Poco antes de cumplirse el 40º aniversario del derrocamiento del presidente Salvador Allende, nuevas desclasificaciones de documentos secretos destacan el papel decisivo de EE.UU. mientras Richard Nixon era presidente y Henry Kissinger, asesor en asuntos de seguridad nacional. Entre ellos, los planes de Pinochet para abortar el Plebiscito de 1988.
Peter Kornbluh, que impulsó los esfuerzos de desclasificar más de 20.000 documentos secretos que revelaban el papel de la CIA y la Casa Blanca en el golpe chileno, analiza cómo Nixon y Kissinger respaldaron el derrocamiento de Allende por vía militar y luego ofrecieron apoyo decisivo, mientras se cometían atrocidades para cementar el poder recién conseguido.
Kornbluh es autor de un libro recientemente actualizado, “The Pinochet File: A Declassified Dossier on Atrocity and Accountability” (El archivo Pinochet: un expediente desclasificado sobre las atrocidades y las responsabilidades), y director del Proyecto de Documentación de Chile del Archivo de Seguridad Nacional.
En 1970, el subdirector de plantes de la CIA escribió en un memorando secreto:
“Es política firme y continua que Allende sea derrocado mediante un golpe. Es imperativo que estas acciones se implementen de manera clandestina y segura para que el gobierno de EE.UU. y la mano estadounidense estén bien escondidos”.
Ese mismo año el presidente Nixon ordenó a la CIA “hacer que la economía grite” en Chile para “evitar que Allende llegue al poder o para derribarlo”.
También nos acompaña Juan Garcés, ex asesor personal de Allende que luego condujo los esfuerzos legales exitosos para detener y juzgar al líder del golpe de Estado, Augusto Pinochet.
Transcripción
AARON MATÉ: Quería preguntarle sobre el rol de Estados Unidos en todo esto. Veamos una grabación del discurso del presidente Richard Nixon en marzo de 1972, reconociendo que había dado instrucciones para “llevar a cabo cualquier tipo de acción similar a lo de la República Dominicana” para impedir que Salvador Allende, el presidente electo de Chile, asumiera el cargo. La conversación telefónica fue capturada por el sistema de grabación secreto de la Oficina Oval de la Casa Blanca. En este audio, escuchamos al presidente Nixon decirle a su secretario de prensa, Ron Ziegler, que había dado órdenes al embajador de EE.UU. en Chile para destruir la democracia chilena, pero “él simplemente fracasó… Debería haber evitado que Allende fuera presidente”.
Escuchemos.
PRESIDENTE NIXON: Sí.
OPERADOR: Sr. Ziegler.
RON ZIEGLER: Sí, señor.
PRESIDENTE NIXON: ¿Qué tenemos? ¿Dijiste algo, Ron, con respecto a la participación de la Corporación ITT en Chile? ¿Cómo manejaste…?
RON ZIEGLER: El Departamento de Estado se ocupó de eso hoy.
PRESIDENTE RICHARD NIXON: Ah, ¿lo hicieron?
RON ZIEGLER: Sí, señor.
PRESIDENTE RICHARD NIXON: ¿Qué hicieron? ¿Negarlo?
RON ZIEGLER: Lo negaron, pero fueron cautelosos sobre cómo abordaron la declaración de [el exembajador Edward] Korry, porque tenían miedo de que pudiera ser contraproducente.
PRESIDENTE RICHARD NIXON: ¿Por qué? ¿Qué dijo Korry?
RON ZIEGLER: Korry dijo que había recibido instrucciones para hacer algo similar a lo de la República Dominicana…supuestamente dijo eso.
PRESIDENTE RICHARD NIXON: ¿Korry dijo eso?
RON ZIEGLER: Correcto.
PRESIDENTE RICHARD NIXON: ¿Cómo fue eso? ¿Él hizo eso público?
RON ZIEGLER: [El periodista] Jack Anderson recibió eso de alguna fuente. Al Haig está sentado conmigo ahora.
PRESIDENTE RICHARD NIXON: Ah, sí.
