Contaminación electromagnética. Nos suena difuso, lejano. Sin embargo, junto con el cambio climático, quizás sea uno de los desafíos ambientales más graves e inmediatos a los que se deba enfrentar nuestra generación.
Han hecho falta más de doscientos años para que los científicos empiecen a hablar de cambio climático. Sin embargo, apenas treinta años después de que se produjera la explosión de las tecnologías inalámbricas ya se han realizado treinta resoluciones firmadas por cientos de científicos y médicos independientes que están alertando de que estas tecnologías, “en niveles miles de veces por debajo de las directrices legales actuales”, son extremadamente dañinas para toda clase de vida [1].
Las principales fuentes de campos electromagnéticos son los teléfonos móviles o inalámbricos, el wifi, las antenas de telefonía, las líneas transporte eléctrico, los transformadores y una amplia gama de electrodomésticos
Hipersensibilidad electromagnética
Dos mil artículos científicos revisados por pares hablan de cáncer, estrés celular, radicales libres dañinos, daños genéticos, cambios estructurales y funcionales del sistema reproductivo, déficit de aprendizaje y memoria, trastornos neurológicos…
Piden reiteradamente que se aplique el principio de precaución antes de que se produzca una “pandemia mundial” y reclaman a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a Naciones Unidas que se creen comités de expertos independientes que estudien posibles soluciones.
Reclaman que se reconozcan la electrohipersensibilidad y la sensibilidad química múltiple como dos manifestaciones de una única patología. E instan a la UE a detener el despliegue de la tecnología móvil de 5ª generación (5G) hasta que se demuestre que no perjudicará a niños, bebés y fetos, pues los actuales 2G, 3G, 4G y el wifi ya están ocasionando graves daños no solo en seres humanos sino también en árboles, huevos, pájaros, abejas y animales salvajes [2] [3] [4] [5].
El Parlamento Europeo en 2009 y el Consejo de Europa en 2011 también reclamaron la aplicación del principio de precaución en sendas resoluciones.
El primero apunta un asunto clave: las compañías aseguradoras ya están aplicando su propio principio de cautela al excluir, de las pólizas de responsabilidad civil que contratan con las operadoras, los posibles daños para la salud de los campos electromagnéticos [5].
El Consejo de Europa aconseja bajar los niveles de intensidad actualmente permitidos (41 V/m) a 0,6 V/m, a medio plazo, y a 0,2 V/m, a más largo plazo. También pide que se creen zonas blancas libres de ondas, que se sustituya el wifi por el cable en las escuelas o los inalámbricos por teléfonos con cable, o que se informe sobre la tasa de radiación y los riesgos para la salud en las cajas de los móviles (un móvil con datos puede tener picos mayores de 6 V/m) [6].
Reacciones de la industria
Las compañías de telecomunicaciones han sido extremadamente hábiles. Por un lado, antes de que organismos internacionales y gobiernos los formaran, han constituido sus propios “comités de expertos”, con científicos directa o indirectamente relacionados con industrias eléctricas, de telecomunicaciones o de seguros.
Este es el caso de la Comisión Internacional sobre Protección Frente a Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP), una organización privada, que determinó los niveles de intensidad ahora permitidos (a partir de la consideración de los efectos térmicos a corto plazo únicamente, y no de los efectos biológicos que producen las exposiciones crónicas), que sirven de referente a la OMS, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a los gobiernos.
También del comité científico para el estudio de los nuevos riesgos para la salud, el SCENIHR, referente para la Unión Europea, con algunos de sus miembros denunciados por conflicto de intereses por sus vínculos con la industria de las telecomunicaciones [7].
O, en España, del Comité Aientífico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) que depende del Colegio de Telecomunicaciones, donde uno de sus miembros presidió una cátedra de Telefónica en la Universidad de Oviedo, otro preside la cátedra del colegio de ingenieros de telecomunicaciones de la Politécnica de Madrid y otro ha sido asesor biomédico del SATI, financiado por empresas de telecomunicaciones.
Intereses de los medios de comunicación
Por otro lado, las compañías de telecomunicaciones se han convertido en accionistas de grupos como Prisa y financian la mayoría de los medios de comunicación a través de la publicidad.
Paralelamente se han constituido lobbies, que no se declaran como tal –en España no existe una ley que los regule–- sino como ONG escépticas, defensoras de “la verdad científica”. Sus miembros, muchos de ellos periodistas, solo citan en sus artículos los informes de los comités anteriormente mencionados, silencian las resoluciones institucionales y científicas que no les interesan, realizan intensas campañas cada vez que se celebra un juicio -–ya se han ganado varios en Europa y España que conceden incapacidades totales a personas electrohipersensibles– o recogen con gran despliegue informativo los informes del CCARS.
