessandri, lo que desmiente todo el resto de la información publicada.
3. Hago presente que todas las preguntas formuladas por el periodista que firma la nota, a través de consulta ingresada el mismo 28 de agosto por ley de transparencia, fueron debidamente contestadas en lo que corresponde a dicha ley, el día 5 de septiembre».
Su hermana no le fue en zaga:
“No hubo altercado, mi hermano me llama para decirme que va a camino a la casa y que le parecía extraño que un auto lo iba hostigando, no existe (el insulto), no existió ningún acontecimiento”, dijo.
“Hay un daño enorme a mi familia, a mis hijos y los hijos de Felipe. Somos gente decente (…) esto pasa por actuar bien” (SIC), agregó.
Hasta entonces, la baladronada de Salaberry había pasado colada.
Luego de la corrupción, nepotismo, tráfico de influencias y la mentira, vino el encubrimiento.
Sin miedo al ridículo
El mismo día, la ministra portavoz de Gobierno, Cecilia Pérez, respaldó a Salaberry:
«El subsecreretario señaló tajantemente que los hechos ahí relatados carecen de veracidad. Por lo tanto serían hechos falsos”.
En todo caso, el caso olía tan mal, que dejó espacio para la prudencia:
“Le hemos pedido que se ponga a disposición de la justicia, en este caso el Juzgado de Policía Local y como Gobierno vamos a esperar que es lo que finalmente determina la investigación y la búsqueda de la verdad para tomar finalmente una decisión”.
Tan mal, que el 27 de septiembre, Ministerio Público abrió de oficio una causa por eventual tráfico de influencias.
Entonces, saltó al ruedo la campeona nacional de la estulticia, la presidenta de la UDI; senadora Jacquelinbe van Ryshelberghe, quién desgranó las udioteces de rigor:
“Me impresiona el oportunismo y el sesgo de la Fiscalía, que aparece como un brazo armado de la izquierda chilena”.
El ex fiscal Carlos Gajardo, se encargó de poner a la coronela en el lugar que le corresponde:
Que malagradecida la senadora. Después del perdonazo masivo y transversal en los casos Penta-SQM y en el caso de las pesqueras x los mail con indicaciones q había que hacer a las leyes, ahora trata de "brazo armado" a la Fiscalía por el inicio de una causa en el Caso Salaberry. https://t.co/k8FUG67Jvh pic.twitter.com/wZVP4eRyRH
— Carlos Gajardo Pinto (@cgajardop) September 27, 2019
Con esos antecedentes, la senadora debería ser la primera en guardar un prudente silencio; pero díganle al tonto que es forzudo…
Es más, la estupidez es contagiosa, porque se sumó a ella el senador de la UDI, Víctor Pérez:
«La Fiscalía está al servicio de la izquierda».
A su turno, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, también de la UDI, optó por mantener la distancia:
“Nos parece que lo justo, lo correcto, lo racional, es que esto se esclarezca a la brevedad posible por la justicia”.
Relaciones sospechosas
El día 26 de septiembre, se verificó una extraña reunión entre el subsecretario Salaberry y el alcalde de Ñuñoa, Andrés , militante de Renovación Nacional.
En efecto, a las 10:00 hrs del lunes 26 de agosto, pocas horas después de ocurrido el altercado Zarhi se reunió con Salaberry, en la oficina de este último.
Esta mañana me reuní con el Subsecretario de Desarrollo Regional, @FelipeSalaberry, quien se comprometió al financiamiento de proyectos de mejoramiento de iluminación en calle Jorge Monckeberg, multicanchas y áreas verdes, en villas Canadá y Salvador Cruz Gana 👏 pic.twitter.com/WRBrtJ1FCN
— Andrés Zarhi (@andreszarhi) 26 de agosto de 2019
El martes 27 al final de la tarde, Salaberry concurrió a una actividad donde se lanzó un proyecto de luminarias, en la misma municipalidad.
¿Compra de silencio? Hummmm.
Por cierto, Zahri lo desmintió, según el uso, tajantemente. Aseguró que se enteró del parte a Felipe Salaberry el lunes 26 de agosto por la tarde, una vez concluida la reunión con el subsecretario, agendada varios días antes:
“Me siento afectado por algunas especulaciones que dicen que yo el día lunes fui a pedirle unas luminarias al subsecretario con tal de arreglar la situación… es falso, la audiencia estaba pedida del día 22 de agosto”.