RON ZIEGLER: Era un informe contenido en un documento…
PRESIDENTE RICHARD NIXON: Ah, sí.
RON ZIEGLER: de la ITT, pero…
PRESIDENTE RICHARD NIXON: Bueno, lo fue. Él recibió esas instrucciones.
RON ZIEGLER: Bueno, pero…
PRESIDENTE RICHARD NIXON: Yo esperaba que… pero él simplemente fracasó, el hijo de [bip]. Ese es su gran problema. Debió haber impedido que Allende asumiera la presidencia.
RON ZIEGLER: De cualquier manera, el Departamento de Estado lo ha negado hoy…
PRESIDENTE RICHARD NIXON: ¿Lo está manejando el Departamento de Estado?
RON ZIEGLER: …y se refirieron a sus comentarios sobre América Latina, Chile y…
PRESIDENTE RICHARD NIXON: Sí, está bien.
RON ZIEGLER: …usted solo se refiere a eso una vez.
PRESIDENTE RICHARD NIXON: Bien, está bien.
RON ZIEGLER: Sí, señor.
PRESIDENTE RICHARD NIXON: Correcto.
AARON MATÉ: Ese era el presidente Nixon hablando en 1972. Peter Kornbluh del Archivo de Seguridad Nacional, ¿puede explicarnos de qué habla Nixon en este audio y ponerlo en contexto con el rol que tuvo EE.UU. en la desestabilización de la economía en Chile?
PETER KORNBLUH: Richard Nixon y Henry Kissinger lanzaron un ataque preventivo contra Salvador Allende. Decidieron impedir que asumiera la presidencia de Chile. Allende no había pisado el Palacio de la Moneda aún, cuando Nixon y Kissinger simplemente decidieron cambiar el destino de Chile. Nixon le ordenó a la CIA hacer que la economía chilena gritara de dolor, usando todos los recursos humanos necesarios.
El primer plan era impedir que Allende asumiera como presidente. Cuando ese plan falló, después del asesinato del comandante en jefe chileno René Schneider, detrás del cual estuvo EE.UU., Kissinger habló con Nixon y le dijo:
“Allende ahora es presidente. El Departamento de Estado cree que podemos coexistir con él, pero quiero asegurarme de que les dirá a todos en el Gobierno de EE.UU. que no podemos permitir que tenga éxito, porque tiene legitimidad. Fue elegido democráticamente. Supongamos que otros gobiernos deciden seguir sus pasos, un Gobierno como el de Italia, por ejemplo. ¿Qué haremos entonces? ¿Qué vamos a decir cuando otros países comiencen a elegir democráticamente a otros Salvadores Allendes? El equilibrio de poder mundial cambiará”, le escribió a Nixon en un documento secreto, “y nuestros intereses en él cambiarán profundamente”.
AMY GOODMAN: Háblenos sobre el papel de Kissinger. Recientemente, la gente ha visto a Stephen Colbert bailar a su alrededor. Henry Kissinger, quien aún está vivo, es considerado un anciano estadista por la mayoría de la prensa en EEUU. Denos un poco de perspectiva sobre su rol.
PETER KORNBLUH: Acabo de regresar de Chile en donde participé en varios programas de televisión, y en todos me dijeron: “estamos tratando de que nuestra gente rinda cuentas por las atrocidades que tuvieron lugar durante el régimen de Pinochet, pero ¿por qué no se puede hacer que Henry Kissinger rinda cuentas por sus actos? ¿Por qué EE.UU. no ha rendido cuentas por el rol que jugó en las atrocidades que se cometieron en Chile, comenzando con el golpe mismo y luego pasando por la represión que siguió?”
Y Kissinger no solo es el sobreviviente más importante del equipo creador de las políticas de esa época, cuando revisas los documentos desclasificados que se presentan en el libro “Pinochet: los archivos secretos” verá que es la figura más importante en la creación de las políticas para derrocar a Allende y luego, aún más, para dar apoyo a Pinochet y a las violaciones a los derechos humanos que siguieron. Kissinger tenía asistentes que le decían:
“Es impropio que EE.UU. intervenga en un país donde nuestros intereses de seguridad nacional no están amenazados”.