Los gobiernos, por su parte, parecen legislar al dictado de las empresas. La Ley de Telecomunicaciones española eliminó la obligatoriedad de obtener licencia ambiental municipal, única herramienta de protección de la salud pública de la que disponían los Ayuntamientos, para sustituirla por una “declaración responsable” ¡de las propias compañías interesadas!
Hace unos meses el CCARS, acompañado por un secretario de Estado y en un salón del Ministerio de Industria, presentó su Informe sobre Radiofrecuencias y Salud 2013-2016 [8], que se entregó a la directora general de Salud Pública (por cierto, el CCARS se autopostuló para formar el Comité asesor sobre radiofrecuencias y salud previsto en la Ley de Telecomunicaciones de 2014). Sus conclusiones afirman que estas tecnologías son inocuas para la salud y que quien afirma ser electrohipersensible sufre un trastorno psiquiátrico que debe ser tratado con terapia.
Fuentes de campos electromagnéticos son los teléfonos móviles o inalámbricos, el wifi, las antenas de telefonía, las líneas transporte eléctrico, los transformadores y una amplia gama de electrodomésticos
Al analizar su contenido se detectan, sin embargo, graves defectos de metodología, forma y fondo que cuestionan su credibilidad e independencia. Hablamos de temas tan graves como manipular y tergiversar el abstract de artículos científicos, la inconsistencia total entre el contenido del estudio y sus conclusiones o la eliminación de artículos científicos que aparecen utilizando sus propios criterios de búsqueda y que contradicen sus tesis.
Científicos como Martín Pall, Chiara De Luca o Dominique Belpomme, entre otros, demuestran la existencia de graves daños celulares, metabólicos o neurológicos en personas electrohipersensibles con pruebas objetivas (encefaloescaner, marcadores genéticos y biológicos). Otros estudios apuntan que el daño se extiende a toda la población y a toda clase de vida [9].
Un enemigo invisible
El impacto de estas tecnologías sobre la salud puede ser mayor que el del tabaco. El 100 % de la población o las utiliza o, en todo caso, sufre pasivamente sus efectos, incluso en su propia casa. Las compañías aseguradoras no se responsabilizan de los daños que ocasionen. Y, en una huida hacia delante de imprevisibles consecuencias, no se reconoce que el problema existe y se siguen desplegando sin ningún tipo de prevención. El doctor Pall explica que no se trata de prescindir de estas tecnologías, sino de racionalizar su uso y de investigar para mitigar sus efectos adversos.
Sin embargo, la ciudadanía, totalmente enganchada a las tecnologías inalámbricas y completamente ignorante, no solo no se preocupa ni ocupa del asunto, sino que demanda cada vez más conexión, más rapidez, más potencia. Lo que no sale en los medios de comunicación no existe. Y lo que no se conoce, no se reconoce. Ya se ocupan algunos de que así sea.
Un laboratorio vivo
Al cierre de esta edición, una noticia traía a primer plano nuestra preocupación sobre el tema de la contaminación electromagnética.
A finales de enero, Telefónica anunció [10] su intención de iniciar ya el despliegue de la quinta generación de tecnología inalámbrica de telecomunicación, el llamado 5G.
Las ciudades “elegidas” para realizar lo que la propia compañía define como un gran experimento al catalogarlas como “un gran laboratorio vivo de las capacidades del 5G” son Segovia y Talavera de la Reina (Toledo), que durante tres años (2018-2020) verán desplegarse la nueva red.
Asistimos a una nueva vuelta de tuerca del tornillo tecnológico, que parece tener bula para la expansión ilimitada, sin que las administraciones den garantía de inocuidad para la salud.
Este proyecto se ha decidido sin que la ciudadanía tenga información. Lo único que se ha dicho es el ‘privilegio’ que supone disfrutar de “servicios turísticos con realidad virtual y aumentada, automatización y digitalización de los procesos industriales, masificación del Internet de las cosas, telemedicina, gaming en movilidad o control remoto de drones”.
Parece que todo son ventajas y servicios de primera necesidad, ante los cuales queda en nada la sospecha de que aumentar la exposición obligada a nuevas frecuencias e intensidades de radiofrecuencia pueda provocar afecciones a la salud.
