En una resolución extemporánea, injerencista, y sobre todo ridícula, porque en materia de democracia Chile no tiene derecho ni autoridad moral para criticar a nadie, una mayoría circunstancial de la Cámara de Diputados llamó a desconocer el resultado de las elecciones presidenciales y de consejos legislativos que se llevaron a cabo el pasado 20 de mayo en la República Bolivariana de Venezuela.
La resolución 88, aprobada en la Sala de la Cámara de Diputados por 87 votos a favor, 36 en contra y 20 abstenciones, afirma, con claro desconocimiento, «que la sistemática violación de derechos fundamentales, la persecución de la prensa disidente y la oposición, hacen que el estado de la democracia en Venezuela sea precario».
¿Y cómo andamos por casa?
La resolución de los diputados no hace ninguna mención a la sistemática campaña de intervención y agresión de los servicios secretos de Estados Unidos y las agencias de su gobierno, así como a la violencia metódica de los opositores al Gobierno del Presidente Nicolás Maduro.
Tampoco dice que Maduro fue elegido por alrdedor del 50% de la población, en circunstancias de que a Piñera lo votó apenas el 25% de la población habilitada para votar.
La resolución aprobada ignora, o simula ignorar, que no hay una sola prueba contra la limpieza e integridad democrática del proceso electoral del 20 de mayo pasado, que reeligió en el cargo al Presidente Nicolás Maduro.
Asimismo, nada dice de la tiranía mediática que sufren los chilenos.
Por si fuera poco, el documento de los diputados UDI Sergio Gahona y Juan Antonio Coloma; los DC Miguel Ángel Calisto, Matías Walker y Raúl Soto; los RN Mario Desbordes, Leopoldo Pérez y Francisco Undurraga, y los Evópoli Pablo Kast y Luciano Cruz-Coke, insta a las autoridades competentes a promover ante los órganos hemisféricos correspondientes, la aplicación de la Carta Democrática de la OEA, con el objeto de ejecutar las sanciones conducentes al retorno de esta nación hermana, a la normalidad institucional y democrática.
O sea, piden, nada menos que la intervención en los asuntos internos de un país soberano, que además, por si no lo saben esos diputados, se retiró de la OEA, precisamente por su actuación parcial, sesgada e intervencionista, contra el gobierno venezolano.
Desde el punto de vista de política interna, lo más relevante es la alineación de la derecha, la mayoría de la democracia cristiana, y algunos radicales, socialistas y del PPD, en la mayoría que aprobó tan peregrina resolución.
Para que los vayamos conociendo, así votaron los diputados.
Con razón, conviene hablar de oposiciones, en lugar de oposición cohesionada.
Sería interesante conocer cuánta gente de la Concertación votó a favor.