Y él los ignoró.
“No, no podemos. No podemos permitir este fenómeno de imitación, tenemos que evitar que Allende tenga éxito”. Tenía asistentes que conversaron con él un día después del golpe de Estado, que le dijeron: “Estamos recibiendo informes de que hay 10.000 cadaveres en las calles. La gente está siendo asesinada. Y él respondió: “Ve y dile al Congreso que este nuevo régimen militar es mejor para nuestros intereses que el viejo Gobierno en Chile”.
Y tenemos este fabuloso documento de Kissinger hablando con Pinochet, en una reunión en 1976, sobre la que sus asistentes le habían dicho:
“Debería decirle a Pinochet que deje de violar los derechos humanos”.
Y en cambio, él le dijo a Pinochet:
“Le ha hecho un gran servicio a EE.UU. al derrocar a Allende. Queremos apoyarlo, no causarle daño”.
AMY GOODMAN: En su libro “Pinochet: los archivos secretos” cita un análisis de un miembro de la Dirección de Operaciones de la CIA que aconsejaba al presidente Nixon y a Henry Kissinger sobre la ejecución de operaciones encubiertas en Chile. El funcionario argumentaba que, lejos de ser un peón de los comunistas, Allende “sería un tipo difícil de controlar para el Partido Comunista y la Unión Soviética”. También dijo que las operaciones encubiertas para evitar que Allende se convirtiera en presidente serían “peores que inútiles”. “Cualquier indicación de que estamos detrás de algún truco legal o alguna estratagema obstinada exacerbaría las relaciones aún más… me temo que repetiremos los errores que cometimos en 1959 y 1960 cuando empujamos a Fidel Castro al bando soviético”. Usted cita también al asistente de mayor rango de Kissinger en América Latina, Viron Vaky, quien escribió en un cable ultra secreto: “no lograremos tener éxito a través operaciones encubiertas; las consecuencias podrían ser desastrosas. Considerando un análisis de costo-beneficio-riesgo, no son favorables”. ¿Su opinión Peter Kornbluh?
PETER KORNBLUH: Hubo personas dentro del Gobierno de EE.UU. que presionaron a Kissinger para no tomar ese camino y él los ignoró por completo, empujó a Nixon a ejecutar una política agresiva y encubierta para que Allende fracasara, para desestabilizar su capacidad de gobernar, para crear lo que Kissinger llamó un clima golpista. En la nueva edición de “Pinochet: los archivos secretos”, tenemos la transcripción actualizada de la primera conversación telefónica entre Nixon y Kissinger después del golpe de Estado, en la que Nixon le dice a Kissinger:
“Nuestra intervención no es visible ¿cierto?”.
Y Kissinger responde: “No lo hicimos”, refiriéndose a la participación directa de EE.UU. en el golpe. “Los ayudamos”.
Él dice: “Ya sabes, los ayudamos. [Espacio en blanco]”, algo que estoy seguro de es una referencia a la CIA, “creó las mejores condiciones para que el golpe ocurriera”. Esta es la primera conversación entre Nixon y Kissinger después del golpe. Básicamente estaban diseñando la intervención de EE.UU. y creando un clima golpista en Chile, facilitando el golpe. Lo que es aún peor, y esto fue mucho antes de que su programa existiera, es que Richard Nixon ya estaba quejándose de la basura liberal en los medios, diciendo: “Sí, los liberales… los medios están sudando sangrando porque un Gobierno comunista fue derrocado”, como si los medios estuvieran del lado de Allende. Los medios se estaban enfocando en las atrocidades que estaban ocurriendo. Y Kissinger decía:
“En el período de Eisenhower, seríamos héroes”.
