Mucha gente se pregunta por qué Piñera, con un patrimonio personal arriba de US$ 2.800 millones, se expone al ridículo, la vergüenza y a explicaciones que nadie cree, por ahorrarse el chocolate del loro, como pasar de contrabando a sus hijos en el reciente viaje a China, o evadir contribuciones por su casita en el lago Caburga.
La respuesta es que Piñera ostenta una fortuna de US$ 2.800 millones, según el último ranking de la revista Forbes, que lo sitúa como el quinto de los multimillonarios chilenos, y el Nº 804 a nivel mundial, porque no ha dejado de echar mano a ninguno de los recursos, mecanismos y martingalas que permiten la acumulación de capital, sean ilegales, legales o al filo del reglamento.
El ejemplo arquetípico de los primeros es la estafa a los ahorrantes del Banco de Talca, mientras se desempeñaba como gerente general, en 1981, que según versiones periodísticas, le reportó un capital originario de al menos US$ 2 millones de la época.
Entre las actividades legales, se cuentan operaciones especulativas en gran escala, como la compra o venta de abultados paquetes accionarios, de empresas tales como Lan Chile, Enersis-Endesa, SQM y Exalmar, entre otras; si bien de una legalidad bien entre comillas, toda vez que en la totalidad de los casos fue acusado de utilizar información privilegiada.
La zona gris, aquella que transita por el filo del reglamento, comprende operaciones para evadir o eludir impuestos, tales como la construcción de densas redes familiares de sociedades de inversión; la inversión de cuantiosos recursos en paraísos fiscales; la compra de empresa quebradas para acreditar pérdidas en forma artificial y así rebajar carga tributar, y la utilización de beneficios o exenciones tributarias, normalmente destinadas a otros fines, como el ahorro de contribuciones en su predio del lago Caburga.
Si bien no necesariamente por sus montos, este caso es singular y merece un atento examen, puesto que revela, con la exactitud de un pantógrafo, la personalidad de Piñera y su costumbre de ir por todos los balones, vayan por arriba, por abajo o a media altura.
El reportaje Caburgua: SII calcula en $19 millones deuda de Piñera por contribuciones, revela que el Servicio de Impuestos Internos, SII, revaluó la propiedad de Piñera desde $12 a casi $400 millones, de los cuales $362 quedaron afectos a impuestos.
En virtud de ese revalúo y con base a una solicitud de información a la Tesorería General de la República, el reportaje consigna que Piñera adeuda, por concepto de contribuciones, un total de $19.121.646, que debe cancelar a más tardar el 30 de junio de este año.
Tratándose de Piñera, es fácil imaginar que se está cortando las venas por tamaño desembolso.
Lo increíble, aunque en segunda reflexión no lo sea, es que antes del nuevo cálculo del servicio, y durante treinta años, Piñera canceló cerca de $500 por concepto de contribuciones, puesto que nunca tramitó la recepción definitiva de los cientos de metros cuadrados construidos en el terreno de 20 hectáreas, a pesar de que, por ley, estaba obligado a hacerlo.
En ausencia de ese trámite, como se dijo, de exclusiva responsabilidad de Piñera, el SII nunca pudo calcular el avalúo real y por lo tanto el monto a pagar por impuestos; lo cual significa, en buenas cuentas, que la deuda real de Piñera -mas allá de que nunca la pagará- es mucho mayor que esos $19 millones calculados por la Tesorería. .
El reportaje recuerda que, cuando se conoció la irregularidad, la vocera de Gobierno Cecilia Pérez indicó:
“Faltan algunos trámites para realizar la recepción municipal, por lo que, cuando ello ocurra, se pagarán las contribuciones con efecto retroactivo”.
Sin embargo, eso tampoco es real, puesto que, consultado el SII por El Dínamo, respondió que, en situaciones como esta el servicio solo puede cobrar con un efecto retroactivo de tres años:
“Cuando se verifican modificaciones en un predio, tales como obras y construcciones no declaradas oportunamente, la ley faculta al SII para tasarlas y cobrar las diferencias de impuestos correspondientes con una retroactividad de hasta tres años, a través de un giro suplementario de contribuciones”.
Además, el Ejecutivo aún no informa respecto de si las construcciones alojadas en las 20 hectáreas de terrenos tramitaron su recepción definitiva; por lo que la Tesorería aún no registra nuevos pagos de contribuciones.
Esta irregularidad se suma a la concesión marítima asociada al mismo terreno, beneficio que el Presidente comenzó a tramitar durante su primer gobierno, logrando el visto bueno de diversas autoridades subordinadas a él mismo.
En ella, Piñera instaló un quincho, rampas y una cancha de tenis, que nada tienen que ver con los propósitos de fomento productivo, que persigue este tipo de concesiones.
Como sea, el hecho es que el país está gobernado por un tramposo, falsario y sinvergüenza.
Lo peor es que ningún chileno puede alegar ignorancia, cuando votó por él para Presidente, y encima por segunda vez.
Un motivo más para protestar, este jueves 30 de mayo a las 18:00 hrs., en todas las plazas del país.
Contribuciones, las dos caras de la moneda
por Ricardo Riquelme Alvaro (*)
Aunque el término “contribución” se refiere a la entrega de un aporte voluntario, dicha denominación se asigna a los impuestos territoriales, los que constituyen un gravamen al propietario de un bien raíz.
Las contribuciones son un impuesto al patrimonio y afectan principalmente a los ciudadanos de ingresos medios, cuyos ahorros después de años de trabajo están compuestos básicamente por sus fondos de pensiones y sus bienes raíces.