Reconoció que el martes 27 también se reunió con Salaberry, pero según él, no tocaron el tema.
Por unas coimiciones más
El panorama pasó de castaño a oscuro para los hermanables hermanos Salaberry, cuando el 30 de septiembre, el periodista Jorge Molina dió un segundo batacazo en radio Bío Bío, denominado Hermana de Felipe Salaberry cobraba coimas a emprendedoras de Ñuñoa para acceder a ferias gratuitas
En esencia, el reportaje narra que Iris Salaverry Soto fue denunciada por dos mujeres emprendedoras a fines de 2016, cuando se desempeñaba como Jefa de Fomento de la Municipalidad de Ñuñoa.
Como va acompañado con la correspondiente documentación, también la dejó dura para las habituales mentiras de la derecha y el sistema mediático; cuya principal actividad en el caso ha consistido en ofrecerle tribuna a ambos hermanos, para desplegar explicaciones y justificaciones cada cual más inverosímil que la anterior.
Una de las afectadas, identificada como Eugenia, relató:
“Yo dejé de trabajar hace algunos años. Lo hacía como gerente (en dos revistas) y así me acerqué a la municipalidad porque comencé a hacer joyas. Le conté que era jubilada, que vivo con mi mamá que tiene 90 años, con una pensión de 250 mil pesos y un hijo con problemas. Son gastos altos y participar en las ferias y hacer joyas era mi única entrada. Para mí era una necesidad”.
Agregó:
“Me llegué a sentir muy amiga de ella, porque sentí que lo que ella decía era verdad. Hasta que me dí cuenta de que en realidad era una sencilla forma de pedirme plata y las ferias no se hacían. Allí ya no nos cupo duda con mi marido. Incluso muchas veces yo no tenía plata y por eso el depósito está a nombre de mi marido, porque él me prestaba.
Me decía Eugenia, la feria está llena, pero pásame 150 mil pesos y vemos qué podemos hacer. Yo le depositaba en su cuenta corriente y después nada. Lo que es horrible e inadmisible es cómo puede abusar tanto de gente pobre”.
No fue la única, pues prosigue:
“Recuerdo que había una señora que vendía pañuelos usados, hartos y bien bonitos y entonces como ella no podía cooperar con plata, ella pagaba con pañuelos. Y eso era con todos los artesanos. Había un señor que vendía sombreros preciosos de cuero. La Iris (Salaberry) se los probaba y le decía en un rato más te vengo a pagar y nunca más se supo. O pasaba a mi stand y me decía: ¿me puedes prestar unas treinta lucas para comprar algo allá? Y nunca más se supo. O me puedes dar plata porque hay que encargar unas cosas para la feria y no era verdad. Fuimos siete artesanos los que caímos en ese juego. Nunca pensamos que pudiera ser mentira”.
A fines de 2016, Eugenia denunció el caso a la municipalidad. Al menos otras dos personas hicieron lo mismo.
El 6 de enero de 2017, la alcaldesa subrogante, Sandra Fuentes, expidió el decreto Nº 7, que establece sumario administrativo contra la imputada, y designa como fiscal interno al abogado Gonzalo Zúñiga Hortuvia. Previamente, el martes 15 de noviembre de 2016, Iris Salaberry Soto presentó su renuncia a la Jefatura de Fomento en la Municipalidad de Ñuñoa, después de 17 años como funcionaria de planta.
En este punto, nuevamente emergen extrañas vinculaciones entre el alcalde de Ñuñoa y los hermanos Salaberry.
El 10 de enero de 2019, estando aún abierta la indagatoria por faltas a la probidad, Zarhi la recontrató por un sueldo de 1 millón 300 mil pesos mensuales. El decreto establece que la diseñadora de vestuario Iris Salaberry deberá “estudiar y diagnosticar los puntos o lugares que posibilitan la instalación de parquímetros en diversos sectores de la comuna”. En la resolución que valida el acto administrativo aparece firmando el mismo fiscal que la investiga por cobros ilegales a personas que buscaban salir de la exclusión económica.
El 28 de febrero Zhari emitió el decreto alcaldicio 127, que le subió el sueldo a 1 millón 430 mil pesos.
