por José R. Oro.
Tres presidentes electos, Miguel Díaz-Canel, Nicolás Maduro y Andrés M. López Obrador. Un líder de izquierda que recibió el 42% del voto de Colombia, Gustavo Petro.
¿Dijo alguien “Ola Conservadora”? No bromee, esto es “Oleada Revolucionaria” como afirma el brillante Álvaro García Linera.
La Batalla de Stalingrado es considerada por muchos el momento del viraje de la Gran Guerra Patria. Es aun temprano para decir algo así, pero la victoria aplastante, demoledora, de Andrés Manuel López Obrador en México, el segundo país más poblado y la segunda economía de América Latina es quizás un portento que nos muestra el futuro, una especie de Stalingrado contra la mitica “ola conservadora”.
Durante los primeros siete meses del 2018 ya ocurrieron las elecciones en Cuba (Legislativas y Presidenciales), Costa Rica, Paraguay, Venezuela, Colombia y las de México antes mencionadas.
Elecciones en América durante el 2018. En rojo las ganadas por la izquierda y en negro por la centro – derecha y derecha.
En octubre 7 y noviembre 6, tendrán lugar dos importantísimos eventos electorales:
Brasil con la inusual situación de que el principal candidato con una vasta ventaja en las encuestas, el amado Lula representando al PT y en general a la izquierda brasileña ha sido enviado a la cárcel, con el pretexto de actos de corrupción no probados.
Para muchos resulta evidente, que la razón última de su proceso es evitar que gane las elecciones y restaure a todo vapor la ofensiva del movimiento progresista en la región latinoamericana. Sin la presencia física de Lula el PT por si solo no luce bien.
La tarea principal es detener a Jair Bolsanaro, la ultraderecha fascista. Para ello es necesario conformar un amplio frente de fuerzas progresistas a los que Lula y el PT den su más completo apoyo. ¡De inmediato, sin dilación, las elecciones son en Octubre 7!
Las elecciones intermedias en los EE.UU., las que menciono por haber sido desde la elección de Donald Trump (por una minoría del pueblo estadounidense) un gobierno mucho más agresivo que el anterior, y un elemento catalizador en todos los sentidos de las oligarquías latinoamericanas en su esfuerzo por acabar con el movimiento progresista regional.
Los resultados de las elecciones intermedias en los EE.UU., pueden tener un significativo impacto en la política estadounidense e internacional (incluyendo en primerísimo lugar a América Latina), hoy bajo el control casi completo de la ultraderecha y su líder Donald Trump.
En esa fecha la reacción republicana puede perder una o quizás hasta las dos Cámaras del Congreso de los EE.UU.
Lo que queda de este año, es verdaderamente crucial para el movimiento progresista en la región, en medio de una abierta y permanente agresión contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, que va desde el uso de pandillas callejeras y paramilitares hasta imaginarios ataques sónicos.
En el 2019, continúa la lucha por llevar las vanguardias populares al poder
El próximo año 2019 es también de igual trascendencia para la conformación de una nueva “oleada progresista”.
Comienza con las elecciones de febrero en la económicamente próspera Panamá, donde el PRD (centro izquierda) fundado por el gran Omar Torrijos Herrera tiene buenas oportunidades. Los temas de corrupción van a ser muy debatidos en la próxima campaña en el país istmeño.
En orden cronológico, siguen las elecciones de mayo en El Salvador, donde hay una evidente atomización política. La poderosa, ultraderechista ARENA tendrá que enfrentar el reto del carismático político centro – izquierdista Nayib Bukele, cuya agrupación Nuevas Ideas ha tenido un alto reconocimiento popular.
Una coalición de Nuevas Ideas con él un tanto decaído FMLN (una tarea muy compleja, porque Bukele fue separado del FMNL), PSD y Cambio Democrático, apoyando a Bukele tendría muy altas probabilidades de ganar la presidencia y derrotar a ARENA. ¡Unidad, Unidad, Unidad!
Si la centro – izquierda y la izquierda salvadoreña remienda sus conflictos internos y entienden que prevalecer sobre ARENA beneficia a todos ellos y al pueblo, casi seguro ganan (y viceversa, claro).