AMY GOODMAN: En este último minuto, Juan Garcés, es interesante que aunque usted experimentó en carne propia lo que sucedió hace 40 años con Salvador Allende, su suicidio en el Palacio de La Moneda mientras era bombardeado, usted está enfocado en el presente y en lo que está sucediendo hoy en día. Usted llevó a Pinochet ante la justicia. Logró que Baltasar Garzón, el famoso juez español, emitiera una orden de arresto en contra de Pinochet cuando hizo una visita a Londres, y fuera retenido allí, aunque finalmente fuera enviado de regreso a Chile. ¿Qué lección podemos aprender, en estos últimos 25 segundos? Y continuaremos con esta conversación después del programa.
JUAN GARCÉS: Esto se trata sobre como entiendes el mundo. ¿Deberíamos tener una existencia pacífica o bombardear e invadir? La ley es muy clara. Desde 1940 o 1945, la Carta de las Naciones Unidas, después de una gran Guerra Mundial, decidió que la soberanía y la independencia de los países debía ser respetada, y que todas las naciones debían luchar para evitar las políticas genocidas.
AMY GOODMAN: Tenemos que dejarlo hasta aquí, pero publicaremos la segunda parte en democracynow.org. Juan Garcés, abogado español, ex asistente de Salvador Allende, y Peter Kornbluh, cuyo último libro se titula “Pinochet: los archivos secretos”.
Fuente: Democracy Now
Documentos desclasificados en EE.UU.: Los planes de Augusto Pinochet para abortar el plebiscito
por Manuel Délano, Escuela de Comunicaciones y Periodismo UAI
Nueve Informes conforman el set desclasificado del periodo, disponible en The National Security Archive. Los menos conocidos, basados en fuentes abiertas y de inteligencia, se refieren al 5 de octubre.
El plebiscito del miércoles 5 de octubre, en que los ciudadanos estaban convocados a votar Sí o No a la permanencia del general Augusto Pinochet por otros ocho años en el poder, hasta 1997, fue seguido al milímetro por un poderoso actor, cuya intervención, salvo en una oportunidad en que fue pública, permaneció en las sombras durante años, hasta la desclasificación de documentos de distintas instituciones y agencias en Estados Unidos, durante la administración del presidente Barack Obama, arrojó luces al respecto.
La lectura de estos documentos refleja, curiosamente, que fue la administración republicana del presidente Ronald Reagan -aunque por su conservadurismo y anticomunismo extremo se podría suponer como más cercana al régimen militar- la que tomó acciones que contribuyeron a que Pinochet acatara el resultado de las urnas.
El nombramiento de Harry Barnes, un diplomático de carrera, como embajador en Santiago, cuya destinación terminó un mes después del plebiscito, fue una señal clara, que tanto la dictadura como los opositores comprendieron. Al presentar las cartas credenciales le dijo a Pinochet: “Los males de la democracia se curan con más democracia”. Más tarde asistió al funeral del joven quemado por una patrulla militar, Rodrigo Rojas de Negri. Y el plebiscito lo siguió al detalle.
Con las nuevas políticas, los vientos que venían desde Estados Unidos cambiaron bruscamente de dirección. Después de las intervenciones de agencias de Estados Unidos en las décadas del sesenta y setenta, y las acciones encubiertas primero para impedir que Salvador Allende asumiera tras su triunfo en 1970, y después que llegó a la presidencia, para hacer colapsar económicamente su gobierno, y del posterior apoyo a la dictadura – todo ampliamente documentado en Washington–, al aproximarse el plebiscito de 1988, desde Washington empezaron a pedir garantías a los militares. Al final de su período, Barnes se reunía más frecuentemente con opositores que con autoridades del régimen.
Una semana antes del plebiscito, cuando a Barnes le llegaron informes de que se preparaban acciones en el régimen para desconocer el resultado, informó a Washington. El domingo 2 de octubre, al recibir la información, el secretario de Estado adjunto, John Whitehead, convocó al embajador de Chile en EE.UU., Hernán Felipe Errázuriz, y le expuso su preocupación.
Al día siguiente, la portavoz del Departamento de Estado, Phyllis Oakley, reforzó el mensaje y lo hizo público. Advirtió al gobierno chileno:
“Estamos conscientes, por informes, de que el gobierno de Chile planea cancelar el plebiscito o anular sus resultados, y los tomamos en serio. Hemos dicho siempre que es crucial para Chile que el plebiscito sea libre y justo y que refleje la voluntad del pueblo chileno”.