El principio de precaución es un concepto molesto e inútil.
Fuente: Ecologistas en Acción
Notas:
[1] http://cemyelectrosensibilidad.blogspot.com.es/p/llamamientos-cientificos-y-medicos.html
[2] Informe Bioinitiative. http://www.bioinitiative.org/
[3] Llamamiento internacional: Los científicos piden protección frente a la exposición a los campos electromagnéticos no ionizantes. https://EMFscientist.org.
[4] Declaración Científica Internacional de Bruselas sobre electrohipersensibilidad y sensibilidad química múltiple, 2015. https://es.scribd.com/doc/279708910/Declaracion-Bruselas-2015-ES
[5] EU 5G appeal. http://peccem.org/DocumentacionDescarga/Cientificos/Declaraciones/Scientist.warn-EU.for.5G.es.170913.pdf
[6] Resolución del Parlamento Europeo, de 2/04/2009, sobre las consideraciones sanitarias relacionadas con los campos electromagnéticos. http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P6-TA-2009-0216+0+DOC+XML+V0//ES
[7] Resolución 1815 (2011) de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa: Peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos sobre la salud. http://avaate.org/spip.php?article2162
[8] Queja a la Comisión Europea por SCENIHR: http://www.iemfa.org/wp-content/pdf/Complaint-to-the-European-Commission-SCENIHR-2015-07-31.pdf
[9] Informe sobre Radiofrecuencias y Salud (2013-2016). Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) http://ccars.org.es/attachments/article/158/Informe%20CCARS%20Radiofrecuencia%20y%20Salud%202016.pdf
[10] https://www.telefonica.com/es/web/sala-de-prensa/-/telefonica-lidera-el-camino-al-5g-con-despliegues-en-dos-ciudades-espanolas
Llamamiento de Reikiavik: científicos advierten riesgos de salud por exposición a la radiofrecuencia
Nosotros, los abajo firmantes, manifestamos nuestra preocupación por la salud y el desarrollo de nuestros niños/as en las escuelas con la aplicación de la tecnología inalámbrica para la enseñanza. Una gran cantidad de estudios científicos evidencian considerables riesgos médicos debidos a la exposición a largo plazo a la radiación de radiofrecuencias (RFR) de redes y dispositivos inalámbricos; muy por debajo de los niveles de referencia recomendados por la Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP).
Pedimos a las autoridades que asuman su responsabilidad por la salud y el bienestar futuros de nuestros niños y niñas.
En mayo de 2011, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó la radiación de radiofrecuencias (RFR) como carcinógeno del Grupo 2B; es decir, «posiblemente» carcinógeno para los seres humanos.
Desde entonces, más estudios científicos sobre la exposición a RFR en humanos, animales y material biológico han fortalecido su asociación a un mayor riesgo de cáncer, especialmente de tumores cerebrales.
Varios estudios de laboratorio han demostrado efectos mecánicos en la carcinogénesis como el estrés oxidativo, la regulación a la baja del ARN mensajero y el daño al ADN con roturas de una sola cadena.
La clasificación de cancerígeno por la IARC incluye todas las fuentes de RFR. La exposición procedente de estaciones base de telefonía móvil, puntos de acceso Wi-Fi, teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles y tabletas puede ser a largo plazo, a veces todo el día, tanto en casa como en la escuela.
Para los niños/as este riesgo se puede acentuar debido al efecto acumulativo de su uso a lo largo del resto de su vida. Además, las células en desarrollo e inmaduras pueden ser más sensibles a la exposición a RFR.
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Ningún organismo de salud ha determinado ningún nivel seguro de esta radiación y, por lo tanto, no tenemos garantías de seguridad. Además del riesgo de cáncer, las RFR también pueden afectar a la barrera hematoencefálica haciendo que se abra y permita la entrada de moléculas tóxicas en el cerebro, dañar neuronas del hipocampo (el centro cerebral de memoria), regular al alza o a la baja proteínas del cerebro esenciales para el metabolismo, la respuesta al estrés y la neuroprotección del cerebro y afectar a los neurotransmisores.
Se han observado más defectos en la cabeza y daños en el ADN de los espermatozoides expuestos a Wi-Fi.
Las RFR pueden incrementar el estrés oxidativo en las células y llevar a un aumento de las citoquinas [1] pro-inflamatorias y reducir la capacidad para reparar roturas de una sola fila y de doble fila en el ADN.