Después vienen las elecciones de junio en Guatemala, donde hoy por hoy no existe un movimiento progresista organizado, de masas. Hay que esperar y saber más para los vaticinios
Y entonces llega el gran Octubre del 2019 con elecciones presidenciales en Argentina, Bolivia y Uruguay. En Uruguay se perfila como favorito el Frente Amplio, pero en dura porfía contra el Partido Nacional.
Tabaré no puede ser reelecto, pero el Frente Amplio tiene una enorme cantera de líderes bien preparados, algunos de ellos de nueva generación como Mario Bergara, Daniel Martínez y la impresionante Constanza Moreira, una fuerza de la naturaleza.
Ellos con el apoyo del propio Tabaré, del gigante Pepe Mujica y otros experimentados políticos de la izquierda Frente Amplista, son a mi juicio favoritos para ganar.
En Bolivia, el gran EVO y el MAS lo tienen todo para ganar y la derecha está hoy más dividida que antes. Lo muy necesario es confirmar y legalizar totalmente la participación de EVO como candidato.
El plato fuerte es Argentina. Mi opinión es controversial, lo acepto. Es evidente que Macri ha perdido popularidad, y que su modelo ha fracasado, tremendo shock para el pueblo y ninguna cura para el país.
Pero se necesitan propuestas nuevas, post (y anti) – neoliberales, creíbles, no repeticiones de ideas pasadas, para derrotarlo. Por supuesto que se puede lograr ganarle a Macri, y que están sentadas las bases para ello. Hace falta concertar, a mi juicio varios factores:
– Unidad de la centro –izquierda e izquierda, alrededor de un programa amplio, con metas económicas obtenibles. No prometerle al pueblo lo que no se le puede dar.
– Cambio generacional en la dirección de la vanguardia progresista, este será un proyecto de nueva izquierda, para destruir el esqueleto elitista del neo – liberalismo, no una “restauración”. Hay un brillante grupo de líderes que deben unir fuerzas en una amplia coalición, y si lo hacen, ganan. La falta de unidad de la izquierda fue uno de los factores principales para que Macri derrotara a Scioli, una persona bien querida y de buen desempeño en Buenos Aires, por demás.
– Tiene que existir una mayor mirada a los problemas de las provincias vis a vis las grandes ciudades, muy en especial la Buenos Aires metropolitana. Mucha acción política con el campesinado es necesaria para ampliar la base de votantes de una izquierda argentina, que hoy está bastante concentrada en la grandes áreas urbanas
– Mostrar una total oposición y enfrentamiento a la corrupción y al clientelismo político.
Pienso que si esos componentes se logran, Macri y la derecha están liquidados en las próximas elecciones argentinas del 2019.
Elecciones en América durante el final del 2018 y el 2019. En rojo las que la izquierda tiene serias oportunidades y en negro, en este caso Guatemala, donde hoy las elecciones se perfilan por la centro – derecha y derecha, aunque no está claro por quien. Puse en azul (color del partido demócrata) las elecciones intermedias en los EE.UU. Brasil, en verde, es un tema muy difícil, la tarea principal es parar a Jair Bolsonaro, el Uribe de Brasil.
Cada una de estas elecciones tuvo o tendrá características excepcionales:
1 En Cuba, la primera vez que no participó la Dirección Histórica de la Revolución. Miguel Díaz – Canel nacido en 1960 nuevo Presidente
2 En Venezuela, la re- elección del presidente N. Maduro a pesar de todos los obstáculos y agresiones, marco el fin de la ilusión derechista de manipular elecciones contra el Chavismo.
3 Extraordinaria victoria de López Obrador en México y el surgimiento de una nueva izquierda en ese gran país.
4 A pesar de no ganar en el Balotaje, G. Petro, con más de 8 millones de votos (42%) marco el ingreso de la izquierda como un protagonista de la vida política colombiana.
5 Con el candidato más popular por largo trecho, Luiz Inácio da Silva (Lula) abusivamente preso, Brasil está abocado a unas elecciones difíciles e impredecibles. La ultraderecha amenaza como nunca en este siglo XXI en el gigante sudamericano.
