«Ninguna mujer de nuestro país puede ser tratada de manera discriminatoria por su fertilidad», enfatizó la Presidenta Michelle Bachelet y preguntó: ¿No les parece absurdo que el embarazo sea tratado como una enfermedad al momento de contratar un seguro de salud?». Con estas palabras la mandataria reforzó el fundamento que tuvo su gobierno al decidir poner fin al embarazo como preexistencia para acceder a un plan de salud en una isapare. La medida la anunció el martes18, el mismo día de su entrada en vigor y la respuesta de los reepresentantes del sistema privado de salud no se hizo esperar. De inmediato, la asociación que agrupa a los dueños de estas entidades expresó su rechazo, señalando su preocupación por «los mayores costos» que según ellos implicará terminar con la discriminación.
La disposición elimina las regulaciones restrictivas en el sentido que los embarazos debían declararse como preexistencias al momento de suscribir el contrato, lo que limitaba a las mujeres a cambiarse de plan o de institución con la misma facilidad que los hombres. Además, se les otorgaba una cobertura proporcional si no informaban oportunamente de su embarazo.
En caso que una mujer llegue a una isapre «embarazada sin darse cuenta, no se podrá privar o excluir de cobertura, ni tampoco se le podrá poner fin a su contrato», explicó la Presidenta Bachelet en la presentación de la medida.
Precisó que «la subsecretaría de Salud exigirá a las isapres que expresen con letra clarita las restricciónes del plan». Con esto «lo que estamos haciendo es sincerar el sistema, porque las mujeres deben tener claro qué se cubre y qué no».
La reacción de las Isapres fue inmediata. Un comunicado emitido por la Asociación que las agrupa aseveró que esta modificación traería mayores gastos en el sector privado y agregó que.»hasta el momento, no conocemos los aspectos técnicos del cambio anunciado, pero vemos con enorme preocupación estas imprevistas modificaciones a las reglas del juego del sector privado, sin participación de la opinión técnica de las empresas involucradas».
La ministra de Salud, Helia Molina, en respuesta al planteamiento de la Asociación frente a la medida gubernaamental, declaró no entender «por qué va a afectar los precios».
«La verdad es que no entiendo por qué va a afectar tanto los precios si en el fondo lo único que estamos haciendo es que cuando a una persona se le pregunte si tiene una enfermedad preexistente no se involucre como tal el embarazo, que es un proceso natural».
«Pensamos, como gobierno, que si queremos ir avanzando hacia la equidad de género tenemos que empezar a destrabar, descomprimir y que se deje de pensar que estar embarazada es una molestia para la sociedad y para los seguros de salud», concluyó.
La titular de Salud, destacó que «la Presidenta anunció nada más que se borra de la lista de preexistencia el embarazo. El embarazo no es una enfermedad, es algo transitorio, fisiológico (…)». Añadió además que «ya discriminan los seguros privados a la mujer cuando está en edad fértil. En eso nosotros no podemos intervenir, pero sí podemos normar de que el embarazo no aparezca en la lista de preexistencia».
Luego de la eliminación del embarazo como preexistencia para un contrato en una isapre, el superintendente de Salud, Sebastián Pavlovic, se refirió a la supuesta alza de costos en los planes que traería consigo esta medida, además de la no participación de las isapres previo a la reforma.
«Las mujeres ya hoy día están pagando un sobreprecio por su condición de mujer, especialmente cuando están en edad fértil. Hoy día una mujer de 30 años, en edad fértil, probablemente pague 2, 3 ó hasta 4 veces lo que paga un hombre por un plan con similares características. Creemos que no debería tener un impacto mayor en el alza de precios», puntualizó Pavlovic, agregando que «las isapres ya han calculado la posibilidad de que las mujeres se embaracen».
En cuanto a la «no participación de la opinión técnica de las empresas involucradas», el superintendente señaló que generalmente no dan cuenta de sus medidas a los entes que fiscalizan.