Planes para sabotear el plebiscito
Un día antes del plebiscito, el martes 4 de octubre, un documento desclasificado de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por su sigla en inglés), reporta que altos funcionarios del gobierno elaboraron planes para sabotear el plebiscito y anular el proceso si el gobierno percibía que perderá el referéndum. Descarrilarían el proceso al “alentar y escenificar actos de violencia”.
Esperan que esto provoque “represalias de la oposición radical y comience un ciclo de motines y disturbios”, lo que haría intervenir a las fuerzas de seguridad “enérgicamente” y declarar estado de emergencia.
En el informe de inteligencia hay áreas borradas del original. Según el texto, los resultados de esta intervención “serían más severos de lo que fueron en 1973, cuando el presidente Allende fue derrocado en un sangriento golpe”.
En el comentario del informe, al final del texto, se plantea que no está claro si los comandantes en jefe de las otras ramas conocen estos planes, pero que sus compromisos personales e institucionales los llevarían a resistir a Pinochet si resuelve implementar esto. Agrega que la mayoría de los oficiales del ejército han expresado confianza en un triunfo del gobierno, y que la reacción adecuada a un triunfo del No, salvo violencia masiva, sería atenerse al marco legal.
Dados estos planes, partidarios cercanos de Pinochet “aparentemente han considerado ignorar las repercusiones negativas de un plebiscito abortado para asegurar su continuidad en el poder (…) y que Pinochet permanezca en el cargo a pesar del costo”.
Pinochet “casi apopléjico”
Un reporte prioritario de la embajada al Departamento de Estado y a 17 embajadas, del 6 de octubre, plantea que “obviamente” el gobierno está sujetando los resultados de la votación y liberándolos lentamente, mientras el Comité por las Elecciones Libres (CEL) y el Comando del No están entregando resultados.
Un informante cuyo nombre aparece borrado en otra desclasificación reporta que Pinochet, el vicecomandante del ejército general Santiago Sinclair, el ministro del Interior Sergio Fernández, el subsecretario del Interior Alberto Cardemil y el ministro Secretario General de Gobierno Orlando Poblete tenían un plan en que el Ministerio del Interior demoraría los resultados de la votación para agitar a la oposición, anunciando los resultados preliminares favorables al Sí.
Después llamarían a los votantes del Sí a las calles a celebrar la supuesta victoria. Esto podría desatar una fuerte reacción de la oposición y la necesidad de llamar al ejército a restaurar el orden. La misma fuente declara que este plan fue bloqueado por el comandante Santiago Garrison y el General Jorge Zincke, que se negó a permitir cualquier demostración.
Añade el informante que en la reunión de la Junta de Gobierno cuando Pinochet les preguntó qué hacer frente a la victoria del No, “(borrado) le dijo que aceptara los resultados. (Borrado). Pinochet se puso casi apopléjico cuando él oyó esto, acusándolo de tener un juicio pobre, sin darse cuenta de las consecuencias de sus acciones”.
¿Qué detuvo a Pinochet?
En otro informe desclasificado, posterior a la admisión de la derrota por parte del gobierno, se reporta que la votación fue contundente, con sobre el 90% de los inscritos. El canciller (Ricardo García) le dijo al embajador Barnes que las acusaciones de que el plebiscito sería anulado eran “ofensivas”, agrega. Un oficial de la policía secreta chilena transmitió un mensaje similar a un funcionario de la embajada e hizo una amenaza velada de que Barnes podría ser declarado persona non grata.
Un general de la Fuerza Aérea, cercano a Matthei, dijo que las acciones de Estados Unidos al plantear preocupación por los planes de contingencia para revertir el plebiscito ayudaron a evitar la intentona de Pinochet, pero que era posible que pudiera organizar un golpe después del 5 de octubre.
En el comentario del informe se sostiene que la “aparente opción de Pinochet de no implementar planes de contingencia para revocar el plebiscito fue probablemente influenciada por las insinuaciones de la Junta, la publicidad sobre el plan y la preocupación por los costos de actuar en contra de los deseos de gran parte de los militares”.