Consultado por qué contrató a Iris Salaberry a pesar del sumario iniciado a comienzos de 2017, manifestó:
“Ella renunció y hace poco más de un año pidió audiencia conmigo, vino a hablar para exponerme que)se había separado del marido, tenía problemas económicos, problemas familiares y que si yo podía tenderle una mano… y le dije, ‘pero hay un sumario’. Entonces, solidaricé con ella para ayudarla condicionada que si el sumario salía en contra de ella, tenía que cesar en el cargo”.
El 28 de agosto pasado, el alcalde devolvió por tercera vez la indagatoria administrativa en contra de la diseñadora para nuevas correcciones, evidentemente para postergar lo anterior.
Cuando tomó estado público la denuncia de radio Bío Bío, la situación de Iris Salaberry se tornó insostenible. Es así como en una nueva vuelta de carnero, el 30 de septiembre, Zhari le pidió la renuncia:
“Lo que me he informado es que la hermana fue la que intervino llamando a seguridad ciudadana (…) ahí estuvo el gran error porque cada funcionario en su cargo debe saber lo que cumple. Hasta hoy estoy esperando que dé un paso al lado, o si no vamos a tener que tomar las determinaciones que correspondan. Creo que el daño que ha hecho es muy grave”.
Por amor…
El periódico digital Primera Piedra denunció que en marzo de 2018, la pareja de Felipe Salaberry, Brunella Vinet, fue contratada como Jefa de Gabinete de la Intendenta de la Región de Arica y Parinacota, María Loreto Letelier, sin tener título alguno ni experiencia laboral, ni militancia política, por el único mérito de sostener una relación sentimental con el subsecretario.
Su experiencia laboral se limitaba a haber sido promotora del restaurant Di Mango, propiedad de sus padres.
No obstante, se le fijó un sueldo de $2.517.000.
En junio del mismo año, el gobierno regional contrató un diplomado en la USACH para Brunella Vinet, que incluía el arancel ($1.134.900 más mensualidades); pasajes aéreos ($1.200.000 por cuatro pasajes de ida y regreso) y viáticos ($1.550.000).
El 22 junio se le realiza una modificación a su contrato de honorarios que sube a $3.000.000 mensuales.
En diciembre se le vuelve a subir el sueldo, esta vez como contrata grado 6 por una renta de $3.281.647.
El año 2019 se le vuelve a contratar un diplomado de Gobierno y Gestión Pública, con cargo al Gobierno Regional. Se pagó $ 1.016.550. en inscripción más mensualidades; $1.200.000 por cuatro pasajes aéreos ida y regreso y $1.550.000 por concepto de viáticos.
El 29 de agosto, el gobierno acepta la renuncia de María Loreto Letelier, y designa en su reemplazo a Roberto Erpel Seguel, quién asume el 2 de septiembre.
El 3 de septiembre de 2019 el subsecretario Salaberry asistió en comisión de servicios a la ciudad de Arica, para a reunirse con Erpel, quién, al día siguiente organiza una reunión y le pide la renuncia a todos los cargos de confianza, salvo a la Jefa de Gabinete de la Intendenta Letelier, Brunella Vinet.
El 9 de septiembre, Brunella Vinet pide permiso con goce de sueldo y viaja con Salaberry al extranjero donde sube fotografías a sus redes sociales y finalmente pública su relación con el subsecretario.
En septiembre el gobierno regional nuevamente le sube el sueldo, a grado 4 a contar del 1 de octubre.
En opinión del medio denunciante, la seguidilla de hechos que han beneficiado a un tercero a través de continuos beneficios en mejoras en condiciones laborales y salariales infringe lo establecido en la Ley Nº18575 sobre probidad administrativa, articulo 64, numeral 2 esto es, «hacer valer indebidamente la posición funcionaria para influir sobre una persona con el objeto de conseguir un beneficio o indirecto para sí o un tercero»; y numeral 5, «solicitar, hacerse prometer o aceptar, en razón del cargo o función, para sí o para terceros, donativos, ventajas o privilegios de cualquier naturaleza”.
La realidad imita a la comedia
El corolario de esta trama de mentiras, nepotismo y tráfico de influencias llegó el 2 de octubre, fecha en que el gobierno aparece «aceptando» la renuncia del Subsecretario de Desarrollo Regional, Felipe Salaberry.