También se han demostrado deficiencias cognitivas en el aprendizaje y la memoria. Los resultados de las encuestas de PISA de la OCDE en lectura y matemáticas muestran resultados decrecientes en los países que más han invertido en introducir computadoras en la escuela.
Multitarea, demasiadas horas delante de la pantalla, menos tiempo para contactos sociales y actividades físicas, riesgo de dolores de cuello y espalda, sobrepeso, problemas de sueño y adicción a las tecnologías de la información y comunicación (TIC) son algunos de los riesgos conocidos y efectos secundarios de las TIC.
Todos ellos en marcado contraste con los tan proclamados, pero en gran medida no probados, posibles beneficios. Pedimos a las autoridades escolares de todos los países que adquieran conocimientos sobre los riesgos potenciales de las RFR para el crecimiento y desarrollo de los niños/as.
La promoción de tecnologías educativas cableadas es una solución más segura que la potencialmente peligrosa exposición a la radiación inalámbrica. Les pedimos que sigan el principio ALARA (tan bajo como razonablemente sea posible) y la Resolución 1815 del Consejo de Europa para adoptar todas las medidas razonables para reducir la exposición a RFR.
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Reglas prácticas para las escuelas con respecto a los niños/as y la tecnología inalámbrica:
– No debe haber redes inalámbricas en preescolar, guarderías y escuelas.
– Se recomienda una conexión directa por cable en cada aula para uso del profesor durante las clases.
– Dar preferencia a los teléfonos fijos para el personal de preescolar, guarderías y escuelas.
– Dar preferencia a la conexión por cable a Internet y a impresoras en las escuelas y desactivar la configuración Wi-Fi en todos los equipos.
– Dar preferencia a los ordenadores portátiles y tabletas que se pueden conectar por cable a Internet.
– No se debe permitir que los estudiantes usen teléfonos móviles en las escuelas. Pueden dejarlos en casa o que el profesor los recoja en modo apagado antes de la primera clase de la mañana.
Conferencia internacional de Reykjavik (Islandia) sobre las niñas y niños, el tiempo de permanencia ante las pantallas y la radiación inalámbrica,
24 de febrero de 2017
[Ver vídeos de la jornada en: https://ehtrust.org/science/key-scientific-lectures/2017-reykjavik-conference-technology-wireless-radiation-childrens-health/]
Firmantes:
Lennart Hardell, MD, PhD (speaker)
Department of Oncology, Faculty of Medicine and Health,
Örebro University, SE-701 82 Örebro, Sweden.
e-mail: lennart.hardell@regionorebrolan.se
Cris Rowan, BScOT, BScBi, SIPT (speaker) CEO Zone’in Programs Inc. and Sunshine Coast Occupational Therapy Services Inc. 6840 Seaview Rd, Sechelt, BC Canada V0N3A4
Tarmo Koppel, PhD candidate (speaker) Department of Labour Environment and Safety Tallinn University of Technology, SCO351 Ehitajate tee 5, 19086 Tallinn, Estonia, e-mail: tarmo.koppel@ttu.ee
Lena Hedendahl, MD, Independent Environment and Health Research Luleå, Sweden.
Michael Carlberg MSc, Department of Oncology, Faculty of Medicine and Health, Örebro University, SE-701 82 Örebro, Sweden.
Johan Wilhelmson, MD, Sweden.
Ulrika Åberg MD, Sweden.
Mikko Ahonen, PhD, Sweden.
Mona Nilsson, Chairman Swedish Radiation Protection Foundation, Sweden.
Gabriella Ahlgren, Chairman, Vågbrytaren, Sweden.
Gunilla Ladberg, PhD, Vågbrytaren, Sweden.
Rainer Nyberg, EdD, Professor emeritus, Finland.
Marjukka Hagström, Senior Specialist, LL.M., M.Soc.Sc., Finland.
Solveig Glomsrød, Chairman, Association of electro-hypersensitive, Norway.
Thomas Middelthon, Chairman, Citizens´ Radiation Protection, Norway.
Sissel Halmøy, Chair, International EMF Alliance, Norway.
Ernesto Burgio, Pediatrician, ECERI European Cancer and Environment Research Institute (Bruxelles), Belgium.
Franz Adlkofer, Professor, Germany.
Peter Ohnsorge, Dr Med, Germany.
Peter Hensinger, M.A., diagnose:funk, German consumer-rights organization.
Dr. Fiorella Belpoggi, Director of the Research Department, Ramazzini Institute, Italy.
Pedro Belmonte, Area of Electromagnetic Pollution of Ecologistas en Acción, Spain.