La base del impuesto territorial corresponde al avalúo fiscal, que es un valor asignado por el Servicio de Impuestos Internos (SII) a la propiedad.
Para un contribuyente de nuestra vapuleada clase media el pago de las contribuciones se inicia desde que comienza a habitar su bien raíz, vale decir al poco tiempo de aprobado su crédito hipotecario para la vivienda.
El impuesto territorial se cobra sagradamente en cuatro cuotas al año (abril, junio, septiembre y noviembre) y el no pago de las contribuciones durante un año corrido obliga a la cancelación de la deuda al contado o en su defecto a repactar con la Tesorería General de la República.
La morosidad en la cancelación de las contribuciones puede significar el embargo de una propiedad y en última instancia esta incluso puede ir a remate.
Por otra parte, cuando la situación económica lo permite, hay ciudadanos que se aventuran en la adquisición de un terreno con el propósito de construir una segunda vivienda. Con ello la primera obligación que se contrae es el pago del impuesto territorial por el bien raíz.
Llegado el momento de edificar se da inicio a un proceso que tiene sus complejidades, ya que comprende la elaboración de proyectos, la contratación de mano de obra, técnicos, profesionales, etc. Y en general los terrenos urbanizados y las parcelas -aisladas o en condominio- son bastante accesibles y por lo mismo factibles de ser fiscalizados por parte de la autoridad, así que más temprano que tarde el propietario se verá en la necesidad de legalizar su cabaña o casa de descanso. Para lo cual se tendrá que dar inicio a la obtención del permiso de edificación y una vez finalizada la obra, a la solicitud de la recepción final del inmueble ante la Dirección de Obras correspondiente.
Considerando que al finalizar dicho del proceso, el SII procederá al reavalúo del bien raíz incluyendo la edificación, con lo que a contar de ese momento se sumará el cobro de un suplemento en la recaudación de contribuciones.
Mientras que desde el otro lado nos encontramos con quienes viven una situación de privilegio, nos referimos a quienes detentan el poder económico en nuestro país y cuya situación por cierto que es radicalmente distinta. No podemos dejar de considerar que el predicamento que rige el accionar de estos personeros suele ser el de “economía es riqueza”, lo que les lleva en muchas ocasiones a priorizar la reducción del gasto por sobre otro tipo de consideraciones.
Por ello no nos debe sorprender cuando trasciende la noticia de un multimillonario recurriendo a prácticas algo intrincadas, al punto de llegar a eludir el cumplimiento de sus compromisos legales como ciudadano, como ha ocurrido con Sebastián Piñera Echeñique, quien el año 1987 adquirió un terreno de 20 hectáreas (200.000 m2), a orillas del lago Caburgua.
Al año siguiente solicitó el permiso de edificación para la construcción de una vivienda de descanso de 698 m2, pero por lo que se ha logrado constatar, llegado el momento de solicitar la recepción final de las obras, simple y llanamente el proceso se congeló.
Inexplicable determinación, para quienes acostumbran a mantener todo en regla, pero recordemos que hay quienes no están dispuestos a transar en el apego a su doctrina. Particularmente si con ello se logra posponer la retasación fiscal del inmueble y la actualización del avalúo de la propiedad, para así evitar el cobro del suplemento en el impuesto territorial por un plazo indefinido.
Por lo demás, hay que tener en cuenta que, si bien es efectivo que el pago de los cobros suplementarios que corresponden a las diferencias en las contribuciones se pueden pagar de forma retroactiva, de acuerdo a Ley Sobre Impuesto Territorial dicha retroactividad no podrá superar los tres años.
Así que, si bajo estas circunstancias alguien manifiesta abiertamente la intencionalidad de cancelar una deuda importante de forma retroactiva, lo más probable es que se trate sólo de una declaración de buenas intenciones, ya que para ello se establece un plazo de tiempo limitado por ley.
Sin duda que al tratarse de inversiones significativas estamos hablando de cuantiosas sumas de dinero, las cuales como en el caso de las contribuciones pueden implicar privar al resto de la ciudadanía de aportes destinados a mejorar su calidad de vida, ya que la recaudación por concepto de contribuciones finalmente se distribuye a todas las municipalidades del país.
¿De qué otra forma podríamos llegar a entender dicho proceder?; considerando que nos encontramos ante un impuesto fácil de implementar, sencillo de recaudar y simple para fiscalizar, lo que en teoría convierte a las contribuciones de bienes raíces en un impuesto de muy difícil evasión.
(*) Arquitecto independiente
Fuente: Piensa Chile
Está en el adn de Piñera ser un pillo y sinvergüenza. Que lástima que tantos fachitos arribas e ignorantes voten pir él y mad encima lo justifiquen
El mundo al revés como dicen! 5 años de estudios para que sigan dando las mismas noticias y desprestigiando al presidente. Eleven el nivel se los digo con el máximo respeto. Tirarle basura al presidente sea de nuestro gusto o no, no ayuda al pais. Intentemos un chile diverso pero mas amigable. Paremos las divisiones y las odiosidades y hagamos el intento de dejarles un mejor pais a nuestros hijos y nietos
Las razones que da para terminar con todo esto, son justamente, las razones para continuar y que dejen de robar, eludir y sinvergüenciar.
Una verguenza…..
Estimados esto es recurrente en varios personajes de la clase política, lo digo con base debido que fui un funcionario público y producto de ver muchas hipocresías e irregularidades me retiré hace unos 10 años ejerciendo una actividad independiente como profesional.
Entonces que no nos asombre estás actitudes de nuestras autoridades.