6 Las elecciones intermedias en los EE.UU. puede cambiar decisivamente la estructura del poder en la primera potencia mundial. El fascistoide DT puede encontrarse con un Congreso más difícil, e incluso hostil, al igual que los gobiernos de varios estados del país.
El 2018 ha finalizado la percepción de una fuerte “ofensiva conservadora” bien extendida en 2016 -2017 y el regreso del movimiento progresista como una fuerza poderosa en América Latina, y la potencial perdida del actual control casi absoluto de la ultraderecha estadounidense.
El Foro de Sao Paulo y algunos comentarios finales
El Foro de Sao Paulo no ha dejado espacio alguno para la duda. La unidad, la comunicación necesaria frente a increíbles retos del capitalismo y su poder mediático. Proponer programas e ideas frescas y nuevas. También liderazgos emergentes desde las filas populares. El gran Foro ha no solo entendido los múltiples y feroces retos, sino también como enfrentarlos y ha expuesto formulas claras y sólidas para hacerlo.
Quienes afirmaban que había perecido la “ola progresista” y el advenimiento de una “ola conservadora” como expresión latinoamericana del falaz “Fin de la Historia”, están de capa caída. Sobre todo después del excelente, aplastante resultado en México y el también importante del candidato de la izquierda colombiana G. Petro quien demostró que Colombia ya no es más un vedado de caza de la derecha y que no campeará mas por sus fueros, sin oposición. Todo esto compensa con creces el revés electoral (que pudo haber sido evitada con más unidad) en Chile a fines del pasado 2017.
Una vez más la presciencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz es impresionante.
Cuando leemos la herencia escrita del genio vemos cosas como el predecir el proceso que está ocurriendo hoy en la península coreana, por poner solo un ejemplo entre muchos, siempre al leerlo hay nuevo espacio para el asombro. La atronadora elección de AMLO en México, sin margen para fraudes, ya fue adelantada por nuestro líder histórico, al mostrarlo como la esperanza de más de 120 millones de hermanos.
Dijo Fidel: “…López Obrador será la persona de más autoridad moral y política de México cuando el sistema se derrumbe”, y “Hoy me honro en compartir los puntos de vista de Manuel López Obrador, y no albergo la menor duda que mucho más pronto que lo que él imagina, todo cambiará en México”.
Vale la pena releer hoy estas reflexiones de hace ¡8 años! A veces pienso, a pesar de mi impertérrito agnosticismo, que existe el don de la profecía.
Para que la izquierda y el movimiento progresista latinoamericano se consoliden hay que lograr sin falta algunos factores:
1 ¡Unidad, unidad, unidad! Sin ello, rememorando las palabras del gran Jose L. Centella “no solo no podremos derrotar al capitalismo, sino que no podremos evitar que el capitalismo nos derrote” Chile y Colombia son ejemplos manifiestos de ello.
2 Eliminar la corrupción por mínima que sea, dentro de las filas de los partidos y gobiernos de izquierda.
3 Tener programas claros, entendibles que evidencien que estos partidos constituyen la vanguardia del pueblo y representan fielmente sus intereses. Y que puedan llegar a amplias capas de la población en un contexto mediático y de recursos, claramente desfavorables para el movimiento progresistas. México no era excepción de tal disparidad y AMLO demostró que si se podía vencer a Televisa, muchos otros medios y a sus másteres de la oligarquía nacional e internacional
4 Abrir paso siempre que se requiera a una nueva generación de líderes progresistas y no querer eternizar fórmulas que fueron excelentes en el pasado, pero que no representan hoy las enormes transformaciones sociales requeridas. ¡Cada época tiene su líder, cada líder tiene su época!
Si estos procesos comienzan a producirse, entonces si podremos decir que el 2018 fue el año del “viraje radical” tipo Stalingrado, cuando las “oleadas progresistas” que magistralmente describiera Álvaro García Linera, recobren su papel en la región.
¡El bienio 2018 – 2019 puede ser la consolidación de ese viraje!
Fuente: Cubadebate