Por Silvana Broggi
En el marco de la décimo séptima Jornada de Agroecología y de la movilización realizada al campamento Lula Libre en Curitiba, conversamos con el dirigente del MST (Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra) sobre la situación que atraviesa el país.
-¿Como se puede caracterizar el clima social que se vive en Brasil?
Brasil vive una grave crisis económica que viene del proceso de crisis internacional del capitalismo de 2008 para acá, y que se profundizó en 2013 y 2014, por ser un país dependiente del capital extranjero y del capital financiero. Esa crisis desató una crisis social y ahí llegamos a una crisis política, porque toda vez que se profundiza una crisis económica y social y que la economía se para, aumenta el conflicto entre las clases, ya que no hay un excedente económico en la sociedad, entonces las clases disputan su sobrevivencia en cuanto clase. Por supuesto que la burguesía tiene más poder económico y trata de salvarse y poner todo el costo de la salida de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores.
En 2016, la burguesía, para jugar el peso de la crisis sobre la clase trabajadora, tiene que tener el control absoluto de todos los poderes, para lograr la hegemonía política e institucional y dar legalidad a sus políticas antisociales. Por eso dieron un golpe a Dilma. Ya tenían el poder mediático, tenían la mayoría en el Congreso y tenían el poder judicial, pero no tenían el control del gobierno.
En estos dos años la burguesía impuso su plan, que desde la perspectiva de la lucha de clases fue tomar medidas que quitan derechos, apropiarse de las riquezas que hay en el país, apropiarse de las empresas estatales y de los recursos públicos para salvarse ellos.
-¿Cuales son las consecuencias de las medidas del gobierno golpista de Temer sobre la clase trabajadora?
Con la dirección en que nos lleva la derecha llegamos al 15% de desempleo, hay más de 23 millones de trabajadores sin trabajo, y otros 20 millones con trabajo precarizado, que suman unos 40 millones de trabajadores fuera del nivel de la producción. Eso generó un nivel de apatía y desanimo muy grande entre los trabajadores.
Paralelamente, como clase trabajadora, también enfrentamos una crisis organizativa, porque los partidos políticos y el movimiento sindical, que tuvieron mucho espacio en la política durante los gobiernos de Lula y de Dilma, se acostumbraron a hacer luchas institucionales y electorales, y ahora para enfrentar la crisis, deberíamos tener una base organizada para la lucha de masas y eso no viene ocurriendo.
La gente está contra el gobierno, siente el peso de la crisis, pero su única venganza es prometer el voto a Lula. Entonces llegamos a esta situación, los golpistas para completar su plan macabro, y jugar todo el peso de la crisis capitalista sobre la clase trabajadora, necesitan más tiempo, 4 o 5 años.
Sabemos que todos los períodos históricos de crisis profunda del capitalismo se tarda mucho tiempo para que el capital se reestructure y encuentre nuevas formas de acumulación capitalista, entonces la burguesía necesita más tiempo, y tendría que ganar las próximas elecciones.
– ¿Cuáles son las contradicciones que aparecen en el plano político?
La contradicción, positiva para nosotrxs, es que ellos no lograron apoyo popular para su gobierno. Se profundizó el grado de la crisis económica, y no existe ninguna señal de reestructuración del sector capitalista, y otro elemento, es que no lograron unidad y no han podido construir un candidato que unifique a la derecha.
Al contrario de lo que pasó en Argentina, que Macri unificó la a la derecha, aquí no hay un Macri. Ellos intentaron proponer varios, pero ninguno cerró, y ahora tienen como 10 candidatos, ninguno de ellos pasa del 8%.
Para enfrentarlos el pueblo brasilero generó unidad popular en torno la figura de Lula, y por esa razón, la burguesía se volvió contra él después que golpeó a Dilma y abrieron varios procesos hasta conseguir tenerlo en la cárcel. Pero acá también aparece una contradicción, el hecho de encarcelar a Lula, no le quitó el prestigio frente a las masas.
La burguesía jugaba a eso, que una persona en la cárcel sería visto como un ladrón, y que el pueblo se fastidiaría. Al contrario, después de preso, la popularidad de Lula creció, porque la gente se dio cuenta de que era una persecución. El pueblo generó unidad en torno a Lula y por la ley brasilera él puede ser candidato aunque este preso.
-¿Cuál han sido las respuestas que han desarrollado los movimientos populares ante esta ofensiva?
Antes del golpe y después del golpe también, intentamos construir unidad entre la clase trabajadora y construimos el Frente Brasil Popular, que reúne sindicatos y movimientos populares. De esa unidad logramos hacer una gran huelga en abril del año pasado. Casi tumbamos el gobierno, porque fue una huelga general. En Brasil no es fácil hacer una huelga general.
En Argentina tienen más capacidad, además el país es más pequeño y Buenos Aires concentra buena parte de la economía y la política. En Brasil es distinto, la política está en Brasilia y la economía está en otras ciudades, por eso es más difícil hacer huelgas políticas.