Gerd Oberfeld, MD, Public Health Dept. Salzburg Government, Austria.
Theodore Metsis, PhD, Electrical-Mechanical-Environmental Engineer-Consultant, Athens, Greece.
Stella Canna Michaelidou, Dr, President of the National Committee on Environment and Children’s Health, Knossou 14, Nicosia 1086, Cyprus.
Yael Stein, Dr, MD, Hadassah Medical Center, Jerusalem, Israel.
Igor Belyaev, Dr.Sc. Cancer Research Institute, BMC SAS, Slovak Republic.
Eileen O’Connor, Director, EM Radiation Research Trust, UK.
David Gee, Visiting Fellow, Institute of Environment, Health and Societies, Brunel University, UK .
Gabriel Millar, Teacher, activist organiser of 6 public meetings on the subject of wireless radiation in Stroud, Gloucestershire, UK .
Oleg A. Grigoriev, DrSc., PhD, Russia.
Yury G. Grigoriev, Professor, M. Dr Sci. Russia.
David Carpenter, MD, Professor, USA.
James Huff, PhD, USA.
Peter F. Infante, D.D.S, Dr.P.H., F.A.C.E. USA .
Cindy Sage, MA, Sage Associates, Co-Editor, BioInitiative Reports, USA.
Ellie Marks, Director, California Brain Tumor Association, San Francisco, CA, USA.
L. Lloyd Morgan, Senior Research Fellow, Environmental Health Trust, USA.
Theodora Scarato MSW, Environmental Health Trust, USA.
Cecelia Doucette, Technology Safety Educator, USA.
Scott Eberle, M.D., USA.
Ann Yeawon Lee, MD, USA.
Barry Castleman, ScD, Environmental Consultant, USA.
Toril Jelter, MD, MDI Wellness Center in Walnut Creek, CA, USA.
Angela Tsiang, Engineer, USA.
Sam Parish, Forensic Engineer, Providence, RI, USA.
Camilla Rees, MBA, ElectromagneticHealth.org. USA.
Dianne Wilkins, Mrs, Paralegal, Maine, USA.
Elizabeth Doonan, USA, Maryland for Safe technology, USA.
Elizabeth Kelley, MA, Former Managing Director, International Electromagnetic Safety Alliance, USA.
Olga Sheean, BA Hons degree, Canada.
Daniel Berman, MSW, Vancouver, Washington, Board Member, Wireless Education Action, Canada.
Pedro Gregorio, M.Eng, Canada.
Laureen Maurizio, Medically Retired, Port Franks,Ontario Canada.
Lucie Montpetit, occupational therapist working with EHS, ME and FM patients. Canada.
Anthony B. Miller, MD, FRCP, Professor Emeritus, Canada.
Cathy Veris, Mississauga, Ontario, Canada.
Janis Hoffmann, Parents for Safe Schools, Canada.
Sharon Noble, Director, Coalition to Stop Smart Meters, Director, Citizens for Safe Technology, Victoria, British Columbia, Canada.
Petrina Gregson, retired teacher, B of Mus, MA, Petrina Gregson/Crane, 5412 Clearwater Valley Rd, Clearwater, BC, V0E 1N1, Canada.
Alvaro Augusto de Salles, Ph. D., Professor, Brazil.
Don Maisch PhD, Australia.
Linda Jones, Stop Smart Meters Australia, Victoria, Australia Greg Jones, Stop Smart Meters Australia, Victoria, Australia.
Lyn McLean, Director, EMR Australia PL 5.
Apéndice para lecturas adicionales.
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– Calvente I, Pérez-Lobato R, Núñez MI, Ramos R, Guxens M, Villalba J et al. Does exposure to environmental electromagnetic fields cause cognitive and behavioral effects in 10-year-old boys? Bioelectromagnetics. 2016; 37:25-36.
– Council of Europe (2011).Résolution 1815 (2011): The potential dangers of electromagnetic fields and their effect on the environment. http://assembly.coe.int/nw/xml/XRef/Xref-XML2HTMLen.asp…&
-Coureau G, Bouvier G, Lebailly P, Fabbro-Peray P, Gruber A, Leffondre K, et al. Mobile phone use and brain tumours in the CERENAT case-control study. Occup Environ Med. 2014; 71:514-522.
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Fuente: https://app.box.com/s/m8gi89wygtkc46515yd5pcgevc1sl84q
Notas:
[1] Las citoquinas son un conjunto de proteínas que regulan interacciones de las células del sistema inmune.