Víctima de su incontinencia verbal, e incapaz de pensar en lo que habla, porque se le cansa la neurona, la inefable senadora van Rysselberghe espetó:
“Ha habido habido una presión mediática feroz. Acá te empieza a seguir un auto, y te das cuenta que es un auto de Seguridad Ciudadana, llama a su hermana que trabaja en la municipalidad y dice ‘oye, ¿qué pasó, por qué me está siguiendo un auto?’. Fue una decisión de Felipe. La carga emocional de estar en todos los diarios, en todos los noticieros, en todas las radios, sobre todo cuando no tienes un apellido común, es decir, Gómez, Pérez, González, la presión, sobre todo para los hijos es muy fuerte”.
Para su cotarro, Salaberry seguramente pensó: «no me ayude tanto, comadre».
Tanto él como su hermana terminaron esta historia como la empezaron, mientiendo.
La versión de Iris, desarrollada en las aquiescentes páginas del El Mercurio, raya en la incoherencia:
«Luego de un almuerzo familiar y, según lo relatado por quienes iban en el vehículo involucrado, un auto de seguridad pública lo sigue y se encuentran en distintas intersecciones. El vehículo particular se detiene en una luz roja, el móvil de seguridad pública se detiene al lado y, al continuar al camino con luz verde, el vehículo de seguridad pública se cruza al frente no permitiendo el libre acceso. Ante eso el conductor del vehículo particular adelanta y sigue su camino».
A continuación, el galimatías se torna aún más incomprensible:
«Frente esto y constante asedio (…) siento vulnerada nuestra privacidad, intimidad, sobre todo exponer a mi madre, y llamo para consultar el nombre de conductor. Al hacerse público este montaje, veo en esto la maldad, falta de empatía la búsqueda de realizar actos que llaman en lo criminal, exponiéndonos a denostaciones, malos tratos, amenazas, seguimientos, poniendo incluso en riesgo la estabilidad emocional de mi familia completa».
Manifestó que su renuncia, tras más de una década en la municipalidad, obedeció al «acoso constante que recibiría del jefe de personal en ese momento y ciertas situaciones que fueron motivadas por ese quiebre tan rotundo que tuve en ese matrimonio con un funcionario municipal, en el cual no fui ni apoyada por usted (Zhari), ni por ningún director cuando informé ciertas actuaciones».
Sobre el sumario iniciado en su contra por la denuncia de dos emprendedoras, quienes alegaban que se les había solicitado un pago para participar en una feria comunal, la hermana del subsecretario sostuvo que las acusaciones no se referían directamente a ella como quien exigía el dinero, sino que se le incluyó como encargada de la unidad.
Luego de anunciar la infaltable querella contra Zhari, concluyó:
«En las acusaciones se ha actuado sin pruebas fehacientes y falta a la probidad, se han arreglado documentos, corregido fechas e incluso hojas de vida de funcionarios».
Una blanca paloma, alcanzada en pleno pecho, por la felonía de los demás.
Casi tan delirante es la comedia de la renuncia de su hermano.
El 1 de octubre, descartó haber renunciado a su cargo y calificó como una «canallada total» los rumores que lo anticipaban:
«No es cierto. No he presentado renuncia alguna. La canallada es total. El Presidente lo sabe, que ayer le pedí hablar para explicarle la falsedad de las acusaciones, lo injusto de todo lo que ha pasado y que no merezco este trato».
De esa manera salía al paso de declaraciones de la diputada de RN, Catalina del Real, anfitriona de una cena en la que Piñera habría dado la noticia:
«Fue un comentario al pasar del Presidente anoche en mi casa, era una reunión de bancada de Renovación Nacional».
Agregó un tiro con efecto envenenado:
«El Presidente nos comentó que había renunciado, pero no dijo mayores detalles. Si es así habla muy bien del subsecretario Salaberry, porque era un conflicto que le estaba generando al Gobierno. Si él decide dar un paso al costado y solucionar sus temas, está muy bien».
Al día siguiente, Salaberry cambió de opinión, y mediante comunicado de prensa, informó:
«Conocidos los hechos que se me imputan, inmediatamente puse mi cargo a disposición del Presidente de la República, hecho que le reiteré hoy, en reunión con él».
Agregó:
«Le he pedido que acepte mi paso al costado, para poder enfocarme en la defensa de los hechos por todos conocidos y así no empañar su exitosa labor».
Pero faltaba la guinda de la torta:
«Una vez demostrada mi inocencia, estaré a disposición del Presidente de la República donde él estime necesaria mi colaboración para continuar con el éxito de nuestro Gobierno».
No lo vayan a llamar, poh.