Después que no logramos tumbar al gobierno hubo como un reflujo de los sectores organizados y recién este año algunos sectores más afectados por la política del gobierno empezaron a moverse. Como en el caso de los camioneros.
-¿Cómo interpreta los conflictos encabezados por camioneros y petroleros?
En Brasil hay dos millones de camioneros, porque todo el transporte de carga, lastimosamente, es terrestre. Ellos fueron al paro y en una semana pararon el país. Muchos sectores de la izquierda los criticaban, con celo, porque ellos no estaban metidos en la huelga y creían que era la derecha la que estaba organizando, pero no era la derecha.
Nosotrxs desde los movimientos populares apoyamos la huelga, porque fue un arma muy potente contra el gobierno de Temer y se logró quitar al presidente todopoderoso de Petrobrás que representaba los intereses del capital financiero internacional, que son los accionistas privados de Petrobrás. Los petroleros también movilizaron, pero el poder judicial impuso graves multas por el paro.
Luego también pararon los trabajadores del sector eléctrico contra la privatización, que sí son sectores de la izquierda dirigidos por la CUT. Es posible que los camioneros vuelvan hacer paro, porque el gobierno les engañó. Es posible también que otros sectores se comiencen a movilizar, aunque sea muy difícil, porque a partir de agosto la sociedad se va mover alrededor de las elecciones.
– ¿Qué propuestas preparan desde el Frente Brasil Popular hacia las elecciones de octubre?
Nosotrxs desde los movimientos populares estamos intentando garantizar la libertad de Lula, que él sea el candidato. Para transitar este momento y motivar a la gente a participar estamos impulsando una metodología de trabajo que llamamos Congreso del Pueblo, que es motivar a que la militancia vaya de puerta por puerta, de casa en casa, y convoque al pueblo a hacer asambleas, hacer un congreso por barrio, por municipio y luego por provincia, hasta que lleguemos al final de año con un gran congreso nacional.
Por ahora sabemos de más de mil ciudades que están preparando esas asambleas.
En estos congresos del pueblo se apunta a generar un clima entre la población y los militantes para debatir un proyecto de país. De eso se trata, elegir a Lula, es parte de la lucha de clases para derrotar a la burguesía y retomar por lo menos parte del poder político que es el poder central. Pero ellos seguirán teniendo el poder judicial y los medios de comunicación que será otra batalla.
Pero ganada la batalla de Lula, el paso siguiente es construir el proyecto de país que queremos. Lula es la puerta para entrar al poder, pero que hacer con el poder, hay que discutirlo y planificarlo con el pueblo.
Necesitamos hacer cambios estructurales en la sociedad que permitan salir de la crisis profunda en la que estamos inmersos. Y en ese plan habrá propuestas de corto y de medio plazo, hasta llegar a convocar una asamblea constituyente para reformar el régimen político.
– ¿Cuáles son los posibles escenarios que hay de cara a las próximas elecciones?
Hay tres escenarios resultantes de la disputa electoral de octubre. Primero, si se garantizan elecciones limpias y Lula es electo presidente con un programa de izquierda. Porque la experiencia que Lula hizo anteriormente resultó en un gobierno de conciliación de clases.
Ahora la burguesía lo abandonó, entonces, Lula será electo por la fuerza del pueblo y eso obligatoriamente generará un gobierno popular más de izquierda. Si él no es candidato el segundo escenario seria intentar elegir un candidato de centro.
Aunque eso va depender de la coyuntura y se resolverá en los últimos días de la elección, porque la situación legal de Lula se va resolver el 15 de septiembre, y las elecciones son el 7 de octubre. Si Lula no puede ser candidato puede pasar que él señale a otro nombre, imaginando que él pueda transferir base electoral, pero nadie sabe si el pueblo va aceptar. Dentro del PT no hay ningún liderazgo popular que pueda representar la voluntad de Lula.
El PCdoB, que es otra fuerza de izquierda pero chiquita, ya presenta la propuesta que ellos no teniendo a Lula, harían una inflexión hacia el centro y apoyarían al candidato del PDT (Partido Democrático Trabalhista) que es Ciro Gomes. Él es un candidato de centro y en su cabeza intentaría volver hacer un gobierno de conciliación de clases, ya anunció que su vice será un gran empresario, que incluso fue su patrón.
Y no veo otro candidato de centro que pueda aglutinar. El tercer escenario seria una victoria de la derecha, pero está muy dividida, tendrían que utilizar mucho dinero y mucha manipulación mediática para intentar que alguno de ellos tuviera viabilidad electoral. No creo que suceda.
Entonces los escenarios pueden ser estos, Lula, o alguien que Lula indique, o alguien del centro, pero no veo que la derecha tenga posibilidades de ganar las elecciones en Brasil.
Fuente: Batalla de Ideas