En un reporte desclasificado del Departamento de Defensa de Estados Unidos, no evaluado por inteligencia según dice el texto, se plantea que a Pinochet “solo lo detuvo el rechazo de los miembros de la Junta”. Sin ese apoyo, agrega, “Pinochet no tuvo otra alternativa que aceptar que el No ganó”.
Un informe de la embajada en Chile al Departamento de Estado da cuenta que un oficial senior de la CNI (Central Nacional de Informaciones), que se reunió con un funcionario de la embajada, le dijo que los militares chilenos aceptarán los resultados del plebiscito pero no permitirán que el gobierno se preste a cambiar los procedimientos constitucionales.
“Primera oportunidad en 18 años de decir quien será presidente”
En un reporte desclasificado del 3 de agosto de 1988, de cinco páginas, la embajada de EE.UU. en Chile informa al Departamento de Estado sobre la “aceleración de preparativos para el plebiscito”. Las juntas electorales están eligiendo los 1.200 lugares de votación, y organizando la reparación y construcción de 20 mil mesas de votación.
La DC, agrega, cuenta 27 mil apoderados de mesa en todo el país. Los otros partidos opositores legales (PPD, Partido Humanista, Partido Radical) están formado apoderados. Esta última colectividad solo alcanzó a legalizarse en tres regiones.
El comentario de este reporte, firmado por “Jones”, advierte: “A pesar de un clima preelectoral incierto, marcado por la continua actividad terrorista, estados de excepción y divulgación de dudas sobre el secreto de la papeleta”, muchos chilenos “aparecen mirando hacia adelante, hacia su primera oportunidad en 18 años de tener algo que decir sobre (…) quien será presidente”.
Los 18 años aluden a la elección de Allende en septiembre de 1970.
La promesa de Chile país desarrollado en el año 2000
Otro reporte desclasificado, de 20 páginas y del 12 de agosto, también de la embajada de Estados Unidos en Chile al Departamento de Estado, informa que se aprobó la ley de votación dando tiempo gratuito en la televisión a los opositores. Entretanto, Pinochet “proyecta una imagen cálida a través del contacto personal” en reuniones con pequeños grupos de partidarios.
Plantea que la Conferencia Episcopal hizo un llamado tardío para un “candidato de consenso que una mayoría de chilenos podría apoyar”. La iniciativa, agrega, podría haber tenido impacto “si se hubiera tomado varias semanas antes”.
Los voceros de gobierno han indicado que los estados de excepción se levantarán para el plebiscito. Otro signo de que podría haber mejoría en el ambiente electoral es que, en su cobertura noticiosa, la televisión de gobierno “otorgó una declaración de 44 segundos” al presidente del PDC, Patricio Aylwin. “La oposición normalmente está excluida de dichos problemas”, agrega.
El reporte de la embajada es exhaustivo al resumir actividades diarias de la campaña. Da cuenta que el secretario general del PDC, Gutenberg Martínez, ha tenido dificultades para alquilar oficinas para la campaña y estadios para reuniones “debido al miedo de los propietarios”.
También, que Juan Gabriel Valdés planea usar cada “técnica probada” para aprovechar las 27 horas de tiempo de televisión que permite la campaña.
Informa que El Mercurio del domingo 7 de agosto de 1988 se hace eco de una tema central de la campaña de Pinochet. “El artículo proyecta que Chile será un país desarrollado para el año 2000 y pronto coincidirá con el nivel de vida en Australia, Taiwán, Corea del Sur y Singapur”.
Pinochet exuda confianza, añade el reporte. Busca contacto personal con los indecisos. A un grupo de cien mujeres les dijo: “Si yo gobierno, usted gobierna”.
Al referirse a los medios, la embajada informa de un anuncio de la televisión de gobierno en que aparece un hombre joven bien vestido “que se ahoga en el agua lentamente mientras observa la tasa de inflación del 700% en 1973, antes del golpe”.
Fuente: La Tercera